La decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos que anula el fallo Roe vs. Wade y Planned Parenthood vs. Casey es un enorme revés para los derechos de las mujeres. Es el golpe más contundente en al menos medio siglo por restringir los derechos democráticos. Marca un fuerte giro a la derecha en la política burguesa de este país, que se ha venido acelerando en los últimos años.

No hay razón para pensar que este atropello al derecho de una mujer a elegir el aborto va a cesar tras el fallo de 6 a 3 en Dobbs vs. Jackson Women’s Health Organization. Por el contrario, a las pocas horas de la decisión el aborto era prácticamente ilegal en nueve estados. Otros seguirán en breve.
EDITORIAL
Las fuerzas de derecha sienten que todo va viento en popa y ahora están buscando restringir aún más los derechos de las mujeres, estado por estado. Seguirán tratando de obstaculizar el aborto con medicamentos (las píldoras del “día después”) y posiblemente también los métodos anticonceptivos. Los intentos de castigar legalmente a las mujeres que viajan a otros estados que protegen legalmente el aborto para recibir atención médica, así como a cualquiera que las ayude, también podrían aumentar.
La guerra contra las mujeres no se va a detener allí. Propuestas de adoptar una ley federal que penalize el aborto en todo Estados Unidos pueden estar a la vuelta de la esquina si los más radicales opositores de los derechos de las mujeres obtienen más escaños en el Congreso o retoman la Casa Blanca. Después de declarar que “la Constitución no confiere el derecho al aborto”, no hay razón para esperar que el tribunal bloquee medidas de ese tipo.




Si los que defendemos los derechos de las mujeres no damos respuesta a estos ataques a las libertades fundamentales, si no montamos una batalla poderosa para revertirlos, otros derechos de las mujeres y otros derechos democráticos estarán en mayor peligro. En su opinión paralela, el juez Clarence Thomas nombró otros tres casos con repercusión histórica que se basaron en el mismo razonamiento legal que los fallos Roe y Casey: Griswold vs. Connecticut, una decisión de 1965 que afirma que las parejas casadas tienen derecho a la anticoncepción; Lawrence vs. Texas, un caso de 2003 que invalida las leyes de sodomía y legaliza la actividad sexual entre personas del mismo sexo en todo el país; y Obergefell vs. Hodges, el caso del año 2015 que establece el derecho de las parejas homosexuales a casarse. Thomas escribió que el tribunal “debería reconsiderar” las tres decisiones, diciendo que tenía el deber de “corregir el error” establecido en esos precedentes.
Durante décadas, las fuerzas derechistas han proclamado deshonestamente su preocupación por el “derecho a la vida”. El fallo del alto tribunal se hizo eco de esas afirmaciones cuando declaró que la aprobación de leyes estatales que penalizan el aborto o restringen en gran medida el derecho de las mujeres a controlar sus propios cuerpos han sido “alentadas por una creencia sincera de que el aborto mata a un ser humano”.
Hace mucho tiempo que el Dr. Martin Luther King, líder de los derechos civiles, dio una respuesta concisa a esa hipocresía. En 1967, cuando denunció públicamente los horrores de la agresión estadounidense en Vietnam, King insistió en que debía dirigirse “claramente al mayor abastecedor de violencia en el mundo de hoy: mi propio gobierno”.


Todos los órganos del gobierno de Estados Unidos han mostrado su desprecio por la vida humana una y otra vez.
La aseveración del tribunal suena hueca. El objetivo principal de las leyes que penalizan el aborto es perpetuar el estatus de la mujer como el “segundo sexo”. La clase capitalista continúa beneficiándose generosamente del estatus de segunda clase de las mujeres en la sociedad.
Los objetivos de la clase dominante se volvieron un poco más transparentes en el apartado de la decisión Dobbs donde el tribunal describe los criterios que va a usar para juzgar la legitimidad de las medidas estatales que regulan el aborto en el futuro. ¡Y los jueces lo hicieron con cara de piedra después de denigrar a Roe por haber establecido demasiadas reglas para regular el aborto!
Estas leyes “protegen intereses legítimos del Estado”, dijo el fallo, escrito por el juez Samuel Alito. ¿Y cuáles son esos intereses? Incluyen “el respeto y la preservación de la vida prenatal en todas las etapas del desarrollo”, escribió Alito, “la eliminación de procedimientos médicos particularmente espantosos o bárbaros; la preservación de la integridad de la profesión médica; la mitigación del dolor fetal …”. Al parecer la protección de la vida de las mujeres y el poder controlar sus propios cuerpos no son “intereses legítimos del Estado”.
La guerra contra los derechos de las mujeres hoy en día no sería posible sin el apoyo sustancial de multimillonarios de todas las tendencias políticas, liberales y conservadores, que tienen el poder político.
Para respaldar la acción radical de la Corte, Alito y compañía citaron precedentes legales que se remontan al siglo diecisiete, cuando no solo era ilegal el aborto, sino que a las mujeres se les prohibía votar o poseer propiedades y estaban en gran medida confinadas al hogar. En ese entonces las mujeres estaban maniatadas por cadenas más pesadas de explotación y opresión, como lo siguen siendo en muchas partes del mundo. La mayoría de la corte quiere hacer retroceder el reloj. Su objetivo es revertir el progreso que se ha alcanzado en la lucha por la igualdad de las mujeres.

