Política Mundial

Contraofensiva ucraniana provoca reacción desesperada y peligrosa por parte de Rusia


A medida que crece la oposición a la guerra y al reclutamiento en Rusia se ven señales de desmoralización en el ejército ruso



Por Geoff Mirelowitz y Argiris Malapanis

La brutal invasión rusa de Ucrania entra en su octavo mes y la guerra no da señal alguna de acercarse a su fin. Pero hay pruebas cada vez más evidentes de que la belicosidad del presidente ruso Vladimir Putin no ha sido acompañada por éxitos militares de la misma talla.

Por el contrario, la resistencia de Ucrania ha comenzado a rendir frutos recientemente con una serie de avances militares. Es evidente que esos avances se han logrado con el apoyo de los ucranianos de las áreas más afectadas y de todo el país.

El ejército ucraniano lucha por convicción por algo en lo que cree y goza del apoyo popular. En cambio el ejército ruso — o al menos una parte considerable — no cuenta con esas ventajas, mientras que en Rusia el apoyo popular a la guerra parece estar en declive. Los ucranianos luchan por la autodeterminación y por independizarse de Moscú; los soldados rusos han sido enviados para negarles esos derechos.

Autos ardiendo en Kiyv el 10 de octubre del 2022 tras los ataques con misiles rusos en áreas civiles en toda Ucrania. (Glen Garanich / Reuters)
Gente en las ciudades y pueblos de la provincia de Járkov da la bienvenida a las tropas ucranianas que liberaron el territorio de la ocupación rusa a mediados de septiembre.  (Fotos: Capturas de pantalla del video WAFB)

Moscú ha tomado, como respuesta, lo que parecen ser medidas desesperadas — y que son cada vez más peligrosas. Éstas incluyen “anexar” más territorio ucraniano, amenazar con el uso armas nucleares, llamar a cientos de miles de reservistas al servicio militar, intensificar la represión contra ciudadanos y soldados rusos que se oponen a su guerra asesina y el lanzamiento de nuevos ataques mortales con misiles contra áreas civiles en Kiyv y otras ciudades ucranianas.

El 30 de septiembre el New York Times informó que Putin anunció que Rusia anexaría Donetsk, Luhansk, Zaporizhzhia y Jerson. “El Sr. Putin dijo que los residentes de las cuatro regiones, que todavía están parcialmente controladas por las fuerzas ucranianas, se convertirían en ciudadanos de Rusia ‘para siempre’. Luego celebró una ceremonia de firma con los jefes instalados por Rusia en esas regiones … estrechándoles las manos y cantando ‘¡Rusia! ¡Rusia!'”.


ANÁLISIS DE NOTICIAS


En una actuación preñada de la retórica del chovinismo Gran Ruso[1], Putin también amplificó su amenaza de usar armas nucleares contra Ucrania. “Describiendo a Occidente como ‘engañoso e hipócrita de principio a fin'”, informó el New York Times, “el Sr. Putin señaló que Estados Unidos es el único país que ha usado armas nucleares en la guerra. Y agregó: ‘De hecho crearon un precedente'”.

El hecho que Estados Unidos es el único país que ha usado la guerra nuclear — contra las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en 1945 — es un hecho indiscutible y vergonzoso. El uso de esas armas de destrucción masiva por parte de otra potencia capitalista hoy en día también sería reprensible, y aún más peligroso ahora que muchos gobiernos del mundo tienen arsenales nucleares. Tal acto pondría en peligro a millones de personas y conllevaría el riesgo una guerra nuclear más amplia.

Putin sigue una trayectoria que está hecha a la medida para abrirle más la puerta a la intervención militar del imperialismo estadounidense y sus socios de la OTAN. Evidencia de ese peligro puede verse en la entrevista de ABC News con David Petraeus, general de cuatro estrellas ahora jubilado del ejército de Estados Unidos y ex director de la CIA. “Solo para darle una situación hipotética”, dijo Petraeus, si Putin actuara sobre su amenaza, “responderíamos liderando un esfuerzo — uno colectivo — de la OTAN, que eliminaría todas las fuerzas convencionales rusas que podamos ver e identificar en el campo de batalla en Ucrania y también en Crimea y cada nave en el Mar Negro”.

