Por Geoff Mirelowitz
La sangrienta invasión de Ucrania por parte del presidente ruso Vladimir Putin ha entrado en su segundo año. La guerra se ha desarrollado de una manera muy diferente a lo que muchos esperaban. La resistencia del pueblo ucraniano, decidido a defender su derecho a la autodeterminación, ha sido feroz y no muestra signos de amainar. El ejército ruso ha demostrado ser mucho más débil de lo que muchos suponían.
Las primeras expectativas en todo el mundo sostenían que los invasores rusos conquistarían rápidamente la capital ucraniana, Kiev, derrocarían al gobierno liderado por el presidente Volodymyr Zelensky, y ocuparían el país. Como informó la cadena CNN el 25 de febrero de 2022, “Tropas rusas fuertemente armadas están avanzando rápidamente hacia la capital de Ucrania, Kiev, y funcionarios estadounidenses advierten que la ciudad podría caer en cuestión de días”.
En ese momento esa predicción parecía factible, incluso probable. La población rusa es más de tres veces la de Ucrania. Cuando comenzó la guerra, el ejército ruso tenía más de cuatro veces el número de personal militar activo, casi cinco veces el número de vehículos blindados de combate, más de 10 veces el número de aviones y casi 20 veces el número de helicópteros.
ANÁLISIS DE NOTICIAS
Sin embargo, un año más tarde Ucrania ha luchado por repeler la invasión de Putin, logrando un empate táctico.

“Un año después de la guerra en Ucrania”, informó el New York Times del 28 de febrero de 2023, “el ejército ruso ha sufrido pérdidas asombrosas: hasta 200,000 soldados muertos o heridos, dicen funcionarios occidentales, y miles de tanques y vehículos blindados destruidos o capturados por Ucrania. Rusia se está quedando sin proyectiles de artillería y misiles crucero, y enfrenta problemas para reponer sus existencias debido a las sanciones occidentales. Muchas de sus unidades más élites, mejor entrenadas y experimentadas, han sido diezmadas y están sumidas en tal caos que los expertos predicen que probablemente les tomará años, en lugar de meses, para recuperarse. En su lugar, Rusia se ve obligada a depender de decenas de miles de soldados recién reclutados, que son lanzados al frente con una instrucción muy breve”.
Pero sería un error considerar al ejército ruso como una fuerza agotada. Putin todavía puede recurrir a reservas sustanciales de tropas y equipos. Un estancamiento no necesariamente niega la posibilidad de una victoria. Sin embargo, ¿cómo explicar el giro inesperado de los acontecimientos del primer año de la guerra?
Una lucha por la autodeterminación
Los ucranianos están luchando por convicciones profundamente arraigadas. Son muy conscientes de los siglos de chovinismo a manos de la Gran Rusia — primero bajo la monarquía zarista, luego bajo el gobierno estalinista, y después bajo algunos de los regímenes pro-Moscú en Kiev que estuvieron en el poder después del colapso de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Los ucranianos se encuentran luchando nuevamente por su derecho a la autodeterminación y por independizarse de Moscú.
El indicio más convincente ha sido la avalancha de voluntarios que se han ofrecido para luchar contra la invasión de Putin. El 19 de marzo de 2022, la cadena National Public Radio (NPR) informó: “El espíritu de combate en Ucrania en este momento parece ser bastante robusto. Sólo los hombres se enfrentan a la conscripción, pero muchos de ellos ni siquiera han sido llamados a las filas todavía, porque el ejército fue inundado con voluntarios de ambos géneros”.
NPR continuó: “No fue hasta después de la invasión rusa del este de Ucrania en 2014 que las mujeres se alistaron aquí en las fuerzas armadas ucranianas en gran número, y fueron reconocidas oficialmente como veteranas de combate con pensiones militares completas. Antes de la conscripción, casi una cuarta parte del ejército de Ucrania estaba compuesto de mujeres. Algunas de las imágenes icónicas de esta guerra, en carteles de propaganda y en las redes sociales, son de mujeres combatientes”.

