Cuba/Solidaridad con Cuba

Cuba es un ejemplo en la lucha contra el cambio climático



Lo siguiente apareció por primera vez en la edición del 10 de enero de 2022 de la revista Jacobin bajo el titular “Cuba Shows How to Take Action on Climate Change.” También fue publicado el 17 de enero de 2022, en portugués, por el blog Solidários a Cuba (En solidaridad con Cuba) bajo el título “Salvando o planeta: o exemplo do socialismo de Cuba.” Panorama-Mundial lo está publicando con permiso de la autora. Helen Yaffe es profesora de historia económica y social en la Universidad de Glasgow, Escocia. También es una visitante frecuente de Cuba y es ampliamente respetada por sus conocidos libros sobre la Revolución Cubana. Los subtítulos y las notas al pie de página son de Panorama-Munidial.


Por Helen Yaffe

Cuba puede ser responsable de solo el 0.08 por ciento de las emisiones mundiales de CO2, pero esta isla caribeña se ve desproporcionadamente golpeada por los efectos del cambio climático. La frecuencia y gravedad de los fenómenos meteorológicos extremos—huracanes, sequías, lluvias torrenciales, inundaciones—está aumentando, en detrimento de los ecosistemas, la producción de alimentos y la salud pública.


ANÁLISIS NOTICIOSO


Si no se toman medidas para proteger la costa del aumento del nivel del mar, hasta el 10 por ciento del territorio cubano podría quedar sumergido para finales de siglo. Esto amenaza con arrasar con pueblos costeños, de contaminar los suministros de agua, con destruir terrenos agrícolas, arruinar a playas turísticas y forzar la reubicación de un millón de personas: alrededor del 9 por ciento de la población.

Pero a diferencia de muchos países, donde la acción climática siempre es algo prometido para el futuro, en Cuba, se están tomando medidas serias ahora. Entre 2006 y 2020, varios informes internacionales identificaron a la isla como líder mundial en desarrollo sostenible. Y en la primavera de 2017, el gobierno cubano adoptó la Tarea Vida, su plan a largo plazo para enfrentar el cambio climático.

El plan identifica poblaciones y regiones en riesgo, formulando una jerarquía de “áreas estratégicas” y “tareas” en las que científicos climáticos, ecologistas y científicos sociales trabajan junto con las comunidades locales, especialistas y autoridades para responder a amenazas específicas. Para implementarse progresivamente en etapas desde 2017 hasta el año 2100, Tarea Vida también incorpora acciones de mitigación como el cambio a fuentes de energía renovables y medidas legales para hacer valer el cumplimiento de las protecciones ambientales.

En el verano de 2021, fui a Cuba para aprender sobre Tarea Vida y producir un documental que fuera mostrado durante la conferencia internacional sobre cambio climático COP26 en Glasgow.[1] Mi visita coincidió con un auge de los casos de COVID-19 en la isla y las medidas de salud pública impuestas para reducir el contagio, así como con las protestas del 11 de julio.[2] A pesar de estas condiciones, nos movimos libremente por La Habana entrevistando a científicos sociales y climatológicos, a legisladores, líderes de la Defensa Civil de Cuba, a personas en la calle y a comunidades vulnerables al cambio climático.

En la costa habanera de Santa Fe, me encontré con un pescador que vivía con su familia entre edificios abandonados. Describió cómo, cuando el agua inunda la planta baja, su casa es como un barco en el mar. Pese a la amenaza, pretenden quedarse: “Esta casa se puede reducir a un bloque; no me mudo”, dijo.

Pescadores en el litoral santafesino habanero. Un pescador describió cómo, cuando el agua de mar inunda la planta baja, su casa es como un barco en el mar. (Foto: Susan Portnoy)

La primera “tarea” de Tarea Vida incluye proteger a estas comunidades vulnerables mediante la reubicación de hogares o asentamientos completos. El estado cubano paga por la reubicación, incluyendo la construcción de nuevas viviendas, servicios sociales y la infraestructura pública. Sin embargo, no es obligatorio, lo que significa que estos residentes deben participar en la toma de decisiones y el proceso de construcción. También hay ejemplos de comunidades que proponen sus propias estrategias de adaptación, lo que les permite permanecer en la costa.

Siglos de explotación colonial, y luego imperialista, y la imposición del modelo agro-exportador llevaron a la deforestación crónica y la erosión del suelo en Cuba.

Tarea Vida es la culminación de décadas de regulación de la protección del medio ambiente, la promoción del desarrollo sostenible y la investigación científica. Dentro de Cuba, se concibe como una nueva base para el desarrollo, parte de un cambio cultural y un proceso más amplio de descentralización de responsabilidades, poderes y presupuestos a las comunidades locales. Aquí, vemos que las consideraciones ambientales son parte integral de la estrategia de desarrollo nacional de Cuba, y no solo una preocupación secundaria.

