Política Mundial

Un intercambio de puntos de vista sobre la guerra en Ucrania



Presentamos aquí un intercambio de puntos de vista sobre la guerra en Ucrania. Comienza con una versión ligeramente editada de una carta que Pete Seidman, líder en Miami de la coalición U.S. Hands Off Cuba and Venezuela (Manos de EUA Fuera de Cuba y Venezuela), le envió a Medea Benjamin, cofundadora de Global Exchange (Intercambio Global) y Codepink: Women for Peace (Codepink: Mujeres por la Paz), y Nicolás (Sandy) Davies, periodista independiente e investigador de Codepink.

Seidman responde al artículo de Benjamin y Davies titulado “Cómo Estados Unidos inició una nueva guerra fría con Rusia y dejó que fuera Ucrania la que realizara el combate”. Este último apareció el 28 de febrero del 2022 en la publicación CommonDreams y lo publicamos nuevamente a continuación. La compilación incluye las respuestas que Davies y Benjamin enviaron a Seidman, que aparecen inmediatamente después de la carta de Seidman y se publican con el permiso de los autores.

Cassia Laham, líder de la Coalición Nacional Unida contra la Guerra (UNAC, por su sigla en inglés), publicó un artículo el 1º de marzo titulado “No a la OTAN” que expresa puntos de vista similares a los del artículo en CommonDreams, y que también publicamos aquí al final de este intercambio para la información de nuestros lectores.

Debido a la importancia de los temas abordados, Panorama-Mundial publica este intercambio de puntos de vista para beneficio de los que luchan contra la guerra y otros lectores interesados. Los editores de Panorama-Mundial comparten los puntos de vista de Seidman.

Los subtítulos son por Panorama-Mundial.


Por Pete Seidman

MIAMI, Florida, 3 de marzo del 2022

Queridas Medea y Sandy,

Esta es una breve nota en respuesta a su artículo, “Cómo Estados Unidos inició una nueva guerra fría con Rusia y dejó que fuera Ucrania la que realizara el combate”.

Las guerras le imponen pruebas contundentes a la política. En este caso, ustedes dicen con razón: “Esperamos sinceramente que Rusia ponga fin a su invasión ilegal y brutal de Ucrania mucho antes de que cometa una fracción de la matanza y la destrucción masiva que Estados Unidos y sus aliados han cometido en nuestras guerras ilegales”.

Pero en mi opinión, el tono y el énfasis de su artículo evitan darle frente al punto central, al sugerir que Rusia de alguna manera puede justificar el darse por provocada por la agresión económica y política de la OTAN / Estados Unidos ante sus fronteras.


OPINIÓN


Un soldado ucraniano custodia su posición el 12 de marzo del 2022 en Mariupol, una ciudad en el sur de Ucrania rodeada y bombardeada por las fuerzas invasoras rusas. (Foto: Mstyslav Chernov/AP)

Incluso si Rusia está convencida de que tiene intereses estratégicos en Ucrania, esto no justifica de ninguna manera una invasión de ese país.

Usted sabe bien que el camino hacia la paz verdadera pasa por la justicia, que en este caso tiene que incluir el derecho de Ucrania a la autodeterminación. Es el segundo país más grande de Europa, y no un peón que de ninguna manera puede ser justificadamente responsable ante la fuerza militar de Rusia mientras ésta persigue sus intereses percibidos, comportándose como si todavía fuera la “prisión de las naciones” cuando el chovinismo de la Gran Rusia caracterizó a un imperio cuya caída nadie lamenta.

Es cierto que la política exterior de Estados Unidos y la OTAN es despreciable, agresiva y, en mi terminología, imperialista. Todas las personas que vivimos en Estados Unidos tenemos la responsabilidad particular de hablar en contra de esta política criminal.

Pero ningún grado de agresión de Estados Unidos y la OTAN justifica de ninguna manera la invasión rusa. Rusia también es una potencia capitalista que no tiene en absoluto objetivos moralmente elevados con que pretenda justificar su invasión brutal, inmoral e ilegal de Ucrania. No se trata de otra cosa que una riña geopolítica en la que el pueblo de Ucrania y su derecho a la autodeterminación nacional ya están sufriendo y pagando el precio más alto.