Putin ha tratado de romper ese espíritu de lucha valiéndose de la gran ventaja de las fuerzas aéreas rusas para atacar la infraestructura civil de Ucrania. En una entrevista en febrero de 2023, Alona Liasheva de Lviv, Ucrania, explicó:
Rusia comenzó a lanzar esta última ola de ataques con misiles el 10 de octubre [del 2022]. Se suponía que debían debilitar al ejército ucraniano, pero no funcionó. Aquí en Lviv, parecían golpear todo menos las instalaciones militares. Mientras que los edificios civiles se quedaron sin electricidad y sufrieron apagones, los edificios militares seguían en funcionamiento con electricidad regular o generadores.
Así que las víctimas de estos misiles fueron civiles y la infraestructura civil. Muchos perdieron calefacción en pleno invierno y tuvieron que aguantar condiciones de frío extremo en sus casas y apartamentos.
Los ataques dejaron sin electricidad a los hospitales, apagando los refrigeradores que mantienen frías las vacunas contra el COVID. Así que no pudimos recibir vacunas por un tiempo. Todo tipo de personas y organizaciones se movilizaron para llevarnos nuevas vacunas, llevar generadores a lugares clave y recobrar la electricidad.
Creo que Rusia esperaba quebrantar la voluntad del pueblo ucraniano. Pero ha sucedido lo contrario. En las encuestas, el apoyo popular a la resistencia militar contra Rusia se ha mantenido firme.
De la entrevista con Alona Liasheva
Liasheva, socióloga e investigadora de la economía política urbana, trabaja en el Centro de Investigación de Estudios de Europa del Este en la Universidad de Bremen, Alemania. Es coeditora de Commons: Journal for Social Criticism [Ágora: Revista para la Crítica Social] y miembro del grupo social demócrata ucraniano Sotsialnyi Rukh (El Movimiento Social). La entrevista completa en inglés puede leerse aquí.
En la entrevista, Liasheva apoya la idea de reformar el capitalismo en Ucrania, pero sus objetivas observaciones sobre la guerra se hacen eco de la verdad.
La alta moral entre los ucranianos que ella describe emana del poderoso anhelo por la autodeterminación, que tiene profundas raíces en la historia ucraniana. Esto es un marcado contraste con las razones por las cuales luchan los soldados rusos. Como le comentó un combatiente ucraniano al New York Times: “Ellos tienen cantidad, nosotros tenemos espíritu”.
Desde el principio, Putin ha afirmado falsamente que Rusia está luchando contra el “fascismo” en Ucrania.
En su discurso de febrero de 2023 ante la Duma Estatal rusa (enlace en inglés), Putin se refirió nuevamente a “la amenaza proveniente del régimen neonazi” en Ucrania. Pero Ucrania es gobernada por un gobierno capitalista como tantos otros en Europa y en otros lugares, incluso en Rusia. Hay elementos neonazis en Ucrania, como los hay en Rusia y en muchos otros países. Pero su presencia no define la naturaleza del estado en Ukrania hoy.
Putin declaró la verdadera razón de la invasión en su discurso a la Federación Rusa días antes de lanzar la guerra (enlace en inglés). “Comenzaré con el hecho de que la Ucrania moderna fue creada completamente por Rusia o, para ser más precisos, por la Rusia bolchevique y comunista”, proclamó Putin el 21 de febrero de 2022. “Este proceso comenzó prácticamente justo después de la revolución de 1917, y Lenin y sus asociados lo hicieron de una manera que fue extremadamente dura para Rusia, separando, cortando lo que históricamente es suelo ruso”.
