Editorial

¡Solidaridad con los obreros automotrices en huelga!



El 15 de septiembre, el sindicato United Auto Workers (UAW) [Obreros Automotrices Unidos] comenzó una huelga coordinada contra los tres principales fabricantes de automóviles en Estados Unidos. El UAW seleccionó una planta de la General Motors, una de Ford y otra de Stellantis, con un total de casi 13 mil trabajadores.

El sindicato actúa para defender a sus miembros de los efectos desgastadores de la campaña que han montado durante décadas los fabricantes de automóviles para reducir la fuerza laboral sindicalizada, recortar los salarios y debilitar al sindicato, instituyendo un sistema permanente de dos niveles diferentes de salarios y beneficios.

Desde su pico de 1.5 millones de miembros en 1979, la membresía del UAW ha disminuido a alrededor de 400 mil miembros hoy. El columnista de noticias de Bloomberg, Justin Fox, escribió el 7 de septiembre que para los trabajadores automotrices “los salarios reales [ajustados a la inflación] han caído un 30% en las últimas dos décadas”.

Esta huelga merece el apoyo de todo el movimiento obrero y de todos los trabajadores. La lucha de los obreros automotrices por salarios decentes y una mejor calidad de vida, así como contra las divisiones impuestas en el seno de la clase trabajadora por dos escalas diferentes de salarios, es una lucha con la que millones de trabajadores podemos identificarnos a partir de nuestras propias experiencias.


EDITORIAL


La huelga se produce durante un auge de actividad sindical en todo el país como las huelgas de escritores y actores que han paralizado la mayor parte de Hollywood, así como el creciente apoyo público de los sindicatos, especialmente entre los jóvenes.

Otros ejemplos incluyen una huelga que fue evitada al último momento por 340 mil miembros del sindicato Teamsters en la empresa UPS en julio, y la decisión por 120 mil obreros ferroviarios de salir en huelga contra los principales transportistas ferroviarios de Estados Unidos el pasado diciembre. Esa huelga también fue bloqueada a última hora debido a la intervención de la administración Biden y el Congreso, que impusieron un contrato antisindical.

Miembros del Gremio de Guionistas de América hacen piquete frente a los estudios de Hollywood en Los Ángeles el 2 de mayo de 2023. (Foto: Jenny Maas / Variety)

‘Su huelga es nuestra huelga’

Railroad Workers United — un grupo de solidaridad inter-gremial de sindicatos de los trabajadores ferroviarios y sus simpatizantes — publicó un boletín especial justo antes de vencer el plazo de la huelga del UAW titulado “Su huelga es nuestra huelga: los ferroviarios apoyan a los trabajadores automotrices. En él, el RWU explica:

Los problemas son muy similares en nuestros dos casos: largas horas, salarios que quedan rezagados ante el ritmo de la inflación, una industria que obtiene ganancias récord e invierte en recompras de acciones que en el pasado eran ilegales, y una negativa de los tres grandes fabricantes de automóviles a compartir la riqueza con quienes la crearon: los trabajadores. Railroad Workers United insta a nuestros miembros, a todos los trabajadores ferroviarios y a los dirigentes sindicales a prestar a estos hermanos y hermanas nuestro apoyo completo de todas las maneras posibles. Recuerden, cuando comiencen las negociaciones del contrato ferroviario nacional el año próximo vamos a necesitar su apoyo.

En otra expresión vital de solidaridad, los transportistas de automóviles del sindicato Teamsters que transportan vehículos para los tres grandes fabricantes de automóviles, han prometido negarse a hacer entregas a los concesionarios durante la huelga. “Apoyamos al 100 por ciento las reivindicaciones de los trabajadores del UAW y de [su presidente] Shawn Fain”, dijo Kevin Moore, el presidente del Local 299 del sindicato Teamsters en Detroit, al diario Detroit Free Press. “Nuestros Teamsters no cruzarán las líneas de piquetes”.

Fain, el primer presidente del UAW elegido directamente por los miembros del sindicato de base, ha subrayado las enormes ganancias de las compañías y el excesivo aumento de los salarios de los ejecutivos en respuesta a las afirmaciones en los medios corporativos de que la huelga puede tener un impacto negativo en la economía de Estados Unidos.

“Podrían duplicar nuestros aumentos salariales sin aumentar los precios de los automóviles y aun así obtendrían miles de millones de dólares en ganancias”, dijo Fain el día antes del vencimiento del plazo de la huelga. “Gastaron más dinero enriqueciendo a los accionistas en un año de lo que se gastaron en nosotros en todo el último ciclo contractual”. Los trabajadores automotrices, dijo, no son el problema. “El problema es a codicia corporativa”.

El estado de ánimo de muchos obreros industriales en Estados Unidos se ha vuelto más militante a medida que la desigualdad continúa aumentando, y a medida que las condiciones de vida y de trabajo siguen deteriorándose para la mayoría de los trabajadores, incluso durante una recuperación económica. En una reunión de video en agosto para todos los miembros del UAW, Fain señaló: “No nos hemos mantenido al día con la inflación en los últimos 20 años mientras han cerrado 65 plantas … Los salarios han retrocedido en los últimos 16 años: retrocedieron $10 por hora mientras que la paga de los directores ejecutivos aumentó un 40% solo en los últimos cuatro años”.