La expansión de la OTAN es un peligro

Otra señal de peligro es la declaración del presidente ucraniano Volodomyr Zelensky de que su gobierno “estaba agilizando la solicitud de su país para unirse a la OTAN — una medida a la que Rusia se opone vehementemente y que enfrenta grandes obstáculos, dado que la admisión a la alianza requiere el consentimiento unánime de las 30 naciones miembros”, como informó el New York Times.

Putin justifica su invasión alegando que fue un paso necesario para defender a Rusia de un cerco más completo por parte de las fuerzas militares de la OTAN. El peligro de ese agresivo cerco, otro hecho indiscutible, no ha hecho más que intensificarse frente a las acciones de Putin. Suecia y Finlandia citaron la invasión rusa como base para solicitar su adhesión a la OTAN. Las solicitudes tienen ya la aprobación de 28 de los 30 miembros de la alianza militar. Putin le ha regalado a Washington la oportunidad de afirmar demagógicamente que la OTAN es la defensora de las naciones más pequeñas y de la “democracia”.

La solicitud por Zelensky de unirse a la OTAN es un revés político para la lucha de Ucrania por la autodeterminación, que tiene una justificación histórica. La defensa del derecho a la plena independencia de Moscú es la dinámica que más impulsa al pueblo ucraniano en el conflicto. Por eso es tan amplio en Ucrania el apoyo a la resistencia contra la invasión rusa, y es por eso también que en gran parte del mundo existe tal simpatía por esa resistencia.

La identificación política del gobierno de Zelensky con Washington, la principal potencia imperialista del mundo, y con la OTAN, la alianza que lidera, crea un obstáculo que dificulta el ganar y mantener apoyo político entre los trabajadores del mundo. Millones de personas son perfectamente conscientes del historial de brutales invasiones militares y agresiones de Washington y la OTAN durante décadas, especialmente en los países semicoloniales.

La ley antisindical en Ucrania

El gobierno de Zelensky ha tomado otras medidas contra la clase obrera de Ucrania. La ley antilaboral Nº 2434-IX entró en vigor en agosto. Los sitios web Education International y OpenDemocracy, entre otros, informaron sobre esto recientemente.

“El partido gobernante actúa para restringir los derechos de los trabajadores”, escribió Education International. “Según la nueva ley, los contratos individuales serán el medio principal para regular las relaciones laborales entre empleadores y empleados en pequeñas y medianas empresas. De hecho, los convenios colectivos negociados por los sindicatos ya no tendrán vigor y los sindicatos también pierden la autoridad legal para vetar los despidos en el lugar de trabajo. Este cambio abre la puerta a despidos arbitrarios y crea temor a participar en actividades sindicales u otras actividades independientes”.

La medida sólo es válida — por ahora — mientras la ley marcial esté vigente. Pero hay buenas razones para pensar que sus objetivos son más a largo plazo. Según OpenDemocracy “El partido Servidor del Pueblo de Ucrania argumenta que la ‘sobre-regulación extrema del empleo contradice los principios de la autorregulación del mercado [y] la gestión moderna del personal'”.

“Un miembro destacado del partido de Zelensky prometió una mayor liberalización de la legislación laboral de Ucrania a principios de este mes”, continuó el artículo de Thomas Rowley y Serhiy Guz.

“Estos son proyectos de ley que las empresas están esperando, proyectos de ley que protegerán los intereses de todos los empresarios. Y de los trabajadores, también, de paso”, escribió el diputado Danylo Hetmantsev en Telegram el 9 de julio.

“Un trabajador debe ser capaz de regular por sí mismo su relación con un empleador. Sin el Estado”, afirmó Hetmantsev, quien es jefe del comité de finanzas del parlamento ucraniano.

“Esto es lo que sucede en un estado si es libre, europeo y orientado al mercado”, continuó. De lo contrario, el país viajará con un tramo en un tren expreso a la UE, y con otro dentro de un tren de la era soviética que va en la otra dirección”.

Sindicalistas ucranianos protestan en Kiev el 7 de octubre del 2021, meses antes de la invasión rusa, contra las medidas antisindicales introducidas en el parlamento en ese entonces. Ahora el gobierno de Zelensky ha promulgado esa legislación. (Foto: Ukrinform)

“Mientras que la ley marcial impedía a los sindicatos convocar huelgas y protestas”, observó Education International, “la Federación de Sindicatos de Ucrania está lanzando una campaña para impugnar la Ley nº 2434-IX en el Tribunal Constitucional de Ucrania y apelará ante la Organización Internacional del Trabajo y otros organismos europeos e internacionales”.