Un año después, en su discurso del 21 de febrero de 2023 ante la Duma Estatal, el presidente de Rusia repitió este tema reaccionario: “En nuestra época, comenzaron a convertir a Ucrania en una ‘anti-Rusia’. En realidad, este proyecto no es nuevo. La gente que está bien informada sobre la historia, al menos hasta cierto punto, se dan cuenta de que este proyecto se remonta al siglo 19. El Imperio Austro-Húngaro y Polonia lo habían concebido con un propósito, es decir, privar a Rusia de estos territorios históricos que ahora se llaman Ucrania. Ese es su objetivo. No hay nada nuevo aquí; Están repitiendo todo”. [Énfasis nuestro.]
Los bolcheviques respaldaron los derechos de Ucrania
Como explicó Liasheva, es sorprendente cuántos entre los que se identifican hoy como parte de “la izquierda” en todo el mundo se dejan engañar por la demagogia de Putin. “Por supuesto, creo que es importante analizar cada conflicto para entender a todos los jugadores, la dinámica, y quién es culpable”, dijo. “En el caso de Ucrania, es mucho más simple de lo que muchos en la izquierda piensan. Ucrania fue atacada por un ejército imperialista, y como resultado estamos en una lucha para defender nuestras vidas y nuestro derecho a existir como una nación soberana”.
Hoy son pocos los saben o les importa, entre los que ella señala como parte de “la izquierda”, que después de la victoria de la Revolución Rusa en 1917 la postura política del gobierno revolucionario dirigido por V.I. Lenin hacia Ucrania se basaba en el firme apoyo de la autodeterminación del pueblo ucraniano.
“Por lo tanto es evidente, y generalmente reconocido”, escribió Lenin en una carta de 1919 a los trabajadores y campesinos ucranianos, “que solo los trabajadores y campesinos ucranianos pueden y habrán de decidir ellos mismos en su Congreso de los Soviets de toda Ucrania si Ucrania se fusionará con Rusia, o si seguirá siendo una república separada e independiente, y, en este último caso, qué lazos federales se establecerán entre esa república y Rusia”. [Énfasis nuestro.]
Si apoyar el derecho a la autodeterminación de Ucrania era la posición correcta cuando se había establecido un gobierno revolucionario en Rusia, es aún más correcta hoy, cuando Moscú está otra vez en manos de defensores del chovinismo Gran Ruso, de la misma calaña contra los que Lenin a menudo polemizaba.
(Panorama-Mundial ha compartido algunos de los escritos de Lenin sobre este tema. Ver “Por qué Lenin y los bolcheviques respaldaron la independencia de Ucrania” y “Lenin sobre el internacionalismo y la lucha contra la opresión nacional.”)
¿Qué hay de la afirmación de Putin de que los que son “conocedores de la historia” apoyarían sus puntos de vista? Cualquiera que lea el discurso de Putin de febrero de 2023 se dará cuenta de que se identifica con Pyotr Stolypin[1] y los objetivos del gobierno zarista al que sirvió.
“Para nosotros, nuestra soberanía y nuestros intereses nacionales anulan todo lo demás”, dijo Putin. “Quiero agradecerles por tomar esta posición responsable y firme y recordar las palabras de Pyotr Stolypin, un patriota y defensor de un estado ruso fuerte”, continuó. Stolypin “dijo esto en la Duma del Estado hace más de cien años, pero todavía está en consonancia con nuestros tiempos … “En la causa de la defensa de Rusia, todos debemos unirnos y coordinar nuestros esfuerzos, nuestros compromisos y nuestros derechos para apoyar un derecho histórico supremo: el derecho de Rusia a ser fuerte”.
Las intenciones de Putin son obvias cuando declara su admiración por personajes como este de la historia zarista. Lenin tenía buenas razones al describir a Stolypin como “el archiverdugo”. Hoy los ucranianos ven a Putin de la misma manera, y con razones de sobra.
El imperialismo estadounidense y sus aliados
La guerra en Ucrania ha afectado profundamente la política mundial. El imperialismo estadounidense[2] ha aprovechado la oportunidad que Putin le ha ofrecido para hacerse pasar como defensor de la autodeterminación y la soberanía nacional cuando respalda al régimen de Zelensky. Un breve repaso de la historia, sin embargo, confirma lo falsas que son tales afirmaciones.
