Reseña
Uno podría razonablemente preguntarse, ¿de qué vale hacer una reseña de un breve folleto, escrito hace más de 50 años, agotado y que no ha sido reimpreso por la editora que lo publicó? La respuesta es que vale mucho, especialmente a la luz del brutal ataque de Hamás del 7 de octubre que dejó a 1,300 judíos y otras personas muertas, y la letal respuesta israelí que ya ha matado a más de 2,600 palestinos y tiene a toda la población de Gaza en la mirilla.
Incluso el título del folleto podría parecer chocante hoy en día. El asedio israelí de Gaza, que bloquea todos los suministros de alimentos, agua, combustible y otras necesidades, ha ido acompañado de una brutal guerra aérea. Israel también prepara una invasión terrestre. Esta embestida representa un peligro real para la supervivencia de más de 2 millones de residentes de Gaza, lo cual plantea una preocupación inmediata para toda la humanidad. Pero puede que no sea tan evidente por qué esto también plantea la supervivencia de los judíos, como explica el autor del folleto.

La brutalidad del régimen israelí no nos permite olvidar los siglos de odio contra los judíos en todo el mundo que culminaron en el Holocausto nazi. Ese odio contra los judíos sigue teniendo expresión hoy en día. El reciente asesinato a sangre fría por parte de Hamás de civiles israelíes, incluso niños, es un claro ejemplo.
Como le dijo Fidel Castro a Jeffrey Goldberg en una entrevista en la revista The Atlantic en 2010, los judíos “fueron expulsados de su tierra, perseguidos y maltratados en todo el mundo por haber matado a Dios… Durante más de 2 mil años fueron sometidos a terribles persecuciones y luego a los pogromos. Uno podría asumir que hubieran desaparecido; creo que su cultura y su religión los mantuvieron unidos como nación… Los judíos han vivido una existencia mucho más dura que la nuestra. No hay nada que se compare con el Holocausto”.
George Novack, autor del folleto que estamos reseñando, provenía de una familia judía que emigró a Estados Unidos. Se convirtió en erudito marxista y líder del Partido Socialista de los Trabajadores. Murió en 1992.
Su ensayo, reimpreso como folleto en 1969 y promovido por su editorial durante décadas, comenzó como reseña de una colección de ensayos de otro erudito marxista, Isaac Deutscher. El libro de Deutscher, El judío no sionista y otros ensayos,[1] sigue imprimiéndose hoy en día por varias editoriales.

Deutscher, escribió Novack, “definió al judío laico como el hereje que fue más allá de los límites del judaísmo y, sin embargo, siguió siendo parte de la tradición judía”. Como ejemplos, Novack citó a “titanes del pensamiento revolucionario y de la acción revolucionaria como Spinoza, Heine, Marx, Rosa Luxemburgo, Trotsky y Freud”.
Novack agregó que Deutscher “vio su propia visión, sus valores y su destino reflejados en las vidas” de esos personajes. Consideraba que Deutscher era un “judío laico”, como lo era el propio Novack.
Deutscher, nos dice Novack, era “un niño prodigio jasídico que se convirtió en rabino a los 13 años”, pero luego se convirtió en “ateo, marxista revolucionario, escritor de renombre mundial”. De joven, “había experimentado el terror de los pogromos en su Polonia natal” y perdió a su padre y a otros miembros de su familia en el campo de exterminio nazi de Auschwitz.
Nacionalismo vs internacionalismo
Un tema central en el pensamiento de Deutscher era “la contienda irreconciliable entre el nacionalismo y el internacionalismo”, escribió Novack, “que contrapone el marxismo al capitalismo, al sionismo y al estalinismo”. Deutscher “respaldó con firmeza las posiciones del socialismo científico sobre la cuestión judía, que hábilmente expone y defiende en estas páginas”, agregó Novack.
“Deutscher coincidía”, escribió Novack, “en que los judíos tienen el mismo derecho a la autodeterminación que cualquier otro pueblo de este planeta. De hecho, por haber sido masacrados durante la Segunda Guerra Mundial, los judíos europeos tenían un derecho especial a reclamar la generosidad del mundo civilizado”. Ese fue el mismo argumento que hizo Fidel unos 40 años después.