Tarea Vida también es impulsado por la necesidad; el cambio climático ya está impactando la vida en la isla. “Hoy en Cuba el clima del país está experimentando una transición completa de un clima tropical húmedo hacia un clima subhúmedo, en el que los patrones de lluvia, disponibilidad de agua, condiciones del suelo y temperaturas serán diferentes,” explica Orlando Rey Santos, el asesor ministerial que encabezó la delegación cubana a la COP26. “Tendremos que alimentarnos de manera diferente, construir de manera diferente, vestir de manera diferente. Es muy complejo.“

‘De los bosques a los cañaverales’

Siglos de explotación colonial y luego imperialista y la imposición del modelo agro-exportador llevaron a la deforestación crónica y la erosión del suelo en Cuba. La expansión de la industria azucarera redujo la cubierta forestal de la isla del 95 por ciento antes de la colonización al 14 por ciento en el momento de la revolución en 1959, transformando a Cuba “De Los Bosques a Los Canaverales”, como tituló el historiador ambiental cubano Reinaldo Funes Monzote su libro premiado. La rectificación de este legado histórico pasó a formar parte del proyecto de transformación revolucionaria posterior a 1959, el cual buscaba romper las cadenas del subdesarrollo.

A pesar de las iniciales aspiraciones de los revolucionarios, Cuba continuó dominada por la industria azucarera a través de su comercio con el bloque soviético. Las actividades productivas que contribuyeron a la contaminación y la erosión continuaron, incluso debido a que Cuba adoptó la llamada “Revolución Verde” de la agricultura mecanizada, un enfoque adoptado en muchos países en desarrollo para aumentar la producción agrícola.

Sin embargo, los efectos perjudiciales se reconocieron gradualmente y se corrigieron progresivamente, en particular a partir de la década de 1990. Ha habido una creciente preocupación por proteger las dotaciones naturales del archipiélago cubano, que cuenta con una extraordinaria biodiversidad y recursos costeros de importancia mundial. La agenda ambiental estuvo respaldada por la capacidad científica e institucional de Cuba y facilitada por su marco político-económico.

En su trabajo sobre el derecho ambiental cubano, Oliver A. Houck observó que: “El derecho cubano posrevolucionario promovió los valores públicos y colectivos desde el principio. Las leyes ambientales encajan fácilmente en este marco”. Ya en mayo de 1959, la Ley de Reforma Agraria otorgó al Estado la responsabilidad de proteger las áreas naturales, inició programas de reforestación y excluyó las reservas forestales de la distribución a colectivos agrícolas. El sistema socialista de Cuba prioriza el bienestar humano, y el carácter social de la propiedad facilita la protección ambiental y el uso racional de los recursos naturales.

Este proceso no fue automático; más bien, requirió que geógrafos y ambientalistas impulsaran la agenda ambiental del gobierno posterior a 1959. Entre ellos destaca Antonio Núñez Jiménez, socialista y profesor de geografía en la década de 1950. Se desempeñó como capitán en la columna del Ejército Rebelde del Che Guevara y dirigió el Instituto Nacional de Reforma Agraria, entre otras funciones. Influenciado por Núñez Jiménez, Fidel Castro también impulsó el movimiento ambientalista cubano.

Tirso W. Sáenz, quien trabajó en estrecha colaboración con Guevara a principios de la década de 1960 y encabezó la primera comisión ambiental de Cuba a partir de 1976, me dijo: “Fidel fue el principal impulsor de la incorporación de las preocupaciones ambientales en la política cubana”. El Partido Comunista de Cuba también ha respaldado abiertamente la protección ambiental y el crecimiento sostenible, lo que, según Houck, “brinda una legitimidad significativa a los programas ambientales”.

¿Qué es Tarea Vida?

Tarea Vida se basa en el récord mundial de Cuba como líder en la anticipación y la respuesta a riesgos y desastres naturales.

En 1976, Cuba fue uno de los primeros países del mundo en incluir los temas ambientales en su constitución, y se estableció la Comisión Nacional para Protección del Medio Ambiente y el Uso Racional de los Recursos Naturales. Eso fue once años antes de que el Informe Brundtland de la ONU introdujera la noción de “desarrollo sostenible” en el mundo. En las décadas siguientes se realizaron estudios y proyectos y se introdujeron normas ambientales para proteger la fauna y la flora.