El objetivo del gobierno de Zelensky es fortalecer el dominio capitalista en Ucrania mientras busca aliarse con las principales potencias imperialistas. Esto representa un callejón sin salida para los trabajadores igual que en todos los países capitalistas. Sin embargo, un paso esencial para poder realmente avanzar en la lucha por los derechos de los trabajadores de Ucrania es quitarse de encima la bota de la agresión militar y el chovinismo Gran Ruso.

La lucha de Ucrania por su libre determinación merece un respaldo incondicional. El apoyo a la lucha para forzar la retirada completa de todas las fuerzas militares rusas de cada centímetro de Ucrania no se basa para nada en la aprobación o el apoyo al régimen de Zelensky. Los trabajadores ucranianos deben tener la libertad de decidir el futuro de su país independientemente de cualquier interferencia externa.

Avances militares ucranianos

Los reveses que la resistencia ucraniana le ha infligido al ejército de Putin son alentadores. Estos incluyen la expulsión de las fuerzas rusas de Járkov, la segunda ciudad más grande de Ucrania, y la reciente retirada rusa de Lyman, un importante centro ferroviario.

“La retirada de Rusia de Lyman el sábado deja a sus tropas en el este del país en una posición cada vez más peligrosa”, informó el New York Times el 1º de octubre.

La batalla por la ciudad fue una continuación de la ofensiva del noreste de Ucrania en septiembre, que derrotó a las fuerzas rusas de ciudades, pueblos y docenas de aldeas y recapturó más de mil millas cuadradas de territorio en la región de Járkov. La victoria relámpago allí cortó la mayoría de las líneas de suministro a Lyman, donde las fuerzas rusas dependían de una línea ferroviaria norte-sur que ahora está mayormente bajo control ucraniano.

“Ahora que las fuerzas ucranianas han retomado la ciudad”, continuó el Times, “tendrán un punto de apoyo sólido en el lado noreste del río que pueden usar para avanzar más al este, aplicando presión sobre las líneas del frente ruso que se formaron después de sus recientes derrotas alrededor de Járkov”.

A principios de octubre, la contraofensiva ucraniana comenzó a avanzar en el sur del país, donde se había estancado hasta ahora.

El mapa de la izquierda muestra la cambiante línea del frente de guerra en toda Ucrania a principios de octubre del 2022, y el de la derecha está más enfocado en el sur.  (Fuente: Instituto para el Estudio de la Guerra)

Esa ofensiva “se ha acelerado repentinamente, con unidades rusas que se retiran en los últimos días de una gran franja de territorio a lo largo de la orilla oeste del río Dniéper”, informó el Washington Post el 4 de octubre.

“Las fuerzas ucranianas avanzaron decenas de kilómetros hacia la región sur de Jersón, liberando ciudades y pueblos y recreando escenas de mediados de septiembre cuando entraron en Járkov y fueron recibidos por alegres residentes que habían pasado muchos meses bajo la ocupación rusa”.

Queda por verse si Ucrania puede mantener este territorio. Según el Washington Post del 5 de octubre, el coronel Roman Kostenko, un comandante ucraniano, observó: “Esto no es Járkov. Allí, dejaron todas sus municiones y vehículos y huyeron. Aquí ni siquiera tenemos muchos trofeos. Simplemente se retiraron de la pelea, se llevaron todo con ellos a su nueva posición y están atrincherándose de nuevo”.

Una explosión el 8 de octubre del 2022 dañó una sección del puente del estrecho de Kerch, el único enlace entre Rusia y la península de Crimea. Moscú construyó el puente en 2018 después de anexar Crimea en 2014. El puente es la principal ruta de suministro para las tropas rusas en el sur de Ucrania. Los informes iniciales sugieren que la explosión podría causarle a Rusia obstáculos logísticos temporales, pero no parece haber dañado el puente permanentemente. En represalia, Putin desató el 10 de octubre el asalto más brutal contra civiles y la infraestructura de Ucrania desde los primeros días de la invasión, matando a 11, hiriendo a 89 y dejando a varias ciudades sin energía eléctrica.  (Foto: Captura de pantalla de video de Telegraph)

Protestas en Rusia contra la guerra

En Rusia las victorias ucranianas y las políticas de Putin que agudizan la guerra están estimulando una mayor insatisfacción y una oposición más abierta.