Pero, continuó Novack, Deutscher “estaba seguro de que el sionismo no tenía ninguna esperanza de resolver el problema judío a largo plazo. Comparó a los israelíes con un hombre que logra salvar su vida saltando de un edificio en llamas en el que ya habían perecido muchos miembros de su familia. Desafortunadamente, cayó sobre un vecino y le rompió las extremidades. En lugar de comportarse de manera racional y justa con la víctima involuntaria de esa inevitable caída, los sionistas han tratado a los árabes palestinos de manera abominable y los han convertido en enemigos acérrimos.
“El chovinismo sionista ha tenido una lógica mortal”, observó Novack. “Al expulsar a los árabes de su propia tierra y llevar a cabo una guerra contra ellos durante 20 años, los judíos sionistas se han transformado de una minoría que fue perseguida en otras tierras en una nación opresora en su entorno actual”.
Han pasado 54 años desde que Novack escribió esas palabras y hoy suenan más acertadas que nunca, ya que Israel se ve hoy librando la guerra de nuevo contra los palestinos, imponiéndoles un castigo colectivo mortal por los crímenes de Hamás, de los cuales la población de Gaza no es responsable.
“Deutscher dio su evaluación final de las políticas y la difícil situación que enfrenta el estado sionista de Israel en una entrevista concedida tras la Guerra de los Seis Días en junio de 1967. Condenó el ataque preventivo que resultó en una rápida victoria a las armas israelíes”, escribió Novack. Luego citó las palabras proféticas de Deutscher en esa entrevista:
“Paradójica y grotescamente, los israelíes aparecen ahora en el papel de los prusianos del Medio Oriente. Han ganado ya tres guerras contra sus vecinos árabes. Del mismo modo, los prusianos derrotaron hace un siglo a todos sus vecinos en pocos años, los daneses, los austriacos y los franceses. La sucesión de victorias engendró en ellos una confianza absoluta en su propia eficiencia, una confianza ciega en la fuerza de sus armas, una arrogancia chovinista y un desprecio por otros pueblos. Me temo que una degeneración similar — porque se trata de degeneración — puede estar ocurriendo en el carácter político de Israel”.
Novack agregó: “La victoria relámpago fue peor que una derrota, argumentó [Deutscher], porque allana el camino para una eventual y desastrosa confrontación con los estados y las masas árabes”. Luego citó de nuevo a Deutscher:
“Ellos [los judíos] ahora aparecen una vez más en el Medio Oriente en el odioso papel de agentes no tanto de su propio y relativamente endeble capitalismo, sino de los poderosos intereses privados de occidente y como protegidos del neocolonialismo. Así es como los ve el mundo árabe, y con razón. Una vez más despiertan amargas emociones y odios en sus vecinos, y en todos aquellos que han sido o siguen siendo víctimas del imperialismo.
“¡Qué feo es para el pueblo judío aparecer en este papel! Fueron pioneros, como agentes del capitalismo primitivo, de que la sociedad feudal progresara; como agentes del capitalismo imperialista tardío y sobre maduro de nuestros días, su papel es totalmente lamentable; y quedan una vez más en la posición de ser posibles chivos expiatorios. ¿Va a cerrarse así el arco de la historia judía? Bien puede ser éste el resultado de las ‘victorias’ de Israel; y es de esto mismo que deben advertirle a Israel sus verdaderos amigos”.

¿Cuál es la salida de esta encrucijada?
Novack entonces planteó la pregunta: “¿Cuál es la salida?” Y ofreció esta respuesta:
“Si los israelíes no quieren caer en una trampa sangrienta ideada por los sionistas, tendrán que abandonar el exclusivo y agresivo Estado judío y optar por una federación de los pueblos árabe y judío en el Medio Oriente. Es también cierto que los chovinistas burgueses judíos y sus patrocinadores angloamericanos, y aquellos árabes que son demagogos y reaccionarios, van a oponerse a esta solución. Y es por eso que este objetivo político tan deseable no puede realizarse en esta región sino por medio de la lucha conjunta contra el imperialismo y el capitalismo bajo una dirección socialista y revolucionaria.
