Marxismo

Sobre la negociación de la declaración de culpabilidad y las ideas prevalecientes



Dos lectores discreparon con algunas de las opiniones expresadas en el reciente análisis de noticias de World-Outlook Trump Indictment: What Are the Issues? (La acusación contra Trump: ¿Cómo descifrar lo que significa?) Ambos comentarios (en inglés) se pueden encontrar debajo del texto del artículo.

“No estoy seguro de cómo la negociación de la declaración de culpabilidad socava el derecho a un juicio por jurado”, escribió Tom Q. “Ese es típicamente un tema de conversación de derecha. Nadie está obligado a aceptar un acuerdo de culpabilidad”.


DISCUSIÓN CON NUESTROS LECTORES


Comenzamos con una observación objetiva. “Según la Escuela de Derecho St. Francis, ‘más del 94% de los casos penales estatales procesados con éxito, y el 97% de los casos penales federales, ahora terminan en acuerdos de culpabilidad'”, señaló el artículo.

De hecho, según la Asociación Nacional de Abogados de Defensa Criminal, menos del 3 por ciento de los casos penales en los Estados Unidos han ido a juicio en el último medio siglo. El 97 por ciento restante se ha decidido mediante un acuerdo de culpabilidad.

Basándonos en esos hechos, concluimos: “La negociación de la declaración de culpabilidad es el pan y la mantequilla de los fiscales. Lo usan rutinariamente para evitar ser obligados a probar sus acusaciones ante un jurado. Este uso sistemático de la negociación de la declaración de culpabilidad socava las disposiciones de la Sexta Enmienda para enfrentar a los acusadores frente a un jurado de sus pares”. Creemos que esa conclusión se mantiene.

Michael Cohen, ex abogado de Donald Trump, después de testificar en la corte contra su exjefe en 2018. Cohen se declaró culpable de violar las leyes de financiamiento de campaña en un acuerdo con los fiscales en el que cumpliría solo tres años de cárcel a cambio de atacar a su ex cliente. La negociación de la declaración de culpabilidad es el pan de cada día de los fiscales.  (Foto: Jonathan Ernst / Reuters)

No habíamos considerado que algunos se oponen a negociar una declaración de culpabilidad porque están a favor de imponer un castigo aún más severo a los acusados que el que se impone por algunos acuerdos de culpabilidad. No nos oponemos al derecho de ningún acusado a optar por aceptar una negociación de culpabilidad si se siente obligado a hacerlo.

Sin embargo, hay otro punto a considerar. La negociación de declaraciones de culpabilidad es una parte de la manera en que la clase dominante de Estados Unidos ha utilizado los tribunales para imponer un encarcelamiento masivo sin paralelo en el mundo entero: más de 2.2 millones de prisioneros, más que en cualquier otro país.

“Ningún otro país encierra al número de personas que encerramos nosotros”, dijo Dan Canon, un abogado de derechos civiles que enseña en la Universidad de Louisville en Kentucky. “También tenemos una tasa mucho más alta de casos con negociación de culpabilidad que el resto del mundo: casi un 20 por ciento más alta que el de cualquier otro país de derecho consuetudinario”.

Al igual que otras prácticas legales, la negociación de una declaración de culpabilidad está imbuida de un fuerte sesgo de clase. Los ricos, como Donald Trump, pueden pagar abogados caros y es menos probable que se vean presionados para llegar a acuerdos de culpabilidad. Los trabajadores, por otro lado, no pueden permitirse una defensa costosa y es más probable que acepten los acuerdos de culpabilidad como el menor de dos males en comparación a un juicio.

En el fondo el problema es que no siempre hay justicia en los tribunales capitalistas. Como hemos explicado, la práctica de inflar el número de cargos mucho más allá del verdadero número de presuntos actos delictivos — y luego imponer el castigo más grave a uno solo de los cargos — permite a los tribunales imponer penas más largas y severas. Esto se conoce como “sobreacusar”. Los fiscales lo usan rutinariamente.

Porque saben que un juicio justo por un jurado de tus conciudadanos es una promesa de la Carta de Derechos[1] que rara vez se cumple, muchos acusados se sienten obligados a negociar una sentencia más indulgente en lugar de arriesgarse en la corte. Todo el proceso socava la intención de la Sexta Enmienda en la Carta de Derechos.

¿De dónde vienen las ideas?

El lector mtomas3 nos escribió diciendo: “El artículo parece omitir el efecto sostenido que tal faccionalismo realmente tiene sobre la población, especialmente entre los trabajadores (que, en base a otros escritos de ustedes, parecen definir de una forma bastante vaga en cuanto a quiénes se refieren realmente). De sus escritos, parecen decir que solo hay faccionalismo entre las alas contendientes de la clase capitalista, dejando en duda si la “clase obrera” esta involucrada de alguna manera. Parece una subestimación de lo que parecen ser brechas muy reales entre los trabajadores y las comunidades oprimidas (que en general también constituyen la clase trabajadora)”.

A nuestro parecer este lector ha malentendido el argumento que estábamos haciendo y nos atribuye una idea que nunca expresamos. No sugerimos que el faccionalismo en la política capitalista —la política burguesa— no afecte el pensamiento de la clase obrera y los oprimidos. Al contrario.

Nuestro enfoque asume, como punto de partida básico, lo que Karl Marx y Friedrich Engels explicaron claramente en su obraLa ideología alemana“. En una sección subtitulada “Sobre la producción de la conciencia”, Marx y Engels explicaron:

“Las ideas de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes; es decir, la clase que ejerce la fuerza material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su fuerza intelectual dominante. La clase que tiene a su disposición los medios de producción material tiene control, al mismo tiempo, sobre los medios de producción mental, y de ese modo con sus ideas someten, en términos generales, a aquellos que carecen de los medios de producción mental.

“Las ideas dominantes no son otra cosa que una expresión ideal de las relaciones materiales dominantes, las relaciones materiales dominantes concebidas como ideas; por eso las relaciones que hacen de una determinada clase la clase dominante son también las que confieren el papel dominante a sus ideas. Los individuos que conforman la clase dominante poseen, entre otras cosas, conciencia de ello, y por lo tanto piensan como parte de esa clase. Por lo tanto, en la medida en que gobiernan como clase y determinan todo el ámbito de una época histórica, es evidente que lo hacen en toda su extensión y, por lo tanto, entre otras cosas, también gobiernan como pensadores, como productores de ideas, y regulan la producción y la distribución de las ideas de su tiempo: por lo tanto, sus ideas son las ideas dominantes de la época.

De La ideología alemana por Karl Marx y Friedrich Engels
La ideología alemana por los líderes socialistas Karl Marx y Friedrich Engels

Esto es sin duda cierto en los Estados Unidos de hoy, donde, como explicamos, la clase dominante tiene dos partidos políticos, mientras que la clase obrera y los oprimidos no tienen partido propio para contrarrestar las ideas que la clase dominante promueve a través de su gran número de instituciones.

Naturalmente, la agudización del faccionalismo que vemos todos los días entre los demócratas y los republicanos, y en el seno de esos partidos, tiene una influencia profunda en la manera de pensar de los trabajadores hoy en día.

 Los editores de Panorama-Mundial


NOTAS

[1] La Carta de Derechos (Bill of Rights en inglés) consiste en las primeras 10 enmiendas a la constitución de Estados Unidos, que fueron ratificadas en 1791. Esas enmiendas garantizan derechos como el de la libre expresión, el derecho de protestar contra el gobierno, y de solo poder ser juzgado por conciudadanos — con el derecho a saber de qué has sido acusado y de enfrentar en persona a quien te acusa.


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