
Acatando el “urgente llamado” del presidente Biden, el senado de Estados Unidos votó 80 a 15 el 1º de diciembre por imponer un acuerdo contractual que había sido previamente rechazado por cuatro sindicatos que representan a la mayoría de los obreros ferroviarios, así como por miles de trabajadores en otros ocho sindicatos que también votaron “No”. La cámara de representantes aprobó una medida similar que Biden promulgó rápidamente el 2 de diciembre. Un proyecto de ley distinto agregaría al nuevo contrato ferroviario nacional siete días pagados de licencia por enfermedad. Pero no fue sorpresa que ese proyecto de ley fracasara. Biden se opuso firmemente a cualquier cambio en el contrato que su administración negoció en septiembre en vísperas de una fecha límite para el inicio de la huelga nacional. Esto ha dejado a los obreros ferroviarios enojados y frustrados. Según los principales líderes sindicales el acuerdo de Biden era el mejor contrato posible, pero los trabajadores ferroviarios de base se negaron a aceptarlo. Las filas de los sindicatos declararon su oposición, explicaron las intolerables condiciones de trabajo y vida que enfrentan todos los días, y ganaron el apoyo de millones de trabajadores.