“El Congreso puede aprobar una ley y prohibir una huelga, pero no puede transportar la carga del país sin obreros ferroviarios si esos obreros deciden oponerse a la medida antidemocrática de Biden”.
Por Marilee Taylor y Geoff Mirelowitz
30 de noviembre del 2022 — El lunes 28 de noviembre el presidente Biden le pidió al Congreso que les impusiera un contrato nacional a los obreros ferroviarios, un acuerdo que ya fue rechazado por cuatro sindicatos que representan a la mayoría de los miembros de los sindicatos ferroviarios. Afirmó que “no hay manera de resolver la disputa en la mesa de negociaciones”. Luego afirmó santurronamente que él está “orgulloso de ser un presidente que apoya a los sindicatos”.
Los hechos demuestran lo contrario. La acción de Biden va en contra de las muy razonables reivindicaciones de los miembros de los sindicatos. Su acción es antidemocrática, buscando negarles a los obreros ferroviarios el derecho de valerse de sus sindicatos para defender sus intereses.

Durante más de dos años de negociaciones, los propietarios multimillonarios de los ferrocarriles de la nación permanecieron completamente indiferentes a los problemas más importantes que afectan la vida de sus empleados. En septiembre la administración Biden intervino, horas antes de la fecha límite de huelga, para negociar un acuerdo tentativo (AT). Los transportistas y altos funcionarios de los 12 sindicatos ferroviarios aceptaron el AT. Ese acuerdo estaba sujeto a la aprobación por las bases de cada sindicato y desde el primer momento fue muy controvertido entre los obreros.
ANÁLISIS DE NOTICIAS
El grupo Railroad Workers United (RWU), que se auto describe como “un ‘caucus’ inter-sindical y de solidaridad entre todos los gremios de los trabajadores ferroviarios y sus partidarios, de todas las calificaciones, todas las empresas transportistas y todos los sindicatos de América del Norte”, lideró una campaña para rechazar el AT. Explicó que el acuerdo “ignora las repetidas solicitudes de los trabajadores de controlar nuestras propias vidas, reestructurando el sistema de programación de una manera que le da a los ferrocarriles control absoluto e indiscutible sobre nuestras vidas y nuestro tiempo. Las opresivas políticas de asistencia seguirán vigentes, y los trabajadores aún no pueden tomarse tiempo libre para bregar con situaciones repentinas de enfermedad y agotamiento”.
Con el voto realizado los resultados fueron mixtos. Ocho de los doce sindicatos votaron a favor de aprobar el contrato propuesto, mientras que cuatro se opusieron. Pero dos de los cuatro — el SMART TD que representa principalmente a los maquinistas, conductores y guardagujas, y el BMWED, que representa a los obreros que mantienen las vías, puentes, edificios y otras estructuras — se encuentran entre los tres sindicatos ferroviarios más numerosos. Los miembros del BLET — el tercero de los tres sindicatos más grandes que representa principalmente a los maquinistas — aprobaron el acuerdo por un voto de solamente 53.5% a favor y 46.5% en contra. Los miembros de la Hermandad de Guarda-señales también rechazaron el AT, al igual que la Hermandad Internacional de Obreros de Calderas [Boilermakers].[1]
El presidente del BLET, Dennis Pierce, reconoció lo impopular que era el acuerdo tentativo entre los trabajadores de base. La revista de negocios Business Insider informó que “Pierce dijo que es muy significativo que más de dos tercios [de los miembros] del BLET se presentaron para votar y tener voz en su futuro, números récord. De los que se presentaron, el 46.5% votó en contra de ratificar el contrato — lo que demuestra que la membresía está comprometida pero aun sigue dividida. Los miembros siguen especialmente enojados por la carencia de tiempo libre pagado”.
‘No solo comprometidos, sino enfurecidos’
Pierce y algunos otros altos dirigentes sindicales instaron a sus miembros a ratificar el acuerdo tentativo. Pero incluso Pierce reconoció: “Lo que los ferrocarriles han hecho con sus prácticas operacionales y comerciales realmente han enajenado a su fuerza laboral. Y le he dicho a mucha gente, ellos no solo están comprometidos, están enfurecidos. La forma en que han sido tratados en los últimos tres a cinco años en muchos de estos ferrocarriles de primera clase”, continuó Pierce, “es la razón por la que están tan involucrados, porque han sido, creo, tan maltratados en aras de las ganancias, sobre todo cuando se trata de cómo estos ferrocarriles ejecutan sus operaciones hoy en día.
“Los dos votos fueron reñidos”, dijo Pierce a Insider. “Una forma de verlo es que ellos [SMART TD] lo rechazaron por muy poco, nosotros [BLET] apenas lo ratificamos. Eso es porque la pasamos juntos todos los días en la cabina de las locomotoras”.
Jared Cassity, director legislativo nacional de SMART TD y conductor, dijo al Washington Post: “Se trata de políticas de asistencia, tiempo por enfermedad, fatiga y la carencia de tiempo familiar”, dijo Cassity. “Muchas de estas cosas no saltan a la vista, pero nuestros miembros las sienten. Es algo que está destruyendo sus vidas”.