Batalla por el futuro de la industria automotriz

“Este es el momento decisivo de nuestra generación”, dijo Fain a los miembros del UAW. “El dinero está ahí, la causa es justa, el mundo está observando y el UAW está listo para luchar”.

El CEO de Ford, Jim Farley, afirmó que para cumplir con las demandas del sindicato, los propietarios de las empresas “tendrían que cancelar nuestras inversiones en V.E.”.

Farley se refería a los vehículos eléctricos. Un análisis de noticias del New York Times  del 16 de septiembre fue titulado: “La batalla por los vehículos eléctricos es algo fundamental en la huelga automotriz”. El artículo señaló que “los fabricantes de automóviles están ansiosos por mantener bajos los costos a medida que aumentan la fabricación de vehículos eléctricos”. Farley le dijo al Times: “Queremos tener una conversación sobre un futuro sostenible … no uno que nos obligue a elegir entre cerrar operaciones o recompensar a nuestros trabajadores”.

Afirmaciones como esa son engañosas, y no es muy probable que convenzan ni a los trabajadores automotrices ni a muchos otros. Las Tres Grandes declararon $21 mil millones en ganancias en solo los primeros seis meses de 2023, y más de $250 mil millones en ganancias en la última década. Además, General Motors, Ford y Stellantis han autorizado $5 mil millones para la recompra de acciones en los últimos 12 meses, entregando miles de millones de dólares a los accionistas.

Claro, a todas luces no era necesario tener una “conversación sobre un futuro sostenible” cuando se decidió la paga de los directores ejecutivos de Tres Grandes. Según la agencia Associated Press, Farley recibió casi $21 millones en compensación total en 2022. La jefa de GM, Mary Barra, recibió 28,92 millones de dólares. Stellantis informó que el salario del director ejecutivo Carlos Tavares en 2022 fue de 23,46 millones de euros (25 millones de dólares).

Los fabricantes de automóviles quieren que los trabajadores paguen el costo de convertir sus instalaciones a la producción de vehículos eléctricos mientras siguen perdiendo empleos, porque se necesitan menos trabajadores para ensamblar dichos automóviles y camiones. Las filas del sindicato están diciendo “¡No!”

Según la red National Public Radio (NPR), Fain “se imagina una semana laboral de 32 horas por 40 horas de paga y sobrepago por las horas adicionales”. NPR informó que Fain ha estado “agitando” por esta idea en las negociaciones con los fabricantes de automóviles en Detroit. “Nuestros miembros trabajan 60, 70, incluso 80 horas a la semana solo para llegar a fin de mes”, dijo Fain en un evento de Facebook Live el mes pasado. “Eso no es vida. Eso es apenas sobrevivir, y no puede continuar”.

Esa propuesta sería un elemento esencial de un verdadero esfuerzo por combatir la incesante campaña de los empleadores de exprimir más producción de menos personas mientras recortan empleos. Sería un gran paso adelante para los trabajadores si el UAW impulsara una campaña para ganar esa reivindicación. Pero no parece ser algo fundamental de la actual contienda del sindicato.

Queda por verse si la elección selectiva de las plantas automotrices que saldrán en huelga puede ejercer suficiente presión sobre las Tres Grandes para concluir la disputa en términos aceptables para las filas. Para el 20 de septiembre, el sexto día de la huelga, no había señales de que las negociaciones avanzaban. El Washington Post informó el 19 de septiembre que el UAW amenazó con expandir la huelga el viernes 22 de septiembre a menos que se logren “serios avances” en camino a un acuerdo.

Cuando recién se levantaron los piquetes, la Casa Blanca dijo que enviaría rápidamente a Detroit a Julie Su, la jefa interina del Ministerio del Trabajo, y a Gene Sperling, un importante asesor económico del gobierno, “para apoyar a ambas partes en la negociación”, según el New York Times.

El Washington Post informó el 20 de septiembre que el sindicato UAW rechazó el plan de Biden. Los funcionarios del UAW comunicaron durante el fin de semana que “la administración debería enviar a alguien a unirse a los trabajadores en huelga en la línea de piquete, o mejor no enviar a nadie en absoluto”, dijo el Post.

El sindicato tiene razón al sospechar de tales engaños. Los intereses del UAW y de los fabricantes de automóviles están contrapuestos, como lo demuestra la mayoría parte de la cobertura sobre la huelga en las noticias. La última vez que la administración Biden se inmiscuyó en una batalla por un contrato nacional, quienes pagaron el precio fueron los obreros ferroviarios. (Ver Biden apuñala por la espalda a los obreros ferroviarios y Contrato ferroviario muestra que los sindicatos necesitan un nuevo liderazgo; los trabajadores necesitamos nuestro propio partido).

Hoy en día, el movimiento obrero y todos los partidarios de los derechos de los trabajadores deben extender su apoyo y solidaridad al sindicato UAW. La manufactura de automóviles sigue siendo una de las industrias más masivas en Estados Unidos, y representa aproximadamente el 3% del producto interno bruto (PIB) de Estados Unidos. Para ganar esta batalla contra los magnates automotrices y sus partidarios en el gobierno, el movimiento obrero necesita movilizar todo su poder.



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