El 23 de diciembre un jurado en Minneapolis condenó a Kimberly Potter, la policía que mató a Daunte Wright la primavera pasada, por homicidio involuntario en primer y segundo grados. Las Familias que Apoyan a las Familias Contra la Violencia Policial y otros grupos que se oponen a la brutalidad policial en Minnesota acogieron con agrado el veredicto, un destello de justicia que aun es poco frecuente.
EDITORIAL
Wright, un hombre afroamericano de 20 años y padre de un niño de 2 años, fue asesinado a tiros por Potter durante una parada de tráfico el 11 de abril en Brooklyn Center, Minnesota, a unas 10 millas al norte de Minneapolis. Potter es veterana de 26 años en la fuerza policial. Ella afirmó que el balazo fue debido a un error cuando usó su arma pensando que había sacado su pistola paralizante Taser. Renunció a la fuerza policial después de la descarga fatal, que ocurrió durante el juicio de Derek Chauvin, el policía que asesinó brutalmente a George Floyd en Minneapolis.

Los tribunales rara vez condenan a los policías cuando matan a alguien, especialmente cuando alegan que fue un accidente. Durante el juicio de Potter, los miembros del jurado escucharon el testimonio de varios agentes de policía, tanto activos como jubilados, e inclusive el de dos fiscales que fueron interrogados, quienes dijeron que su colega usó justificadamente su pistola Taser y que también hubiera estado justificada en disparar su arma. Los policías afirmaron que Wright trató de huir de Potter y otros dos agentes que intentaron arrestarlo, después de enterarse de que existía una orden pendiente de arresto durante una parada rutinaria que iniciaron porque Wright tenía un ambientador colgando de su espejo retrovisor.
En el juicio, la defensa argumentó que la acción de Potter no se elevaba a nivel de crimen porque su uso de la pistola Taser era “razonable” y ella “no sabía que tenía un arma”.
Los procuradores admitieron que el tiro fue un accidente. Pero argumentaron que el error fatal de Potter fue resultado de tal imprudencia y negligencia, y que debería ser declarada culpable y encarcelada.
Después de 27 horas de deliberaciones durante tres días, el jurado se puso del lado de la fiscalía. Potter ahora enfrenta hasta 15 años tras las rejas.
Algunos comentaristas se apresuraron a proclamar que el veredicto significa un cambio en poder llevar ante la justicia a los policías culpables tras la condena de Chauvin a principios de este año. Ese caso provocó una masiva explosión de protestas contra la violencia policial y el racismo en el verano del 2020.
“Podríamos estar observando el cambio”, dijo el abogado A.L. Brown al Minneapolis Star Tribune. “Esta podría ser la era de rendición de cuentas”, agregó. “Al fin de cuentas estamos en los días de Floyd”, dijo el analista legal de CNN Mark O’Mara, refiriéndose a las protestas del 2020 tras el asesinato de George Floyd a manos de la policía. “No hay duda de que estamos declarando a los policías más responsables por sus acciones. No tienen carta blanca”.
La evidencia, sin embargo, no apoya tales conclusiones.
A pesar de las dos condenas de alto perfil en Minneapolis, “un examen de los datos un año y medio después del verano de protestas en Estados Unidos demuestra que sigue siendo difícil lograr una rendición de cuentas por los agentes que matan, y que el gran número de personas muertas en encuentros con la policía permanece estable a un nivel alarmante”, informó un artículo en el New York Times del 24 de diciembre.
Desde el asesinato de Floyd en mayo del 2020, “1,646 personas han sido asesinadas por la policía, o alrededor de un promedio de tres personas por día, según Mapping Police Violence, una organización sin fines de lucro que rastrea a toda persona asesinada por la policía”, dijo el Times. “Aunque los cargos de asesinato o de homicidio involuntario contra agentes han aumentado este año, los cargos criminales, y sobre todo las condenas, siguen siendo excepcionalmente inusuales”.
Según datos proporcionados por Philip Stinson, profesor de justicia penal en la Universidad Estatal de Bowling Green en Ohio, quien rastrea los cargos y condenas penales de la policía, “este año 21 agentes han sido acusados de asesinato o de homicidio involuntario por uso de su arma en día de servicio, aunque cinco de los agentes acusados son por el mismo encuentro, el asesinato en noviembre del 2020 de un niño de 15 años que era sospechoso de un robo a mano armada”, señaló el Times. Esto marca un aumento de los 16 policías acusados en el 2020, y el número más alto desde que el equipo de Stinson comenzó a recopilar datos en el 2005. Pero sigue siendo pequeño en comparación a las aproximadamente 1,100 personas que la policía mata anualmente.
Los datos también confirman el sesgo racista en la violencia policial. Los afroamericanos todavía tienen una probabilidad de dos y media a tres veces más alta que los blancos de ser asesinados por un policía, según Mapping Police Violence.
Además, hay muchos otros casos de violencia policial y racismo de alto perfil, en los que ningún policía ha rendido cuentas. Estos incluyen el asesinato en el 2020 de Breonna Taylor, una técnica afroamericana de 26 años de la sala de emergencias, asesinada a tiros en su casa en Louisville, Kentucky, por agentes de policía que derribaron su puerta en una redada a medianoche para cumplir una orden de registro sin preaviso en la casa equivocada. Rayshard Brooks, un hombre negro, fue asesinado por un policía en Atlanta, Georgia, en un estacionamiento de Wendy’s menos de un mes después del asesinato de Floyd. El asesinato de Brooks, al igual que el de Floyd, fue capturado en un video de transeúntes y provocó protestas, pero no se han presentado cargos y la investigación tiene 18 meses de estar estancada.
Tan poderosa como fue la explosión de protestas del 2020, no llevó a un movimiento social sostenido que pudiera continuar destacando la violencia policial y exigir el enjuiciamiento de los policías asesinos. Esa ola de protestas disminuyó, en gran parte debido a que el Partido Demócrata usó sus recursos financieros y su influencia para descarrilar a los manifestantes y volver a enfocar su energía en la elección de demócratas a cargos públicos en noviembre del 2020, y en confiar en el cabildeo de los políticos liberales desde entonces. Uno de los resultados es que la violencia policial ha sido inquebrantable, las protestas masivas se han desvanecido y la mayoría de los policías culpables siguen gozando de “carta blanca”.
Protestas en Minnesota estallaron tras el asesinato de Daunte Wright, y los opositores de la violencia policial continuaron exigiendo justicia. Nos unimos a la familia y los partidarios de Wright para celebrar el veredicto que entregó cierta rendición de cuentas. Como dijo Katie Bryant, la madre de Daunte, a los partidarios ante la sala del tribunal, es más probable que los policías ahora lo piensen dos veces antes de sacar su arma en lugar de su pistola Taser. “Y nosotros hicimos que esto sucediera, tú hiciste que esto sucediera, Daunte Wright hizo que esto sucediera”.

Categories: Editorial, Lucha contra la brutalidad policial