No hay nada progresista en la actuación de Rusia. El hecho de que estén en un conflicto con la OTAN no los hace de ninguna manera progresistas. Esta es una pelea de matones. Los combatientes que deben ser apoyados son los ucranianos que quieren que las fuerzas rusas salgan de su país. La claridad política también aumentará en Ucrania en el curso de esta lucha, el papel de las fuerzas derechistas en el país podrá entenderse más claramente, y será posible avanzar en aras de la unidad en una lucha por una Ucrania nueva, progresista o incluso revolucionaria. Sin duda, Washington y la OTAN intervendrán en esta compleja situación como siempre lo hacen. Pero los ucranianos han demostrado ya que su lucha va mucho más allá de las manipulaciones de cualquier potencia hostil.

La independencia de Ucrania está al centro del debate

Realmente creo que la independencia de Ucrania es el meollo del asunto. Los llamados a la “paz” que no incluyen específicamente un llamado a que los rusos se retiren de Ucrania disuelven la cuestión concreta en una cuestión pacifista abstracta. ¡En este momento, las fuerzas rusas están disparándole a los ucranianos en su propio país!

No hay paz justa ni diplomacia seria a menos que una retirada rusa sea uno de sus mandatos.

Podría haber no enviado esta nota, que espero que no les parezca tediosa o dogmática, si mi crítica fuera solo del tono y la imprecisión del artículo. Pero ahora he recibido una nota de Sandy [Nicolas J.S. Davies] en la que está respaldando un mitin este sábado 5 de marzo que no pide la retirada de las fuerzas rusas de Ucrania. Lo que pide es negociar una paz en Ucrania mientras su pueblo está siendo agredido a punta de pistola. ¡No! Me imagino que la mayoría de los ucranianos verán este tipo de manifestación por la “paz” como un ejercicio de hipocresía inútil o, en el mejor de los casos, de inconsistencia política.

Folleto para el mitin del 5 de marzo en Hollywood, la Florida. El folleto dice lo siguiente: Únase a nosotros para exigir: No a la escalada; no a la expansión de la OTAN; alto a las sanciones / NO A LA GUERRA CON RUSIA / Paz en Ucrania.

El volante de la manifestación pide “¡No a la guerra con Rusia!” Pero no hay guerra con Rusia (al menos no todavía). Hay una guerra de Rusia contra Ucrania. La manera en que el volante de este mitin lo expresa, Rusia parece ser la víctima. Esto no es cierto. En la medida en que Rusia sea víctima de una competencia inter-imperialista más intensa en el mundo (que no es sólo entre Rusia y la OTAN, sino también dentro de la OTAN, y también entre los países de la OTAN y Estados Unidos), no deberíamos tomar partido.

Espero con interés, por supuesto, cualquier discusión que quieran tener sobre este tema, ya que considero que es de gran importancia para todos aquellos que desean organizar una lucha verdaderamente efectiva contra la guerra.

*

Por Nicolás J.S. Davies

3 de marzo del 2022

Estimados todos,

Gracias, Pete y Cassia, por sus correos electrónicos, y por el excelente artículo de Cassia [publicado al final de este intercambio– WO]. Los volantes que les hice llegar fueron los que Cassia me envió, y creo que presentan un mensaje claro y equilibrado que “alberga a todos” y que espero que mucha gente pueda salir y apoyar.

Hay conversaciones sobre un alto al fuego entre Rusia y Ucrania, y representan la mejor oportunidad para la paz en este momento. Rusia y Ucrania tienen que encontrar una base sobre la que puedan ponerse de acuerdo para un alto el fuego, o no la habrá. No creo que si los estadounidenses—dentro o fuera del gobierno—exigen la retirada incondicional de Rusia eso ayude a que esas conversaciones tengan éxito. Estados Unidos ha desempeñado un papel contraproducente y desestabilizador presionando a Zelensky a que sea inflexible y duro desde que fue elegido en el 2019, enviándole armas y apoyando su negativa a siquiera hablar con los líderes de Donbas, descarrilando efectivamente el acuerdo de Minsk II.