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial las invasiones a gran escala de otros países por Estados Unidos y otras formas de intervención militar incluyen las de Corea, Vietnam, República Dominicana, Granada, el Golfo Pérsico, Irak y Afganistán. Hay que añadir la guerra que Washington y sus aliados de la OTAN ayudaron a instigar y sufragar en los Balcanes durante la década de 1990, lo que llevó a la desintegración de Yugoslavia y al restablecimiento del capitalismo allí. O el esfuerzo de muchas décadas por derrocar a la Revolución Cubana, incluyendo el respaldo a una invasión mercenaria e innumerables intentos de asesinar al líder central de Cuba, Fidel Castro. La participación de la CIA en el derrocamiento de gobiernos electos en Irán, Guatemala y Chile, solo por nombrar algunos, también es parte de esta historia.
Este historial nunca puede ser olvidado o descontado. Pero tampoco nos lleva a la conclusión de que Ucrania no merece apoyo en su esfuerzo por repeler la invasión de Putin. Hoy la tenaz lucha del pueblo ucraniano por defender la soberanía de su país repercute en interés de los trabajadores de todo el mundo, al igual que las batallas de otras naciones oprimidas por su autodeterminación.

Washington tiene sus propias razones para armar a Ucrania. Ve al régimen de Putin y a la clase capitalista rusa que él representa como rivales económicos y militares — aunque en comparación a Rusia la economía y el poder militar de Estados Unidos son mucho mayores. El objetivo es fortalecer a la OTAN y aumentar el papel militar que juega Estados Unidos en Europa. Todas estas metas van en contra de los intereses del pueblo trabajador. Además, la invasión de Putin de ninguna manera protege a los trabajadores en Rusia de la agresión estadounidense. Más bien, esta agresión le ha dado a Washington un pretexto para expandir la OTAN más todavía.
El régimen de Zelensky no sólo acepta con entusiasmo la ayuda de Estados Unidos, además insta a los ucranianos a identificarse políticamente con Washington y la OTAN, y ha pedido ingresar a la OTAN por la “vía rápida”. Esta realidad también debe ser explicada y rechazada, pero no cambia la dinámica de esta guerra: la cuestión clave es el derecho de Ucrania a luchar por la autodeterminación y la independencia de Moscú.
Las potencias imperialistas buscan en todo momento responder a los acontecimientos mundiales de manera que apuntalen sus intereses. Esa respuesta, aunque siempre es un factor, no dicta por sí sola cómo los que se oponen al imperialismo deben evaluar estos eventos.
Una lección útil de la historia
Hay una lección útil de la historia que puede extraerse de la invasión japonesa de Manchuria en 1931, que luego llevó a una invasión más amplia de China. A medida que la guerra se expandía, el líder revolucionario ruso León Trotsky escribió una carta al artista y revolucionario mexicano Diego Rivera en septiembre de 1937. [3] Le recordó a Rivera que en una declaración anterior Trotsky había dicho: “el deber de todas las organizaciones obreras de China es participar activamente y en las líneas del frente en la actual guerra contra Japón, sin abandonar, ni por un sólo momento, su propio programa y su actividad independiente”.
Por haber tomado esa postura, dijo Trotsky, algunos lo acusaron de “socialpatriotismo”. [4]
El gobierno chino en ese momento estaba dirigido por Chiang Kai-Shek. Su régimen dirigió la sangrienta represión de la Revolución China de 1925 a 1927, que fue aplastada con la masacre de obreros en Shanghai en abril de 1927, así como la represión que vino después.

Además, en 1937 el mundo estaba claramente al borde de una nueva guerra interimperialista. (Comenzó en septiembre de 1939 con la invasión nazi de Polonia, seguida por declaraciones de guerra contra Alemania por parte de Gran Bretaña y Francia. La guerra pronto se extendió, involucrando a todas las potencias imperialistas).