Las tradiciones de la nación
“La disidencia no puede establecer que el derecho al aborto haya sido parte de las tradiciones de esta nación”, declaró cínicamente el fallo de la Corte Suprema.
¿Las tradiciones de quién? Alito señaló que el aborto no se menciona en la constitución. Las mujeres tampoco. Ninguna mujer participó en la aprobación de la Constitución. El derecho al voto no se la concedió a una sola mujer hasta el siglo veinte. Las “tradiciones” establecidas por la constitución de Estados Unidos incluían la esclavitud y consideraban que los negros esclavizados contaban por tres quintas partes de un ser humano.
La victoria de la Unión en la Guerra Civil anuló la esclavitud y llevó a la aprobación de la 13ª, la 14ª y la 15ª enmienda a la constitución, las cuales alteraron fundamentalmente las “tradiciones” de la nación tanto en términos constitucionales como de otras maneras. La 14ª enmienda estableció lo que se conoce como la “cláusula de igualdad de protección”. El gobierno “debe tratar a un individuo de la misma manera que a otros en condiciones y circunstancias similares”, explica el Instituto de Información Legal de la Facultad de Derecho de Cornell University al describir esa enmienda. Restringir el derecho de la mujer a elegir el aborto le niega a todas las mujeres el derecho a controlar sus propios cuerpos, algo que se considera un derecho inviolable para los hombres.

Además, en los 50 años transcurridos desde que el fallo Roe vs. Wade quedó establecido como ley federal, el apoyo mayoritario al derecho de la mujer a controlar su propio cuerpo ha sido confirmado una y otra vez.
Ahora, para revertir este ataque, es necesario movilizar esa opinión mayoritaria y transformarla en acción de masas. Los que se oponen a los derechos de las mujeres esperan desalentarnos. El antídoto es la acción en las calles que une en la acción a los partidarios de los derechos de las mujeres.
Algunos partidarios del derecho a elegir nos dicen algo muy distinto. La presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dijo en respuesta a la decisión judicial: “Los derechos de las mujeres y de todos los estadounidenses estarán en la boleta electoral este noviembre”. Sin embargo, Pelosi y todo el liderazgo demócrata de la Cámara de Representantes insisten en respaldar la reelección del congresista de Texas Henry Cuellar. Cuéllar es un firme opositor del derecho de la mujer a elegir el aborto.
La urgente lucha en defensa de los derechos de las mujeres no puede depender ni de los partidos políticos ni de los gobernantes ricos de este país. Lo que se necesita es la acción—acción que sea independiente de la clase gobernante y de sus partidos, tanto los Republicanos como los Demócratas. Las figuras políticas de esos partidos, si verdaderamente apoyaran el derecho de la mujer a elegir, propiciarían la acción de masas en las calles por parte de los que sí saben defender los derechos de las mujeres. Ya no podemos darnos el lujo de respaldarlos.

Como explicó un editorial de Panorama-Mundial en mayo, “los demócratas consideran el derecho de una mujer a elegir como algo que debe restringirse, no defenderse”. El Partido Demócrata sentó las bases para el asalto derechista contra los derechos de las mujeres.
El editorial, “Un punto de inflexión en la lucha por el derecho de las mujeres a elegir el aborto“, agregó: “Las recientes protestas por los derechos de la mujer en Chicago, Houston y otras ciudades de Estados Unidos, y las convocadas en todo el país para el 14 de mayo, son un paso en la dirección correcta. Pero lo que se necesita ahora es una nueva estrategia y un nuevo liderazgo. El resultado de la estrategia de las organizaciones que están atadas a la maquinaria del Partido Demócrata es ineludible: ha fracasado rotundamente”.
Continuó: “Es prácticamente inaudito oír que alguien argumente que un hombre necesita explicarle a alguien alguna decisión que él tome sobre su propio cuerpo. Eso debe ser igual y absolutamente cierto también para las mujeres. El obtener un aborto es una decisión singularmente personal para cada mujer y no puede estar sujeta a la aprobación de nadie más. Argumentar lo contrario es sugerir que las mujeres nunca pueden, o deben, ser completamente iguales”.

¿Cuál es el camino a seguir? Como escribió Panorama-Mundial el 10 de mayo: “Debemos empezar con un concepto que era más prevalente cuando la lucha por la liberación de la mujer sacudió la política estadounidense hace más de 50 años. Si las mujeres y todos los que apoyan los derechos de la mujer no luchamos de una manera consistente e intransigente, y también independientemente de los partidos capitalistas, nadie más lo va a hacer.
“Debemos debatir y dar respuesta a los que se oponen a los derechos de la mujer. Necesitamos llevar la lucha a los sindicatos y promoverla entre los miles de trabajadores de Amazon, Starbucks y otros lugares que ahora están luchando por organizar sindicatos. La igualdad de la mujer en el trabajo, como en todos los ámbitos de la vida social, es imposible sin el derecho a controlar su propio cuerpo.
“A partir de esfuerzos como éstos es posible forjar un liderazgo nuevo en la lucha por la emancipación de la mujer. Como es verdad para el movimiento obrero y toda la clase trabajadora, esa nueva dirección tendrá que surgir de las nuevas luchas que se avecinan”.
Categories: Derechos de la Mujer, Editorial
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