Movimiento Obrero / Sindicatos

Las filas del sindicato automotriz inician huelga en John Deere



Por Geoff Mirelowitz

Seattle, 15 de octubre del 2021—Los miembros del sindicato automotriz United Auto Workers (UAW) en John Deere, uno de los gigantes de la industria de maquinaria agrícola en todo el mundo, iniciaron un paro contra la compañía el jueves 14 de octubre por primera vez en más de tres décadas. Más de 10 mil trabajadores están en huelga en 14 fábricas en los estados de Iowa, Illinois y Kansas. El Waterloo Courier informó que el estado de ánimo en las líneas de piquete en las entradas a las plantas Deere era “francamente jovial”.

“Los piqueteros fueron asignados a las entradas en grupos de seis con turnos de cuatro horas”, informó el Courier en un testimonio más del espíritu de lucha de estos trabajadores, “pero el jueves a menudo habían muchos más en las entradas, muchos de ellos trabajadores y sus familiares”.

Miembros del sindicato automotriz UAW hacen piquete en la planta Waterloo Works de la John Deere en Waterloo, Iowa, la mañana del 14 de octubre, cuando se declararon en huelga. Los trabajadores aplauden mientras los automovilistas que pasan tocan la bocina en apoyo. (Foto: Chris Zoller / The Courier)

Ese espíritu se debe a que las filas sindicales están haciendo valer el derecho que tienen de controlar las negociaciones contractuales con Deere. El domingo 10 de octubre, el 90 por ciento de los miembros del sindicato emitieron su voto sobre un contrato tentativo negociado por los dirigentes del UAW con Deere. El noventa por ciento de los sindicalistas que votaron rechazaron la propuesta. Se fijó un “plazo estricto” del 14 de octubre a la medianoche para iniciar la huelga.

Deere se encuentra en el año más rentable de su historia, con 6 mil millones de dólares de ganancias para el año fiscal 2021 en la mira. El máximo anterior fue de 3,500 millones de dólares en 2013. Los negociadores del UAW aseveraron a la membresía que la propuesta de contrato de Deere les proporcionaba “ganancias económicas significativas” y “beneficios de atención médica de la más alta calidad en la industria”, según el New York Times. Obviamente los trabajadores no estuvieron de acuerdo.

Las filas se opusieron al acuerdo porque “aumentaba insuficientemente los salarios, porque le negaba una pensión tradicional a los nuevos empleados y por no mejorar sustancialmente un programa de incentivos que consideran demasiado tacaño”, informó el Times.

“Nunca hemos tenido oportunidades tan favorables como ahora”, dijo Chris Laursen, un trabajador de una planta de John Deere en Ottumwa, Iowa, quien fue presidente del Local 74 del UAW hasta hace poco.

La congestión en las cadenas de suministros es palanca a su favor

Hablando con el Times Laursen señaló la rentabilidad de Deere en este periodo, así como los precios relativamente altos de los insumos agrícolas y la congestión de las cadenas de suministros debido a la pandemia como palancas a favor de los trabajadores.

“La compañía está cosechando ganancias tan grandes, pero aquí estamos luchando por las migajas”, dijo.

Claramente el mismo espíritu animó a miles de otros trabajadores. En el sitio web de la revista Jacobin, Jonah Furman informó que los miembros del UAW “describieron escenas ruidosas en al menos algunas de las nueve reuniones locales [del sindicato]. En el Local 838 en Waterloo, Iowa, varios miembros pintaron ‘F*** No’ [¡No! ¡A la chingada!] en sus camisetas (usaron la versión sin censura). Ante el micrófono, un miembro dijo que lo único para lo que servía el acuerdo era para ‘limpiarme el c***'”.

En Ottumwa, Iowa, Furman dijo: “muchos miembros simplemente se presentaron, votaron no y se fueron”, refiriéndose a las reuniones sindicales. También citó a Chris Laursen diciendo:  “Sabían que iban a votar que no, y no querían sentarse a escuchar la ****** [mierda]”, refiriéndose a los argumentos que los funcionarios del sindicato usaron para instar a los miembros del UAW a que votaran a favor.

“En las Quad Cities,” agregó Furman, “la región de cuatro ciudades del sureste de Iowa y el noroeste de Illinois que alberga la sede de Deere y varias de sus fábricas, los noticieros de la televisión local hablaron con trabajadores que describieron la reunión [del sindicato] como ‘caos’.

Los trabajadores realizan un piquete informativo frente a la sede de John Deere en Moline, Illinois, el 12 de octubre. Dos días antes, el 90% de los 10 mil trabajadores de Deere en todo el país emitieron su voto sobre el contrato que los funcionarios del UAW habían negociado con la compañía, y el 90% de los que votaron rechazaron el contrato. (Foto: KWQC)

“Ya en las últimas horas de la mañana [el 10 de octubre], era obvio para muchos miembros que el contrato iba a ser rechazado. Aun así, la cifra del 90 por ciento superó con creces las expectativas de la mayoría”, escribió Furman.