Si Zelensky presenta una demanda no negociable de la retirada incondicional de Rusia, la única forma en que Estados Unidos y la OTAN podrían respaldarlo sería arriesgarse a una guerra nuclear en un conflicto directo con Rusia. Éste es el predicamento al que la ilusión del apoyo incondicional de Estados Unidos lo ha llevado a él y a su pueblo. Zelensky ahora se enfrenta a la realidad de que Rusia está bombardeando a sus ciudades y a su gente, y ni Estados Unidos ni la OTAN pueden venir a salvarlos sin arriesgarse seriamente a una Tercera Guerra Mundial. Éste es precisamente el predicamento al que muchos de nosotros advertimos que nos llevaría el resurgimiento de la Guerra Fría de Estados Unidos contra Rusia y China.  

Ustedes son todos bienvenidos a leer mi artículo y el de Medea, y verán que ciertamente condenamos la invasión rusa de Ucrania. La condena universal de los pueblos de todo el mundo y nuestra solidaridad con los activistas rusos y ucranianos y con los ciudadanos que piden la paz es lo mejor que podemos ofrecerles a ellos y a su pueblo, y espero que podamos tener un impacto.

¡Nos vemos el sábado!

¡Paz!

Sandy (Nicolás) Davies  

*

 Por Medea Benjamin

3 de marzo del 2022

Creo que podemos criticar a la OTAN, a nuestro gobierno, Y a esta horrible invasión rusa al mismo tiempo. Yo lo hago.

Gracias,

Medea

*

Cómo Estados Unidos comenzó una nueva guerra fría con Rusia y dejó que fuera Ucrania la que realizara el combate


Lo que sigue apareció en CommonDreams y se vuelve a publicar con permiso. El original en inglés puede encontrarse aquí.


Por Medea Benjamin y Nicolás J.S. Davies

28 de febrero del 2022—Los defensores de Ucrania están resistiendo valientemente la agresión rusa, avergonzando al resto del mundo y al Consejo de Seguridad de la ONU por no protegerlos. Es una señal alentadora que los rusos y los ucranianos estén sosteniendo conversaciones en Bielorrusia que puedan conducir a un alto al fuego. Deben hacerse todos los esfuerzos por poner fin a esta guerra antes de que la maquinaria bélica rusa mate a miles más de los defensores y civiles en Ucrania, y obligue a cientos de miles más a huir.

Pero bajo la superficie de este clásico juego de moralidad hay una realidad más insidiosa en juego, y ese es el papel de Estados Unidos y de la OTAN que abonaron el terreno para esta crisis.

El presidente Biden ha calificado a la invasión rusa como “no provocada”, pero eso está muy lejos de la verdad. En los cuatro días previos a la invasión, los observadores del alto al fuego de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) documentaron un peligroso aumento de las violaciones del alto al fuego en el este de Ucrania, con 5,667 violaciones y 4,093 explosiones.

De hecho, la mayoría ocurrieron dentro de las fronteras de las Repúblicas Populares de Donetsk (RPD) y Lugansk (RPL), lo que concuerda con el lanzamiento de proyectiles por parte de las fuerzas gubernamentales de Ucrania. Con casi 700 observadores del alto al fuego de la OSCE sobre el terreno, no es creíble que todos estos fueran incidentes prefabricados de “bandera falsa” organizados por las fuerzas separatistas, como afirmaron funcionarios estadounidenses y británicos.

Ya sea que el lanzamiento de esos proyectiles se tratara sólo de otra escalada en la larga guerra civil o del bombardeo inicial de una nueva ofensiva del gobierno, ciertamente fue una provocación. Pero la invasión rusa ha excedido con creces cualquier acción proporcional para defender a la RPD y la RPL de esos ataques, lo que la torna desproporcionada e ilegal.

Resurgimiento de la Guerra Fría de Estados Unidos contra Rusia y China

Sin embargo, en el contexto más amplio, Ucrania se ha convertido en instrumento y en víctima involuntaria del resurgimiento de la Guerra Fría de Estados Unidos contra Rusia y China, en la que Estados Unidos ha rodeado a ambos países con fuerzas militares y armas ofensivas, se ha retirado de toda una serie de tratados de control de las armas y se ha negado a negociar para resolver las racionales preocupaciones de seguridad planteadas por Rusia.