Putin ordenó una movilización militar parcial y la convocatoria de 300 mil reservistas militares el 21 de septiembre. A los cinco días de la declaración de Putin, el periódico independiente ruso Novaya Gazeta, citando fuentes gubernamentales, informó que 261 mil hombres rusos habían huido del país.

El mapa muestra los países que no requieren visas para los rusos, donde más de un cuarto de millón han huido por aire, automóvil o a pie para evadir el reclutamiento militar de Putin. Abajo, izquierda: Imagen de satelite muestra el tráfico entre Rusia y Mongolia que se extendía por varios kilómetros en el cruce fronterizo de Khyagt el 23 de septiembre del 2022. Abajo, derecha: Hombres rusos, algunos empujando bicicletas, caminan por la carretera después de cruzar de Rusia a Georgia por el puesto de control fronterizo de Verkhnii Lars, Georgia, a fines de septiembre.  (Fotos: Arriba: Al Jazeera; Abajo a la izquierda – Maxar Technologies; Derecha – Zurab Kurtsikitdze / EPA)

Otras protestas también estallaron en Rusia inmediatamente después del anuncio. Fueron modestas pero significativas, ya que Moscú ha declarado que todos esos actos son ilegales.

Las protestas comenzaron en el Lejano Oriente del país. Según el Grupo de Protección de los Derechos Humanos de Járkov, que documenta regularmente actividades de este tipo, apareció un cartel publicitario contra la guerra en Angarsk, Siberia oriental, que decía: “40 mil muertos, 100 mil heridos. ¿Para qué? ¡NO A LA GUERRA! 150 días de la ‘operación especial’ han costado 1 billón de dólares”.

El cartel publicitario que apareció el 21 de septiembre del 2022 en Angarsk, Siberia oriental, dice: “40 mil muertos, 100 mil heridos. ¿Para qué? ¡NO A LA GUERRA! 150 días de la ‘operación especial’ han costado 1 billón de dólares”. El término “operación especial” es el eufemismo de Putin para la guerra.  (Foto: Grupo de Protección de los Derechos Humanos de Járkov)

A los pocos minutos del discurso de Putin del 21 de septiembre se agotaron los vuelos de Rusia a Armenia, Georgia y Turquía, países que no requieren visas para los rusos.

El Washington Post del 4 de octubre informó que “El ministro del Interior en el vecino Kazajstán, Marat Akhmetzhanov, dijo que … unos 200 mil [rusos] habían cruzado la frontera de ese país desde el 21 de septiembre, la mayoría de ellos aparentemente huyendo de la movilización o saliendo por temor a que Putin pronto impusiera la ley marcial y prohibiera los viajes internacionales. Decenas de miles de rusos más han huido a otros países vecinos, entre ellos Georgia y Finlandia”.

Manifestaciones contra el reclutamiento también tuvieron lugar en Moscú, San Petersburgo y más de 30 otras ciudades importantes, según National Public Radio [la Radio Pública Nacional — NPR] y otros medios de comunicación. “No he escuchado la palabra ‘guerra’ de la boca de Putin”, dijo a NPR Natalya Zurina, una profesora universitaria jubilada que se unió a las protestas. “Y si no hay guerra, ¿cómo podemos tener una movilización? Está llamando a nuestros jóvenes a morir por nada. Simplemente no podía quedarme en casa”.

Protestas estallaron en docenas de ciudades rusas la noche del 21 de septiembre después de que Putin anunciara el reclutamiento de 300 mil reservistas militares. Arriba: Manifestación contra la guerra en la calle Arbat, Moscú; el letrero, jugando con la palabra movilización, dice “¡No al entierro!” Abajo a la izquierda: La policía arresta a un hombre en otra protesta en Moscú. A la derecha: Enfrentamiento entre manifestantes y la policía en San Petersburgo. (Fotos: Arriba-Getty Images; Abajo a la izquierda-Alexander Nemenov / AFP; Derecha-Olga Matselva / AFP)

Para el 24 de septiembre estas protestas ya habían resultado en más de 1,300 arrestos, según grupos de derechos humanos.