Aunque estos factores no podían ser ignorados, Trotsky explicó por qué la guerra de China contra la invasión japonesa debía ser apoyada. “No ponemos y nunca hemos puesto todas las guerras en el mismo plano”, escribió Trotsky. “Marx y Engels[5] apoyaron la lucha revolucionaria de los irlandeses contra Gran Bretaña y de los polacos contra el zar, a pesar de que en estas dos guerras nacionalistas los líderes eran, en su mayor parte, miembros de la burguesía e incluso en ciertas ocasiones miembros de la aristocracia feudal… en todo caso, reaccionarios católicos”.
Continuó: “China es un país semicolonial que Japón está transformando, bajo nuestros propios ojos, en un país colonial. La lucha de Japón es imperialista y reaccionaria. La lucha de China es emancipadora y progresista”.
“No necesitamos hacernos ilusiones sobre Chiang Kai-shek, su partido, o toda la clase dominante de China”, escribió Trotsky. “Así como Marx y Engels no se hacían ilusiones sobre las clases dominantes de Irlanda y Polonia. Chiang Kai-shek es el verdugo de los trabajadores y campesinos chinos. Pero hoy se ve obligado, aunque no quiera, a luchar contra Japón para terminar de independizar a China. Mañana puede volver a traicionar. Es posible. Es probable. Incluso es inevitable. Pero hoy está luchando. Sólo los cobardes, sinvergüenzas o completos imbéciles pueden negarse a participar en esa lucha”.
No sería justa una analogía directa con la guerra en Ucrania hoy día. China era un país colonial en 1937. Ucrania no puede describirse de esa manera. En ese entonces, a pesar de la derrota de 1927, había un movimiento revolucionario sustancial en China. Hoy no existe nada similar en Ucrania. Sin embargo, Ucrania es una nación oprimida que nunca ha ganado definitivamente su independencia de Moscú. El objetivo de la invasión de Putin es poner fin a cualquier posibilidad de que Ucrania pueda ejercer su derecho a existir como una nación separada y obligarla a volver bajo el dominio de Moscú. La lucha de Ucrania, como explicó Trotsky sobre la de China, es “emancipadora y progresista”.
El papel de Beijing hoy
No puede decirse lo mismo sobre la respuesta de Beijing a la guerra en Ucrania. Desde la invasión de Moscú, el gobierno chino ha proporcionado asistencia diplomática y económica a Rusia, al tiempo que proclama formalmente su “neutralidad” en el conflicto.
El 24 de febrero, Beijing emitió una declaración sobre “La posición de China sobre la solución política de la crisis en Ucrania” (enlace en inglés). En lo abstracto profesó apoyar el “respeto de la soberanía de todos los países”. Pero ignoró el hecho de que la invasión de Moscú ha pisoteado la soberanía de Ucrania. No pidió la retirada de las tropas rusas, que es el paso necesario para garantizar la soberanía de Ucrania. El plan chino pide un alto el fuego y negociaciones para resolver el conflicto.
Sin embargo, Moscú le arrojó agua fría a la propuesta de China. “Prestamos mucha atención al plan de nuestros amigos chinos”, dijo el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, el 27 de febrero, según el Moscow Times. “Por ahora, no vemos ninguna de las condiciones necesarias para llevar todo este episodio hacia la paz”.
El apoyo de China al régimen de Putin desde la invasión de Ucrania ha incluido el aumento de las exportaciones a Rusia, especialmente de automóviles, maquinaria y chips de computadora, y el aumento de sus importaciones de petróleo y gas natural rusos. Otros países que han seguido el ejemplo de Beijing incluyen India, Irán, Turquía, Brasil, Indonesia y una variedad de países africanos, desde Sudáfrica hasta Mozambique, Etiopía y Egipto.