En diciembre del 2021, después de una cumbre entre los presidentes Biden y Putin, Rusia presentó un borrador de propuesta para un nuevo tratado de seguridad mutua entre Rusia y la OTAN, con 9 artículos a negociar. Representaban una base razonable para un intercambio serio. Lo más pertinente a la crisis en Ucrania era simplemente acordar que la OTAN no aceptaría a Ucrania como nuevo miembro, lo que en todo caso no está sobre la mesa en el futuro previsible. Pero de entrada la administración Biden descartó la propuesta de Rusia en su totalidad, ni siquiera aceptándola como base para las negociaciones.

¿Por qué, entonces, era tan inaceptable la negociación de un tratado de seguridad mutua que Biden estuvo dispuesto a arriesgar miles de vidas ucranianas, aunque ni una sola vida estadounidense, en lugar de tratar de encontrar terreno común? ¿Qué dice eso sobre el valor relativo que Biden y sus colegas les dan a las vidas estadounidenses en comparación con las ucranianas? ¿Y cuál es esta extraña posición que Estados Unidos ocupa en el mundo de hoy que le permite a un presidente estadounidense arriesgar tantas vidas ucranianas sin pedir a los estadounidenses que compartan su dolor y sacrificio?

La ruptura de las relaciones de Estados Unidos con Rusia y el fracaso de la política inflexible y arriesgada de Biden precipitaron esta guerra, y sin embargo, la política de Biden “desplaza al exterior” todo el dolor y el sufrimiento para que los estadounidenses puedan, como dijo una vez otro presidente en tiempos de guerra, “seguir campantes con sus asuntos” y seguir saliendo de compras. Los aliados europeos de Estados Unidos, que ahora deben albergar a cientos de miles de refugiados y enfrentar una creciente espiral en los precios de la energía, deberían tener cuidado de no aceptar este tipo de “liderazgo” que bien podría ponerlos en la primera fila del combate.

Expansión de la OTAN

Al final de la Guerra Fría el Pacto de Varsovia, contraparte de la OTAN en Europa oriental, quedó disuelto, lo cual también debería haber sucedido con la OTAN ya que había logrado el objetivo por el cual fue construida. En cambio, la OTAN ha sobrevivido como una peligrosa alianza militar, fuera de control y dedicada principalmente a expandir su esfera de operaciones y justificar su propia existencia. Se ha expandido de 16 países en 1991 a un total de 30 países en la actualidad, incorporando la mayor parte de Europa oriental mientras que ha seguido cometido agresiones, bombardeos de civiles y otros crímenes de guerra.

En 1999 la OTAN lanzó una guerra ilegal con el objetivo de arrancarle militarmente a lo que quedaba de Yugoslavia un Kosovo independiente. Los ataques aéreos de la OTAN durante la guerra de Kosovo mataron a cientos de civiles, y su principal aliado en esa guerra, el presidente de Kosovo Hashim Thaci, hoy está siendo juzgado en La Haya por los atroces crímenes de guerra que cometió bajo cobertura de los bombardeos de la OTAN, aparte de los asesinatos a sangre fría de cientos de prisioneros para vender en el mercado internacional de trasplantes sus órganos internos.

Lejos del Atlántico del norte, la OTAN se unió a Estados Unidos en su guerra de 20 años en Afganistán, y luego atacó y destruyó Libia en el 2011, dejando atrás un estado fallido, una crisis permanente de refugiados, y violencia y caos en toda la región.

En 1991, como parte de un acuerdo para que la URSS aceptara la reunificación de Alemania Oriental y Occidental, los líderes de occidente aseguraron a sus homólogos soviéticos que no expandirían la OTAN más cerca de la frontera de Rusia que la de la Alemania unificada. El Secretario de Estado de Estados Unidos, James Baker, prometió que la OTAN no avanzaría “ni una pulgada” más allá de la frontera alemana. Todos pueden acceder a la explicación de esas promesas incumplidas de Occidente en 30 documentos desclasificados que han sido publicados en el sitio web del Archivo de Seguridad Nacional.

Como era de predecirse la OTAN, después de expandirse por Europa oriental y librar guerras en Afganistán y Libia, ha vuelto al punto de partida para ver una vez más a Rusia como su principal enemigo. Las armas nucleares de Estados Unidos ahora están basadas en cinco países de la OTAN en Europa: Alemania, Italia, los Países Bajos, Bélgica y Turquía, mientras que Francia y el Reino Unido tienen sus propios arsenales nucleares. Los sistemas de “defensa antimisiles” de Estados Unidos, que podrían ser usados para disparar misiles nucleares ofensivos, están instalados en Polonia y Rumania, y en una de las bases en Polonia a solo 100 millas de la frontera rusa.