Desmoralización en el ejército ruso

El 28 de septiembre el New York Times publicó “grabaciones exclusivas obtenidas de miles de llamadas que se hicieron durante marzo y fueron interceptadas por las agencias policiales ucranianas” en las afueras de Kiev solo unas semanas después de la invasión, ya que el ejército ruso no pudo tomar la capital. De ser genuinas, son testimonio tanto de la brutalidad de la invasión (saqueo y el asesinato generalizado de civiles, para que no se convirtieran en prisioneros que necesiten ser alimentados) como de la oposición a la guerra entre los soldados al principio de la guerra.

Ahora hay señas de que la desmoralización está creciendo entre las fuerzas rusas. El Washington Post informó sobre “cartas escritas a mano” redactadas por las tropas rusas y recuperadas cuando las fuerzas ucranianas retomaron la ciudad de Izyum. Fechadas el 30 de agosto, las cartas, dirigidas a sus superiores, solicitaban que fueran relevados de sus puestos, citando preocupaciones sobre su salud y “agotamiento moral”. “

Al retirarse apresuradamente de algunas áreas liberadas por las fuerzas ucranianas, los soldados rusos dejaron atrás un gran número de tanques, vehículos blindados, obuses de artillería, drones de reconocimiento, lanzagranadas y otras armas y municiones.

Cientos de tropas rusas se rindieron a las fuerzas ucranianas en la región de Jersón la primera semana de octubre, según el Eurasian Times. Incluyen a un grupo que condujo su vehículo blindado hasta posiciones ucranianas, ondeando banderas blancas, para entregarse.

Soldados rusos que conducen un vehículo blindado con banderas blancas se rinden a las tropas ucranianas el 6 de octubre del 2022 en la región de Jersón, en el sur de Ucrania. (Foto: Captura de pantalla del video de Telegraph)

Como provienen del gobierno de Zelensky es imposible confirmar estos informes con certeza. Sin embargo, esta cita del artículo del Times — y la evidencia del inicio de la resistencia generalizada al reclutamiento dentro de Rusia — le prestan validez a estas afirmaciones:

“Varios soldados temen las consecuencias, diciendo que les han dicho — a veces por sus propios comandantes — que podrían ser procesados y encarcelados.

“La táctica de sembrar el miedo no tenía fundamentos legales en ese entonces”, le dijo al Times Sergey Krivenko, un abogado ruso de derechos humanos. Pero en septiembre, días antes de que Putin anunciara una movilización para reclutar a cientos de miles de civiles, legisladores rusos aprobaron castigos más severos por deserción, insubordinación y evasión del servicio militar”.

Firmada y entrando en vigor el 24 de septiembre, la ley ahora castiga el negarse a servir en el ejército con hasta 10 años de prisión, lo cual fuertemente sugiere que la desmoralización entre las fuerzas rusas es verdadera. De lo contrario esas medidas no serían necesarias.

Nada de esto garantiza que la guerra vaya a terminar pronto. El Times citó a Michael Kofman, director de estudios de Rusia en CNA, un instituto de investigación militar con sede en Virginia, quien aseveró en el podcast “War on the Rocks” que el proceso de reclutamiento en Rusia “A simple vista … obviamente parece un verdadero desastre. Eso es muy cierto, pero también están reclutando a un gran número de hombres”. Señaló que un reclutamiento que resulte ser lo suficientemente grande podría permitirle a Putin continuar la guerra.

Pudimos observar la misma dinámica durante la guerra de Estados Unidos contra Vietnam en las décadas de 1960 y 1970. A pesar de la heroica resistencia del pueblo vietnamita y la creciente oposición a la guerra en Estados Unidos, Washington volcó más de 2.5 millones de personas y recursos incalculables en una guerra que duró años.

Si bien es significativa la desmoralización en el país y en el seno del ejército, como la invasión de Putin lleva menos de un año es razonable pensar que ese descontento tenga que crecer sustancialmente, y que la resistencia ucraniana tenga que registrar muchas victorias más, antes de que Putin se vea obligado a alterar su curso.