La huelga de Deere es la más grande del sector privado en Estados Unidos desde la huelga nacional del UAW contra la General Motors en el 2019.

La desconfianza en la cúpula del UAW

El recelo y la falta de confianza en los funcionarios del UAW ha estado creciendo durante algún tiempo. El Des Moines Register informó que los trabajadores abuchearon a un representante de la sede del UAW en una reunión sindical allí. “Los miembros pegaron gritos sobre la votación del 2018, cuando delegados sindicales aprobaron un aumento salarial del 31 por ciento para los funcionarios del UAW”, informó el periódico.

Eso hace fuerte contraste con el acuerdo respaldado por los mismos funcionarios sindicales para los trabajadores de Deere. “Bajo el acuerdo provisional”, informó el Times, “los salarios habrían aumentado un 5 o 6 por ciento este año, dependiendo de la escala salarial de un trabajador, y luego un 3 por ciento adicional cada año en el 2023 y el 2025”. El periódico dijo que los beneficios de la pensión tradicional habrían aumentado, pero solamente para aquellos contratados hace al menos 24 años. Hubieran permanecido a un nivel sustancialmente menor para los trabajadores contratados después de 1997. Muchos trabajadores se sintieron decepcionados al ver los recortes de los beneficios para los nuevos empleados, según Laursen.

A la desconfianza que las filas sienten por los funcionarios, se suman una serie de escándalos que han resultado en condenas de prisión ante cargos de corrupción para 15 funcionarios, incluyendo a dos presidentes recientes del UAW. Los miembros se están preparando para votar en un referéndum a fines de este mes que decidirá si los altos funcionarios del sindicato deberían de ser electos directamente por los miembros.

El descontento en las filas del UAW quedó en evidencia este verano durante una huelga en la planta Volvo Trucks en Virginia. Allí, los dirigentes sindicales instaron a los trabajadores a aceptar una propuesta de contrato a pesar de que incluía enormes aumentos en los costos de atención médica y la continuación de una estructura salarial de dos niveles que paga menos por el mismo trabajo a los trabajadores con menos antigüedad.

Los trabajadores de John Deere Drivetrain Operations piquetean frente a la planta de Waterloo, Iowa. El recelo y la desconfianza por la cúpula directiva del sindicato UAW ha crecido entre sus miembros. (Foto: Chris Zoller / The Courier)

Según el sitio web Labor Notes, entre el 17 de abril y el 14 de julio se les pidió cuatro veces a los trabajadores de Virginia Volvo que votaran por un contrato claramente inadecuado. Los dos primeros votos rechazaron la propuesta en un 91 y luego en un 90 por ciento. Para la tercera votación la empresa y los funcionarios sindicales habían desgastado a los trabajadores hasta tal punto que “sólo” el 60 por ciento votó en contra. Finalmente, el 14 de julio, los funcionarios lograron obtener el resultado que obviamente estaban empeñados en obtener, cuando el contrato fue aprobado por 17 votos en la cuarta tanda, con un saldo de 1,147 a favor y 1,130 en contra.

Esto recuerda la experiencia que tuvieron los miembros de la International Association of Machinists (IAM) [Asociación Internacional de Maquinistas] con la empresa Boeing hace ocho años. En el 2013, mientras se tambaleaba por sus enormes ganancias, Boeing exigió que los funcionarios locales del IAM reabrieran el contrato y aceptaran una nueva propuesta que eliminaría el plan de pensiones fijas para los futuros empleados. Las filas del sindicato rechazaron la propuesta por un voto de dos a uno, a pesar de que Boeing amenazaba trasladar la producción de su avión 777 de su tradicional base industrial en Seattle a otra ubicación si el acuerdo no fuera aprobado. Decepcionados por la decisión de las filas, y decididos a complacer a los ricos propietarios de Boeing, el IAM International insistió entonces en realizar una segunda votación. La propuesta de contrato fue aprobada el 3 de enero del 2014 por un margen de 51 por ciento a 49 por ciento, una diferencia de 600 votos solamente.

La huelga contra Deere es claramente el resultado de un estado de ánimo más combativo en las filas locales del UAW. Algunos trabajadores están empezando a extraer las lecciones del curso equivocado que siempre toma la cúpula sindical, buscando evitar la acción laboral y queriendo complacer a los empleadores, sin importar lo grandes que sean sus ganancias ni qué tan mezquinos sean (en el mejor de los casos) los contratos que ofrecen.

El espíritu de lucha podría extenderse

Hay señales de que el espíritu de lucha podría estar extendiéndose.

