Movimiento Obrero / Sindicatos

Trabajadores ferroviarios tendrán la última palabra sobre el contrato nacional



Por Geoff Mirelowitz y Marilee Taylor

15 de septiembre del 2022 — Queda pospuesta por ahora una huelga nacional de los ferrocarriles de carga. Esta mañana, bajo la enorme presión que ejerció la administración Biden y con el Congreso amenazando imponer condiciones onerosas, los líderes de los dos sindicatos ferroviarios más numerosos y la Conferencia Nacional de Transportistas (que representa a los propietarios de los ferrocarriles) anunciaron la aprobación provisional de un nuevo contrato nacional para la industria ferroviaria.

Apenas están comenzando a surgir detalles sobre la cuestión más importante, y que tanto ha atizado la ira de los obreros ferroviarios. Para ellos el problema crucial es remediar las crueles políticas de asistencia que niegan a los trabajadores suficiente tiempo libre para descansar, atender a la familia, y resolver necesidades médicas básicas. Las concesiones de último minuto por los dueños multimillonarios de los ferrocarriles, sean lo que sean, se deben al hecho de que se cumplió el plazo límite para la huelga fijado para las 12:01 am del 16 de septiembre. Nada quedará resuelto hasta que los propios trabajadores ferroviarios puedan leer y discutir el contrato propuesto.

Ha quedado pospuesta, por el momento, la huelga ferroviaria nacional ahora que los principales sindicatos ferroviarios y los dueños de los ferrocarriles han anunciado un acuerdo provisional este 15 de septiembre del 2022. (Foto: Paul Hennessy / Zuma Press)

La declaración conjunta emitida por los funcionarios de la Hermandad de Maquinistas de Locomotoras y Obreros Ferroviarios (BLET) y del sindicato del Transporte Ferroviario, Aéreo, y de Obreros de Hojalatería (SMART) elogió el acuerdo. Pero también reconoció: “Este contrato no será el definitivo hasta que nuestros miembros tengan la oportunidad de revisar sus cláusulas y lo aprueben con su voto de ratificación”.

Durante meses ha sido ampliamente menoscabada la rabia que se ha difundido entre los obreros ferroviarios por las intolerables condiciones de trabajo y de vida a las que han sido sometidos. Y no hay mejor ejemplo que el acuerdo contractual presentado por la Junta Presidencial de Emergencia (PEB) que nombró Biden, la cual ignoró estas preocupaciones por completo.

Para obtener más información sobre los antecedentes consulte “¿Saldrán en huelga los trabajadores ferroviarios?

Muchos trabajadores consideran que las políticas de asistencia impuestas por los transportistas son un mecanismo de terror para obligarlos a subordinar su vida entera a la sed de ganancias de los transportistas. Un artículo del 13 de septiembre en el Washington Post informó: “Dos de las empresas ferroviarias más grandes que operan principalmente en el oeste de Estados Unidos — La BNSF y la Union Pacific — son las compañías con políticas de asistencia basadas en puntos. Desde febrero, cuando se implementó la política basada en puntos, más de 700 empleados de la BNSF han renunciado. Los trabajadores pueden ser despedidos si se les agotan los puntos, incluso en el caso de una emergencia familiar”.

Hasta los medios de comunicación de las grandes empresas tuvieron que reconocer cada vez más, a medida que se acercaba la fecha límite para el inicio de la huelga, que las demandas de los trabajadores son legítimas. “Los trabajadores dicen que la obsesión del ferrocarril con la eficiencia se pasa de la raya”, decía el titular de un artículo del New York Times del 15 de septiembre. “Los trabajadores, así como analistas de la industria y sus clientes dicen que las prácticas emanan de un modelo de negocios que se enfoca implacablemente en mantener bajos los gastos, inclusive los costos laborales. Dicen que esto deja a las redes ferroviarias con poca capacidad para evitar una interrupción, ya sea debido a un problema personal de algún empleado o un desastre natural como un huracán—o, de hecho, una pandemia global”, informó el Times.

“Los sindicatos se quejaron”, continuó el artículo, “de que, para bregar con el déficit de empleados, los transportistas efectivamente obligaron a sus miembros a permanecer de guardia durante muchos días y, a veces, semanas a la vez, en parte mediante el uso de estrictas políticas de asistencia que podrían resultar en medidas disciplinarias o incluso el despido. Dijeron que estas políticas empujan a los trabajadores a los límites de su salud física y mental.

“‘Este empleo dictamina cada faceta de tu vida’, dijo Gabe Christenson, quien hasta este año trabajó como guardagujas para un gran transportista ferroviario de carga. ‘Y no hay forma de escaparse'”.

Trabajador atiende un ferrocarril de carga en Atlanta el jueves 15 de septiembre del 2022. (Foto: Dustin Chambers / New York Times)

Sólo los maquinistas, conductores y guardagujas del ferrocarril que han vivido bajo la bota de las políticas crueles y abusivas de los transportistas pueden decidir si el contrato propuesto ofrece un alivio y protección genuinos. Si creen que no es así, ya han dado por sentado que sólo la huelga unida puede forzar el cambio que tanto necesitan en sus condiciones de trabajo y de vida. Los transportistas no entienden ningún otro lenguaje.

Cabe destacar que el miércoles 14 de septiembre cerca de 5 mil trabajadores ferroviarios afiliados a la Asociación Internacional de Maquinistas (IAM), que mantienen y reparan las locomotoras, rechazaron un contrato separado que les propusieron los transportistas y los funcionarios de su sindicato. “El rechazo revela el descontento entre las bases”, observó Bloomberg News.

Ese descontento ha ido aumentando ya durante mucho tiempo. Nada está resuelto todavía.


Marilee Taylor se jubiló en febrero de la empresa ferrocarrilera BNSF como maquinista de locomotoras y miembro de la División 32 del BLET en Aurora, Illinois, después de más de 28 años de servicio. Geoff Mirelowitz fue guardagujas de la BNSF durante más de 17 años y miembro del Local 845 de SMART en Seattle.



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