Pero también hay rusos partidarios de la invasión que se sienten frustrados, que se están volviendo más vocales, y que empujan por que ocurra una mayor escalada de la guerra por parte del Kremlin. Según un informe en el New York Times del 6 de octubre, Kirill Stremousov, el “vicegobernador” de Rusia en la región de Jersón, al sur de Ucrania, dijo: “Muchas personas dicen que, como oficial, el ministro de defensa mejor podría darse un tiro por ser el que dejó que las cosas llegaran a este estado”. Se refería al actual ministro de Defensa ruso, Sergei K. Shoigu, un estrecho colaborador de Putin.

Andrei Kartapolov, jefe del comité de defensa en la cámara baja del Parlamento ruso, también criticó duramente al Ministerio de Defensa por ocultar la verdad sobre los fracasos militares rusos. “Necesitan dejar de mentir”, dijo Kartapolov, quien se desempeñó como comandante militar de alto rango antes de convertirse en legislador. “Nuestra gente no es estúpida, ni mucho menos, y ven que no se les está tomando en serio. No se considera necesario decirles ni siquiera parte de la verdad, y mucho menos todo”.

Erosión del apoyo internacional

Inmediatamente antes de la movilización de más tropas rusas y la supuesta anexión del territorio ucraniano, habían aparecido señales de que Putin podría estar perdiendo apoyo entre los líderes de algunos países que él ha visto como importantes aliados internacionales.

A mediados de septiembre Putin, el primer ministro indio Narendra Modi, y el presidente chino Xi Jingping participaron en una reunión de la Organización de Cooperación de Shanghai en Samarcanda, Uzbekistán. Según un informe del Washington Post del 16 de septiembre, “Putin reconoció que había escuchado inquietudes y preguntas sobre la guerra de parte del presidente chino Xi Jinping … Xi, sin embargo, no expresó sus preguntas o preocupaciones públicamente.

Modi fue más directo. Ante las cámaras y un grupo de periodistas, Modi declaró frente a Putin: “Los tiempos de hoy no son tiempos de guerra, y le he hablado por teléfono sobre esto”.

El primer ministro de la India Narendra Modi (izquierda), y el presidente ruso Vladimir Putin, se reúnen el 16 de septiembre del 2022 al margen de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai en Samarcanda, Uzbekistán. “Los tiempos de hoy no son tiempos de guerra”, le dijo Modi a Putin ante las cámaras. (Foto: Alexandуr Demyanchuk / Sputnik)

Putin respondió: “Conozco su actitud sobre el conflicto en Ucrania, sobre las preocupaciones que expresa constantemente. Haremos todo lo posible por detener esto lo antes posible”. Esas palabras resultaron ser vacías.

En respuesta a los ataques más recientes de Putin contra civiles, India y China renovaron los llamados por que ocurra una reducción inmediata de la escalada.

Putin también esperaba que los gobiernos europeos suavizaran su postura hacia Moscú debido a su continua dependencia del petróleo y el gas rusos. A mediados de septiembre, sin embargo, Alemania nacionalizó tres refinerías de petróleo de propiedad rusa en el país. Alemania también ha reducido su dependencia de las importaciones de gas natural ruso.

La posición de Cuba

También en septiembre, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, y el viceministro de Relaciones Exteriores, Carlos Fernández de Cossío, estuvieron en Nueva York para la reunión de la Asamblea General de las Naciones Unidas. El programa Democracy Now! realizó una amplia entrevista con Fernández de Cossío, que puede leerse en su totalidad aquí.

Le preguntaron sobre la política exterior de Cuba y específicamente: “Cuando ocurrió la invasión [de Ucrania], poco después, hubo una votación en la Asamblea General en marzo donde la mayoría de los países condenaron la invasión, y Cuba, de hecho, se abstuvo”.

Fernández de Cossío respondió:

“La posición de Cuba no es nueva. Desde hace algunos años hemos estado alertando sobre la peligrosa trayectoria tomada por Estados Unidos, tratando de empujar a la OTAN a adoptar una posición agresiva que amenaza a Rusia. Sería ingenuo, y fue ingenuo, esperar que Rusia no reaccionara en un momento u otro. Entonces, nosotros — en nuestra posición, decimos que existe una gran responsabilidad por parte del gobierno de Estados Unidos al empujar a la OTAN a tomar una posición agresiva contra Rusia.