Otra de las solicitudes rusas en su propuesta de diciembre fue que Estados Unidos simplemente se reincorporara al Tratado INF (Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio) de 1988, en virtud del cual ambas partes acordaron no desplegar misiles nucleares de corto o mediano alcance en Europa. Trump se retiró del tratado en el 2019 por consejo de John Bolton, su asesor de Seguridad Nacional, quien también lleva colgando de su cartuchera los cueros cabelludos del Tratado ABM de 1972, del JCPOA con Irán del 2015, y el Marco Acordado en 1994 con Corea del Norte.

Ninguna de estas cosas puede justificar la invasión rusa de Ucrania, pero el mundo debería tomar en serio a Rusia cuando dice que sus condiciones para poner fin a la guerra y volver a la diplomacia son la neutralidad ucraniana y el desarme. Si bien no puede esperarse que ningún país se desarme por completo en el mundo actual que está armado hasta los dientes, la neutralidad podría ser una opción seria a largo plazo para Ucrania.

Hay muchos precedentes exitosos, como Suiza, Austria, Irlanda, Finlandia y Costa Rica. O tomemos el caso de Vietnam. Tiene una frontera común y serias disputas marítimas con China, pero Vietnam se ha resistido a esfuerzos de Estados Unidos de involucrarlo en su Guerra Fría con China, y sigue comprometido desde hace mucho tiempo con su política de los “Cuatro Noes”: ni alianzas militares; ni afiliación con un país en contra de otro; ni bases militares extranjeras; ni amenazas o usos de la fuerza.

Alto el fuego en Ucrania

El mundo debe hacer lo que sea necesario para obtener un alto al fuego en Ucrania y hacer que se mantenga. Tal vez Guterres, el Secretario General de la ONU, o un representante especial podrían actuar como mediadores, posiblemente con un rol para la ONU como garante de la paz. Esto no será fácil: una de las lecciones de otras guerras que aún no ha sido aprendida es que es más fácil prevenir la guerra por medio de una diplomacia seria y un compromiso genuino con la paz que dar fin a una guerra una vez que ha comenzado.

Y si llega a darse un alto al fuego, todas las partes deben estar preparadas para comenzar de nuevo a negociar soluciones diplomáticas duraderas que permitan vivir en paz a todos los pueblos de Donbás, Ucrania, Rusia, Estados Unidos y otros miembros de la OTAN. La seguridad no es un juego de ventajas, y ningún país o grupo de países puede lograr una seguridad duradera socavando la seguridad de los demás.

Estados Unidos y Rusia también deben asumir finalmente la responsabilidad que conlleva almacenar más del 90% de las armas nucleares del mundo, y deben pactar un plan para empezar a desmantelarlas de conformidad con el Tratado de la No Proliferación (TNP) y el nuevo Tratado de Naciones Unidas sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPNW).

Por último, mientras los estadounidenses condenan la agresión de Rusia, sería el epítome de la hipocresía olvidar o ignorar las muchas guerras recientes en las que Estados Unidos y sus aliados han sido los agresores: en Kosovo, Afganistán, Irak, Haití, Somalia, Palestina, Pakistán, Libia, Siria y Yemen.

Esperamos sinceramente que Rusia ponga fin a su invasión ilegal y brutal de Ucrania mucho antes de que cometa una fracción de la matanza y la destrucción masiva que Estados Unidos y sus aliados han cometido en nuestras guerras ilegales.

*

No a la OTAN


El artículo a continuación apareció en FightBackNews! Se publica aquí nuevamente con permiso. El original en inglés puede encontrarse aquí.


Por Cassia Laham

MIAMI, Florida, 1º de marzo del 2022—Los acontecimientos en Ucrania se están desarrollando rápidamente. Por lo tanto, es imperativo que el movimiento contra la guerra en Estados Unidos se movilice por la paz y contra cualquier posible escalada de Estados Unidos. Esto significa exigir: no a la guerra con Rusia, no a la expansión de la OTAN y no a las sanciones.