Para obtener más información sobre estos temas, consulte “Obreros de mantenimiento de las vías férreas rechazan propuesta de contrato nacional” y “Trabajadores ferroviarios de la BNSF resisten su cruel política de asistencia“.
El grupo Railroad Workers United resumió la situación en un comunicado de prensa del 21 de noviembre después de los resultados de la votación del BLET y de SMART TD:

“Con los votos ahora tabulados de cada sindicato ferroviario, los sindicatos que representan a más de la mitad de la mano de obra ferroviaria han rechazado sus contratos propuestos. Y en prácticamente todas las votaciones, el margen ha sido estrecho. Es evidente que no hay consenso sobre la cuestión del Acuerdo Tentativo en esta ronda de negociaciones.
“Miles de trabajadores ferroviarios no han tenido un aumento en tres años y enfrentan una inflación récord, pero han seguido luchando por lo que creen que se merecen. Según el copresidente del RWU, Gabe Christenson, “a pesar de bregar con la camisa de fuerza que representa la Ley de Trabajo Ferroviario [la RLA por sus siglas en inglés], sometidos por necesidad y enfrentando una intensa presión política y económica por aceptar el contrato y seguir adelante, más de la mitad de los trabajadores ferroviarios han tenido la fuerza de rechazar el contrato”. Railroad Workers United aplaude a todos los compañeros de trabajo que han mostrado la fortaleza de mantenerse firmes y luchar por lo que creen que se merecen. Creemos que organizar esta oposición cardinal a este acuerdo tentativo es fundamental para lograr futuras victorias contractuales”.
Una declaración del RWU del 29 de noviembre titulada: “Los trabajadores ferroviarios no están contentos con el llamado de Biden a impedir la huelga e imponer un mandato”, afirma: “Desafortunadamente, el ‘presidente más amigo de los trabajadores’ ha optado por ponerse del lado de las grandes empresas y pedir que sea anulado el derecho de los trabajadores ferroviarios a salir en huelga”.
El secretario general del RWU, Jason Doering, dijo: “A pesar de obtener ganancias récord año tras año, de que los precios de sus acciones han aumentado a niveles inauditos, de haber reducido la fuerza laboral despidiendo al 30% de sus empleados y de convertirse en unas de las corporaciones más rentables de Wall Street, de alguna manera los transportistas de Primera Clase no pueden darse el lujo de permitirles a sus empleados tan trabajadores y dedicados tomarse tiempo libre por enfermedad”.
“Un llamado al Congreso para que actúe de inmediato y apruebe legislación que adopte acuerdos tentativos que excluyen la licencia pagada por enfermedad ignora las preocupaciones de los trabajadores ferroviarios”, dijo una declaración del 29 de noviembre del BMWED. “Le niega a los trabajadores ferroviarios el derecho a la huelga y al mismo tiempo les niega el beneficio que probablemente pudieran obtener si no se les negara su derecho a la huelga”.
Inmediatamente después de la declaración de Biden, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, emitió su propia declaración apoyando la medida de Biden y prometió someter la legislación al voto de la Cámara “esta semana”.
El sitio web Politico informó: “Teniendo en cuenta que los legisladores republicanos clave han respaldado este enfoque, es probable que cualquier propuesta legislativa tenga suficiente apoyo para superar las objeciones de algunos demócratas”.
Algunas voces en el Congreso han expresado dudas sobre el plan de Biden. El senador Bernie Sanders le dijo a la red CNN el 29 de noviembre: “Tendremos más que decir sobre eso más adelante”. CNN dijo que Sanders criticó el acuerdo por falta de licencia por enfermedad pagada, diciendo: “Eso es indignante”.
El senador Marco Rubio tuiteó: “Los ferrocarriles y los trabajadores deberían dar un paso atrás y negociar un acuerdo que los trabajadores, no solo los jefes sindicales, acepten. Pero si el Congreso se ve obligado a hacerlo, no votaré por imponer un acuerdo que no cuente con el apoyo de los trabajadores ferroviarios”.

El 29 de noviembre, Biden convocó una reunión bipartidista de los principales líderes del Congreso, quienes acordaron aprobar rápidamente un proyecto de ley destinado a negarles a los trabajadores ferroviarios el derecho a la huelga. Ningún miembro del Congreso se ha pronunciado claramente a favor del derecho democrático de los trabajadores a negarse a trabajar.
Un frente bipartidista para quitarles a los trabajadores sus derechos
Así que los trabajadores ferroviarios enfrentan un esfuerzo bipartidista unificado por parte de los líderes del partido Demócrata y del partido Republicano por rechazar sus demandas razonables y privarlos del derecho a negarse a trabajar para lograr sus reivindicaciones.