En 1992, Fidel Castro pronunció un discurso inusualmente corto y apropiadamente alarmante en la Cumbre de la Tierra en Brasil. Culpó a las relaciones internacionales explotadoras y desiguales, resultantes del colonialismo y el imperialismo, de la destrucción ambiental rapaz alimentada por las sociedades capitalistas de consumo, que amenazan con la extinción de la humanidad.

Ese año, se introdujo en la constitución cubana un compromiso con el desarrollo sostenible. Se iniciaron investigaciones científicas sobre el impacto del cambio climático en Cuba. En 1994, se estableció un nuevo Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA). Elaboró una Estrategia Ambiental Nacional, que fue adoptada en 1997, el mismo año en que se aprobó la Ley 81 en la Asamblea Nacional.

Laura Rivalta, licenciada en derecho de la Universidad de La Habana con especialidad en regulación ambiental, explica que esta ley otorgó al CITMA amplias facultades para “controlar, dirigir y ejecutar la política ambiental” y puso “margenes y límites” a las actividades de las empresas extranjeras que operan en Cuba. “La nueva Constitución cubana aprobada en 2019 establece como un derecho humano el derecho a disfrutar de un medio ambiente sano y equilibrado”, agrega.

Espectacular avenida costera en la ciudad de Cienfuegos, también conocida como ‘la perla del sur’, ubicada en la costa sur de Cuba, a unos 250 km (155 millas) al este de La Habana. Sin medidas para proteger la línea costera del aumento del nivel del mar, hasta el 10 por ciento del territorio cubano podría quedar sumergido para finales de este siglo.

Satisfacer las necesidades humanas en lugar de maximizar las ganancias

Cuatro factores sustentan la capacidad de Cuba para desarrollar tan ambicioso plan de Estado.

Primero, la economía de planificación centralizada y dominada por el estado de Cuba, ayuda al gobierno a movilizar recursos y dirigir la estrategia nacional sin tener que incentivar las ganancias privadas, a diferencia de otros países que dependen de “soluciones de mercado” para el cambio climático.

En segundo lugar, Tarea Vida se basa en el récord mundial líder de Cuba de anticipación y respuesta a riesgos y desastres naturales. Esto ya se ha demostrado con frecuencia en su respuesta a huracanes y, desde marzo de 2020, en relación con la pandemia de COVID-19.

En tercer lugar está el sistema de Defensa Civil de Cuba, establecido tras el devastador huracán Flora de 1963. Durante mi visita al Comando Nacional, la Teniente Coronel Gloria Gelis Martínez describió sus “procedimientos operativos y técnicos para la alerta temprana del impacto de eventos meteorológicos extremos. Tenemos zonas de vigilancia y zonas de máxima alerta donde monitoreamos la aproximación de un evento y su impacto”. Un Consejo de Defensa Nacional coordina este sistema y se reproduce a nivel provincial, municipal y vecinal en todo el país. El meteorólogo Eduardo Planos explicó:

A nivel local, los centros de estudio de riesgos se enfocan en el fenómeno específico y se organiza el vecindario. Las organizaciones sociales de cada zona toman medidas preventivas. Los gobiernos locales establecen consejos locales de defensa, que organizan el funcionamiento del sistema, distribuyen alimentos básicos para que la gente no tenga que aguantar sin ella y revisan las instalaciones eléctricas y el plan de evacuación.

El cuarto lugar está la capacidad de Cuba para recopilar y analizar datos locales. Rey Santos destaca lo que esto significa en la práctica:

Los estudios indican que el aumento promedio del nivel del mar será de alrededor de 29 centímetros para 2050. Sin embargo, hemos realizado el mismo análisis para 66 puntos del territorio nacional, ya que existen diferencias según las condiciones locales. Para llevar a cabo un análisis de este tipo, tomar datos del IPCC sobre el aumento global del nivel del mar en cada lugar de Cuba solo se puede hacer si está respaldado por una ciencia sólida.

Tarea Vida está funcionando

Actualmente se están evaluando los resultados “corto plazo” de Tarea Vida 2017-2020. Este período coincidió con la presidencia de Donald Trump y el inicio de la pandemia de COVID-19. La administración Trump endureció severamente las sanciones estadounidenses contra Cuba, obstruyendo aún más su acceso a recursos y finanzas. La pandemia golpeó aún más la economía a través de la pérdida de ingresos por turismo.

Sin embargo, ha habido logros tangibles: se ha reubicado un masivo 11 por ciento de las viviendas costeras más vulnerables; se han establecido granjas de coral; Se han recuperado 380 km² de manglares, sirviendo como defensa costera natural; y se invirtieron mil millones de pesos en el programa hidráulico del país. Los programas de reforestación desde 1959 han elevado la cubierta forestal al 30 por ciento.