Es importante que los estadounidenses entiendan que la crisis actual en Ucrania no comenzó con la reciente invasión rusa de Ucrania; más bien, es una crisis que se ha ido incubando durante décadas, ya que Estados Unidos ha expandido la alianza militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en toda Europa oriental y hasta las puertas de Rusia, haciendo a un lado los acuerdos originales posteriores a la Guerra Fría.

La OTAN es una de las mayores alianzas militares que fue creada en 1949 y originalmente estaba compuesta por Estados Unidos y sus aliados claves de la Guerra Fría en Europa occidental. Estados Unidos ayudó a formar esta peligrosa alianza militar como una operación abiertamente agresiva destinada a intimidar a la Unión Soviética y evitar la propagación del socialismo en Europa después de la Segunda Guerra Mundial. En respuesta, la Unión Soviética finalmente creó el Pacto de Varsovia, una alianza militar propia.

Desde la desintegración de la Unión Soviética y la disolución del Pacto de Varsovia en 1991, Estados Unidos ha retractado sus promesas a los rusos de mantener las fronteras de la OTAN que existían durante la Guerra Fría. Al contrario, la OTAN se ha expandido para incluir gran parte de Europa oriental, rodeando a Rusia con bases militares y armamentos, todo con la meta de proteger el dominio político y económico de Estados Unidos.

Estados Unidos y la OTAN han sido la mayor fuente de muerte y violencia en el mundo desde que comenzó la Guerra Fría, desde Corea hasta Vietnam, desde Yemen hasta Irak, desde Yugoslavia hasta Libia.

Y en el 2014, con referencia específica a la situación actual en Ucrania, Estados Unidos respaldó un golpe ilegal contra el gobierno democráticamente electo de Ucrania. Estados Unidos armó y apoyó movimientos fascistas, neonazis y de milicias (como el Batallón Azov) en Ucrania, grupos que son responsables de la muerte de miles de rusos étnicos en toda Ucrania en una guerra que nunca terminó.

Desde el 2014, la meta final de Estados Unidos en Ucrania ha sido incorporar al país a las filas de la Unión Europea y la OTAN. Rusia dejó en claro que la absorción de Ucrania en la OTAN sería inaceptable y que lo tomaría como una amenaza militar. Pero en lugar de negociar de buena fe, durante siete años Estados Unidos recurrió a sanciones, más armas para Ucrania y bravuconadas contra Rusia.

Por lo tanto, cuando se trata de la guerra, especialmente en Ucrania, Estados Unidos no tiene libertad alguna para señalar con el dedo, ni de servir como brújula moral o para juzgar a Rusia o a cualquier otro país. Es risible escuchar a los funcionarios de Estados Unidos denunciar esta guerra, cuando es un país que hizo todo lo posible por instigarla.

Y es aún más ridículo pensar que los voceros de los medios corporativos se preocupan por el pueblo de Ucrania, cuando han ignorado el hambre y las matanzas, respaldados por la OTAN, de millones de yemeníes durante siete años. Además, ¿por qué va alguien a creer una palabra que tengan que decir los principales medios de comunicación sobre las guerras en el extranjero, cuando estos son los mismos idiotas que intentaron venderle al pueblo estadounidense las imaginarias armas de destrucción masiva de Saddam Hussein para justificar la guerra de Estados Unidos en Irak que mató a 1 millón de iraquíes?

Como activistas estadounidenses contra la guerra, es nuestra responsabilidad con el movimiento por la paz global exigir ante todo el fin de la expansión y la agresión imperialista de este país, en Ucrania y en todo el mundo. Es nuestro el compromiso de presionar a nuestro gobierno para que deje de usar a Ucrania como sustituto en una guerra con Rusia y para que ponga fin a la expansión de la OTAN. Como activistas por la paz en el país imperialista más poderoso del mundo, debemos obrar por garantizar que Estados Unidos no siga escalando la tensión a través de acciones militares unilaterales o de la OTAN, o con cualquier otra forma de guerra, incluidas las sanciones.

Aquellos de nosotros que realmente queremos la paz debemos exigir: ¡No a la guerra con Rusia! ¡No a la expansión de la OTAN! ¡No a las sanciones!


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