Tal cooperación económica ha ayudado a Moscú a amortiguar el impacto de las sanciones iniciadas por Estados Unidos. Como explicó un editorial de Panorama-Mundial publicado hace un año: “Las sanciones que Washington y sus aliados están imponiendo contra Rusia harán poco por frenar la invasión de Putin, que está respaldada por China, pero en cambio perjudicarán más que nada a los trabajadores en Rusia y en otras partes de Europa”.
El titular de ese editorial declaró: “¡Tropas rusas fuera ya! ¡Por la independencia de Ucrania! ¡Estados Unidos/OTAN fuera de Europa Oriental!” El curso de la guerra en el último año confirma el análisis presentado entonces.
NOTAS
[1] Piotr Stolypin fue ministro del Interior y primer ministro bajo el zar. Fue asesinado en 1911 por Dmitry Bogrov, miembro del Partido Social Revolucionario.
En un artículo escrito después de la muerte de Stolypin, Lenin lo describió de esta manera:
“Stolypin fue el jefe del gobierno contrarrevolucionario durante unos cinco años, de 1906 a 1911… Terrateniente y mariscal de la nobleza, fue nombrado gobernador en 1902… ganó ‘fama’ a los ojos del zar y la camarilla reaccionaria de la corte por sus brutales represalias contra los campesinos y el cruel castigo que les impuso (en Saratov Gubernia), organizó bandas y pogromos de los Cien Negros en 1905 (el pogromo en Balashov), se convirtió en Ministro del Interior en 1906 y Presidente del Consejo de Ministros después de la disolución de la Primera Duma. Eso, en un resumen muy breve, es la biografía política de Stolypin”.
[2] El imperialismo es la etapa monopolista del capitalismo. Se hizo predominante en los albores del siglo 20. El líder bolchevique V.I. Lenin dio a este sistema económico la definición más adecuada en su famosa obra, El imperialismo, la etapa superior del capitalismo, escrita en 1916. El imperialismo está definido por cinco características básicas, dijo Lenin: “(1) la concentración de la producción y el capital se ha desarrollado a un nivel tan alto que ha creado monopolios que desempeñan un papel decisivo en la vida económica; (2) la fusión del capital bancario con el capital industrial y la creación, sobre la base de este “capital financiero”, de una oligarquía financiera; 3) la exportación de capitales, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere una importancia excepcional; (4) la formación de asociaciones capitalistas monopolistas internacionales que comparten el mundo entre sí, y (5) se completa la división territorial de todo el mundo entre las mayores potencias capitalistas”.
En el segundo congreso de la Internacional Comunista en julio de 1920, un informe sobre el trabajo de la Comisión sobre las Cuestiones Nacionales y Coloniales resumió el desarrollo posterior del imperialismo de esta manera: “El rasgo característico del imperialismo consiste en que el mundo entero, como vemos ahora, está dividido en un gran número de naciones oprimidas y un número insignificante de naciones opresoras, estas últimas poseen una riqueza colosal y poderosas fuerzas armadas. La gran mayoría de la población mundial… pertenece a las naciones oprimidas… Este concepto de distinción, de dividir a las naciones en opresoras y oprimidas, es la idea principal de la tesis”.
[3] Ver “León Trotsky sobre la guerra sino-japonesa: Carta a Diego Rivera” (enlace en inglés).
[4] El socialpatriotismo es un punto de vista abiertamente patriótico que pretende combinar el patriotismo con el socialismo. Un ejemplo fue la posición que la mayoría de los partidos socialdemócratas europeos tomaron al comienzo de la Primera Guerra Mundial cuando optaron por apoyar los esfuerzos bélicos de sus respectivos gobiernos y abandonaron el internacionalismo socialista y la solidaridad de todos los trabajadores.
[5] Karl Marx y Frederick Engels fueron revolucionarios nacidos en Alemania que se convirtieron en los fundadores centrales del socialismo científico.
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Categories: Política Mundial