Biden y otros demócratas a menudo dicen que apoyan el derecho de los trabajadores a organizarse y unirse a un sindicato. Sin embargo, de nada vale ese derecho si los trabajadores no pueden valerse de sus sindicatos y tomar medidas para defenderse. Eso incluye el salir a la huelga cuando los empleadores dejan claro que no van a acceder a reivindicaciones razonables.
La acción que amenaza tomar el Congreso es claramente antidemocrática en otro importante sentido. Los trabajadores ferroviarios no siempre han tenido el derecho a votar sobre sus contratos. En el Sindicato Unido del Transporte (el UTU por sus siglas en inglés y predecesora del SMART TD), por ejemplo, los obreros no ganaron ese derecho hasta la década de 1970. Antes de ese momento, solo los presidentes de cada sindicato local emitían un voto.
Pero hoy las filas de los 12 sindicatos ferroviarios han votado y los sindicatos que representan a la mayoría han rechazado el acuerdo propuesto, además de los miles de miembros que también votaron en contra de los sindicatos que votaron por ratificarlo. Sin embargo, Biden y sus colegas en el Congreso optan por ignorar esos votos. Seguramente muchos trabajadores van a darse cuenta de que un Congreso que a menudo queda paralizado debido a las maniobras fraccionales tanto de demócratas como de republicanos, aparentemente sí puede actuar rápidamente para decirle a los trabajadores ferroviarios que sus votos no importan.
Biden y los líderes del Congreso apoyan a los patrones ferroviarios sin siquiera esperar a que se cumplan las disposiciones de la Ley del Trabajo Ferroviario — una legislación reaccionaria establecida hace mucho tiempo que busca delimitar el uso del poder sindical. Si llegara a darse una huelga, ésta no comenzaría antes del 9 de diciembre.
Tras los resultados de la votación del BLET y de SMART TD, los dirigentes sindicales señalaron su intención de volver a la mesa de negociaciones con los transportistas. En una declaración conjunta del 21 de noviembre de los dos sindicatos, el presidente de SMART TD, Jeremy Ferguson, dijo: “Los miembros de SMART-TD han hablado con sus votos, y es hora de regresar a la mesa de negociaciones para nuestros miembros que operan los trenes. Todo esto se puede resolver a través de negociaciones y sin huelga. Un acuerdo sería lo mejor y en interés de los trabajadores, los ferrocarriles, los transportistas y el pueblo estadounidense.
“La pelota ahora está en la cancha de los ferrocarriles”, continuó Ferguson. “Veamos qué hacen. Pueden resolver esto en la mesa de negociaciones. Pero los ejecutivos ferroviarios que constantemente se quejan de la interferencia del gobierno y regularmente hablan mal de los reguladores y del Congreso ahora quieren que el Congreso negocie por ellos”.

Biden y los líderes del Congreso ahora quieren evitar que se realicen más negociaciones nacionales, mucho menos permitir una huelga.
Los obreros ferroviarios bien saben que es probable que los transportistas no tengan intención alguna de reiniciar discusiones serias sobre los problemas que afectan la calidad de vida de los trabajadores, lo que está al centro de esta disputa. El gobierno federal ahora intenta librarlos hasta de la responsabilidad de fingir que les importa.
Esto define el desafío central que enfrentan los obreros ferroviarios y todos los trabajadores. No contamos con ningún partido político que defienda nuestros intereses. Cuando las cartas están sobre la mesa los propietarios de los ferrocarriles y todos los empleadores tienen dos partidos políticos que actúan en su nombre. La única trayectoria que puede conducirnos a un contrato ferroviario decente y a lograr alguna mejora adicional en la vida de los trabajadores es ejerciendo nuestros derechos democráticos mediante la acción sindical unida. El Congreso puede aprobar una ley y prohibir una huelga, pero no puede transportar la carga de todo el país sin los obreros ferroviarios si esos trabajadores deciden tomar una posición firme contra esta medida antidemocrática de Biden.
Estos problemas que enfrentan los obreros ferroviarios no son únicos. Toda la clase obrera debe encontrarle solución a este callejón sin salida del sistema bipartidista del capitalismo. Obviamente lo que se necesita, más urgentemente que nunca, es un partido obrero que hable y actúe en interés de todos los trabajadores.
Marilee Taylor se jubiló en febrero del ferrocarril BNSF como maquinista de locomotoras y miembro de la División 32 del BLET en Aurora, Illinois, después de más de 28 años de servicio. Es miembro activo del grupo Railroad Workers United. Geoff Mirelowitz fue conmutador en la BNSF durante más de 17 años y miembro del Local 845 del sindicato SMART en Seattle.
NOTAS
[1] SMART TD es la División de Transporte de la Asociación Internacional de Hojalateros y Trabajadores de Aerolíneas, Ferrocarriles y Transporte. BMW es la División de la Hermandad Internacional de Camioneros que está compuesta por la Hermandad de Mantenimiento de las Vías Férreas. BLET es la Hermandad de Maquinistas de Locomotoras y Ferroviarios.
Categories: Movimiento Obrero / Sindicatos
4 replies »