“Al mismo tiempo, Cuba no puede apoyar y no apoya la transgresión de las fronteras soberanas ni de la soberanía y el territorio de ningún país. Eso explica nuestra abstención ante la resolución que tuvo lugar en la ONU. También le damos mucho apoyo a algunas de las resoluciones que se citaron en esa resolución. No podíamos votar en contra de ellas.

Carlos Fernández de Cossío, viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba, durante entrevista en septiembre del 2022 por el programa Democracy Now! (Foto: Captura de pantalla del video de Democracy Now!)

“Y vemos claramente que ha habido una trayectoria por parte de Estados Unidos — y no solo con Rusia — de actuar como un hegemón agresivo que intenta destruir o derribar a cualquier país que parezca que eventualmente — eventualmente — podría ser un rival de Estados Unidos. No es esa la forma de conducir las relaciones internacionales. Eso sólo sirve a los grandes intereses corporativos de Estados Unidos. No le ayuda al pueblo de Estados Unidos. No le ayuda a los pueblos del mundo. Y es una transgresión del derecho internacional. Es una transgresión de la paz y de la seguridad para todas las naciones”.

Alto a la guerra – Rusia fuera ya

Fernández de Cossío tiene razón. Antes de 1991, la membresía de la OTAN se limitaba a los gobiernos de Europa occidental con Estados Unidos y Canadá. De 1999 en adelante 14 países de Europa central y oriental — algunos fronterizos con Rusia — se unieron a la OTAN. Rusia, que además tiene un historial de tener que enfrentar invasiones por potencias occidentales, tomó estas medidas como actos hostiles.

Como Panorama-Mundial explicó en febrero en su primer editorial oponiéndose a la invasión rusa de Ucrania, “¿Aceptaría Washington que Rusia estableciera hoy en México, a 100 millas de la frontera con Estados Unidos, bases militares como las que está estableciendo ahora en Polonia?”

“De ninguna manera justifica esto la invasión de Putin”, dijimos entonces. “Pero demuestra la hipocresía de Washington al afirmar que busca una ‘solución diplomática’ a esta crisis”.

Para poner fin a esta guerra el camino sigue siendo bien claro. Rusia debe retirar el conjunto de sus fuerzas de toda Ucrania. Los ciudadanos y los soldados rusos que se oponen a la guerra al tiempo que enfrentan la represión estatal merecen apoyo, al igual que la tenaz resistencia ucraniana a la invasión de Moscú.

La defensa del derecho de Ucrania a la autodeterminación redunda en interés de los trabajadores de todo el mundo. El ejemplo de Cuba al afirmar que “no puede apoyar y no apoya la transgresión de las fronteras soberanas o de la soberanía y el territorio de ningún país” es algo que otros países, y que los trabajadores de todo el mundo deberían seguir.

El pueblo trabajador debe exigir también el fin de las sanciones de Estados Unidos contra Rusia — porque ante todo perjudican a los trabajadores y agricultores rusos — así como la abolición de la OTAN, una alianza que solo protege los intereses del imperialismo estadounidense y sus aliados, no de los trabajadores del mundo.


NOTAS

[1] Cuando Rusia se desarrolló por primera vez como una nación moderna estaba compuesta por un número sustancial de nacionalidades diferentes. El grupo más grande era conocido como los “gran rusos”, quienes bajo el zar dominaron el país y oprimieron a otras nacionalidades que enfrentaban discriminación, intolerancia y, a veces, pogromos violentos. 

En un artículo publicado en 1924, el líder revolucionario ruso V.I. Lenin escribió: “Los gran rusos constituyen no más del 43 por ciento de toda la población del país… menos de la mitad de la población… En consecuencia, los ‘pueblos sometidos’ en Rusia constituyen el 57 por ciento de la población, es decir, la mayoría de la población, casi tres quintas partes, y en realidad probablemente más de tres quintas partes”.

Refiriéndose a las medidas discriminatorias tomadas contra los ucranianos bajo el zar, Lenin continuó: “A millones y millones de personas comunes … se les hizo ver la verdad del dicho que Rusia es ‘una prisión de naciones'”.

El “chovinismo gran ruso” se refiere a estas actitudes intolerantes, las políticas discriminatorias, y la violencia directa, como la invasión de Ucrania por parte de Putin — una nación que sufrió estas políticas bajo el zar y luego, tras de la muerte de Lenin, otra vez bajo el régimen dirigido por Joseph Stalin en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).



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