La semana pasada, 1,400 miembros del Bakery, Confectionery, Tobacco Workers and Grain Millers International Union [Sindicato Internacional de Panadería, Confitería, Trabajadores del Tabaco y Molineros de Granos] se declararon en huelga contra Kellogg, cerrando plantas donde se fabrican marcas de cereales como Rice Krispies, Raisin Bran, Froot Loops, Corn Flakes y Frosted Flakes.

Los trabajadores instalaron líneas de piquetes en las plantas de Battle Creek, Michigan; Memphis, Tennessee; Omaha, Nebraska; y Lancaster, Pensilvania, el 5 de octubre, al día siguiente de que expirara su antiguo contrato.

Miembros del Bakery, Confectionery, Tobacco Workers and Grain Millers International Union [Sindicato Internacional de Panadería, Confitería, Trabajadores del Tabaco y Molineros de Granos] caminan en la línea de piquete en East Hempfield Township, en Lancaster, Pensilvania, el 5 de octubre, el día en que comenzaron su huelga contra Kellog.  (Foto: Ty Lohr / Lancaster online)

Los miembros del sindicato parecen decididos a luchar contra los patrones, quienes exigen imponer un contrato de dos niveles que acentuaría las divisiones entre los trabajadores, así como reducir los ajustes por el aumento al costo de vida que dan cierta protección contra la inflación, y límites al pago de vacaciones y vacaciones reducidas.

La compañía planea pagarle hasta 13 dólares menos por hora a los nuevos empleados, dijo Rob Eafen, presidente de Local 252G en Memphis, a los medios noticiosos. “No priven a estas personas de lo que es legítimamente suyo, por lo que han trabajado”, dijo Eafen, según la filial local de ABC TV. “La vida no se está volviendo más barata, entonces ¿por qué deberían aceptar salarios más bajos y un costo mayor de los beneficios? Todos estamos tratando de alimentar a nuestras familias. Todos estamos tratando de quedar bien con esta empresa. Es hora de que esta compañía haga lo debido para nosotros”.

Además, los empleados de Kaiser Permanente en el sur de California votaron por autorizar una huelga contra ese gigante en el campo de la salud, según un artículo en la edición del 11 de octubre de Los Angeles Times. Los trabajadores están protestando contra lo que describen como una aguda escasez de personal, lo que en medio de una pandemia pone en riesgo tanto al personal médico como a los pacientes.

La autorización de ir a la huelga acontece en medio de tensas negociaciones contractuales. Los representantes sindicales dijeron que casi 21 mil enfermeras, farmacéuticos, parteras, fisioterapeutas y otros empleados representados por United Nurses Associations of California / Union of Health Care Professionals (UNAC / UHCP) [Asociaciones de Enfermeras Unidas de California / Unión de Profesionales de la Salud], votaron abrumadoramente, en un 96%, por aprobar la huelga. 

El contrato sindical claudicó el 30 de septiembre, y las dos partes todavía no han concertado uno nuevo. Una huelga afectaría a los hospitales y las instalaciones de Kaiser en más de una docena de ciudades del sur de California.

Policías arrestan a trabajadores de Kaiser Permanente y sus simpatizantes durante una protesta el año pasado. (Foto: Gary Coronado / Los Angeles Times)

Este voto regional por salir a la huelga ocurre mientras se llevan a cabo negociaciones por un contrato nacional entre Kaiser y la Alliance of Health Care Unions [Alianza de Sindicatos de la Atención Médica] que representa a UNAC / UHCP, así como a otros 20 sindicatos que amparan a un total de más de 50 mil trabajadores en todo el país.

Finalmente, el 13 de octubre, la International Alliance of Theatrical Stage Employees [Alianza Internacional de Empleados de Escenarios Teatrales]—que representa a técnicos, artesanos y trabajadores calificados de la industria del entretenimiento—anunció que había fijado un emplazamiento de huelga para la madrugada del lunes 18 de octubre, a menos que pudieran concertar un nuevo contrato con la Alliance of Motion Picture and Television Producers [Alianza de Productores de Cine y Televisión] que ampara a 60 mil trabajadores de cine y televisión. El sindicato dijo que el 98,6% de los miembros habían votado por autorizar una huelga si no hay un nuevo acuerdo para entonces. Los trabajadores buscan mejorar sus horarios, salarios y condiciones de trabajo.


Geoff Mirelowitz, un garrotero de los ferrocarriles ahora jubilado, fue miembro durante mucho tiempo del United Transportation Union [Sindicato Unido del Transporte]. Ahora ese sindicato se llama SMART, la International Association of Sheet Metal, Air, Rail and Transportation Workers [Asociación Internacional de Trabajadores Hojalateros, del Aire, del Ferrocarril y del Transporte].


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