¿Qué pueden aprender de esto otros países del Sur Global? El Acuerdo de Copenhague de diciembre de 2009 prometió financiamiento climático para el mundo en desarrollo, aumentando a $ 100 mil millones (dólares estadounidenses) anualmente para 2020. Pero este compromiso no se ha cumplido.

“Cuentan dos veces los fondos, cuentan el dinero prometido pero no entregado, cuentan como donación el dinero que se le da a un país que en realidad se devuelve porque es un préstamo”, se queja Rey Santos. “El financiamiento internacional se inclina totalmente a favor de la mitigación, que es un negocio. Hay mucho menos dinero para la adaptación. La financiación es extremadamente baja para los pequeños estados insulares en desarrollo [SIDS], que se encuentran entre los grupos más vulnerables”. Describe planes de cambio climático “hermosos” elaborados para cumplir con los compromisos internacionales, y luego archivados. En cambio, “en Cuba, la Tarea Vida es un proceso vivo, producto del sistema que la generó”.

El enfoque cubano de la adaptación climática ofrece una alternativa a los paradigmas dominantes a nivel mundial basados en el sector privado.

El acceso de Cuba a las finanzas internacionales es más limitado que el de otros países debido al bloqueo estadounidense, que le impide acceder a los bancos multilaterales de desarrollo. En cambio, depende de la cooperación bilateral y de las Naciones Unidas para la financiación y la cooperación. La presión y las sanciones estadounidenses no solo golpean directamente a Cuba, sino que también están dirigidas contra sus socios potenciales en terceros países. Por ejemplo, Estados Unidos prohíbe la venta a Cuba de equipos en los que el 10 por ciento o más de los componentes sean fabricados por empresas estadounidenses.

El enfoque cubano de adaptación y mitigación climática ofrece una alternativa a los paradigmas dominantes a nivel mundial basados en el sector privado o en alianzas público-privadas. Tiene una relevancia cada vez mayor para los PEID (Pequeños Estados Insulares en Desarrollo) del Caribe que dependen del turismo y otros países del Sur Global que emergen de la pandemia de COVID-19 con niveles de endeudamiento que obstruirán el acceso futuro a la financiación internacional. Esto los acercará a las restricciones financieras y de recursos que Cuba ha enfrentado durante décadas debido a las sanciones de Estados Unidos. Tarea Vida se basa en soluciones domésticas de bajo costo, no en financiamiento externo.

Rey Santos advierte contra el intento de promover una agenda climática sin abordar problemas estructurales como la pobreza extrema y la profunda desigualdad social y económica. Él dice que es imposible convertir la matriz energética mundial de combustibles fósiles a energías renovables sin reducir los niveles de consumo cuando no hay recursos suficientes para producir los paneles solares y las turbinas eólicas requeridas o espacio insuficiente para alojarlos.

“Si automáticamente hicieras todo el transporte eléctrico mañana, tendrías los mismos problemas de congestión, estacionamiento, carreteras y un consumo pesado de acero y cemento”, señala. “Tiene que haber un cambio en la forma de vida, en nuestras aspiraciones. Esto es parte del debate sobre el socialismo, parte de las ideas del Che Guevara sobre el ‘hombre nuevo’. Sin formar ese nuevo humano, es muy difícil enfrentar el tema climático”. Un plan como Tarea Vida requiere una visión que no está dirigida al lucro ni al interés propio. “Debe tener como premisa la equidad social y el rechazo a la desigualdad. Un plan de esta naturaleza requiere un sistema social diferente, y ese es el socialismo”, concluye.

Claramente, este marco de economía política no existe en otros países miembros de PEID. Pero con la cumbre COP26 en Glasgow mostrando nuevamente la falta de determinación de los gobiernos para actuar sobre el clima y su negativa a invadir los intereses privados, el enfoque cubano de utilizar la ciencia ambiental, las soluciones naturales y la participación comunitaria puede proporcionar ejemplos de mejores prácticas para aquellos que sí quieren enfrentar el desastre climático.


NOTAS

[1] El estreno en línea del documental del autor “Tarea Vida de Cuba: combatiendo el cambio climático” tuvo lugar en YouTube el 11 de enero de 2022. Está disponible para su visualización, con subtítulos en varios idiomas.

[2] Panorama-Mundial ha publicado dos artículos de Helen Yaffe relacionados con los acontecimientos del 11 de julio de 2021 en Cuba y la guerra económica de Washington contra la nación caribeña: “¿Qué está pasando realmente en Cuba?” publicado el 20 de julio de 2021, y “Si a Estados Unidos le preocupara la libertad en Cuba, pondría fin a sus sanciones punitivas” publicado el 12 de agosto de 2021.

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