“Por una complicado camino, flanqueado por seis millones de muertos y que ha conducido desde Europa Oriental hasta Palestina, las masas judías se enfrentan hoy a la misma alternativa que sus padres y sus abuelos: o una alianza con las fuerzas de la revolución socialista, o una catástrofe sangrienta. No hay una tercera vía”.
Novack era plenamente consciente de que una revolución socialista no era inminente en 1969 en Medio Oriente. Tampoco es inminente hoy en día. Pero Novack hablaba de la única solución definitiva. Como explicó más adelante:
“La salvación del pueblo judío no puede basarse en confiar en el chovinismo sionista, el imperialismo estadounidense o el burocratismo estalinista. Todo atajo que no sea la lucha por el socialismo, o que sea sustituto de ésta, va a acabar siendo una calamidad para los judíos. No podrán alcanzar la seguridad ni para sí mismos ni para nadie más mientras las causas profundas de la discriminación, el racismo y el nacionalismo reaccionario sigan existiendo. De hecho, al sucumbir a estas prácticas, los sionistas se han asestado golpes fatales a sí mismos.
“Los judíos tienen que vincularse con aquellas fuerzas en su propio país y a escala mundial que luchan por derrocar al imperialismo y se esfuerzan por construir la nueva sociedad. La solución a la cuestión judía está indisolublemente ligada a la completa emancipación de la humanidad, que sólo puede realizarse por el camino del socialismo internacional”.
Novack sabía muy bien, como nos enseñaron a través de sus escritos y ejemplos Lenin y otros líderes de la Revolución Rusa de 1917, que el camino que conduce al socialismo debe incluir el apoyo incondicional a las luchas de las naciones y las nacionalidades oprimidas por la autodeterminación y los derechos democráticos. Por esa razón, él fue un ferviente partidario de la lucha del pueblo palestino.
En un ensayo de opinión publicado el 15 de octubre en el New York Times, Rashid Khalidi, profesor de estudios árabes modernos en la Universidad de Columbia y autor de La guerra de cien años contra Palestina, advirtió que los estrategas militares israelíes “parecen estar planeando la despoblación y la reocupación de al menos parte de un área que alberga a alrededor de 2.3 millones de personas, casi la mitad de ellos niños, y la mayoría de los cuales son descendientes de personas que fueron expulsadas de sus hogares antes y durante la guerra árabe-israelí de 1948. Debemos comprender que se trata de seres humanos en grave riesgo, no son sólo números”.
Al concluir Khalidi recalcó un punto que creemos que Novack y Deutscher seguramente habrían compartido:
“La única solución posible es aquella que ponga fin a la opresión de un pueblo por otro y garantice la absoluta igualdad de derechos y seguridad para ambos pueblos”.
El sionismo pone en peligro a los judíos, no los protege
Novack también era plenamente consciente de los peligros que representaba el odio contra los judíos y comprendía su origen. “Deutscher dirigió una seria advertencia sobre el futuro que les esperaba si se aferraban al capitalismo y al chovinismo, no sólo a los israelíes, sino a los judíos de las metrópolis imperialistas”, escribió Novack, “que viven complacientemente bajo la impresión errónea de que allí el antisemitismo es una fuerza agotada. Han perdido de vista que esos prejuicios están enquistados en muchos resquicios en los países occidentales y, en caso de agudizarse la inseguridad, pueden estallar con una ferocidad súbita, como ocurrió en Alemania durante la crisis entre las dos guerras”.
De nuevo, citó las palabras de Deutscher:
“Esperemos a que esta sociedad sufra una conmoción severa, como de juro va a ocurrir; si volvemos a ver a millones de desempleados, vamos a ver surgir la misma alianza entre la clase media baja y el lumpenproletariado, entre quienes Hitler pudo reclutar a sus seguidores, enloquecidos con el antisemitismo. Mientras el Estado-nación imponga su supremacía, y mientras no exista una sociedad internacional, mientras la riqueza de cada nación esté en manos de una oligarquía capitalista nacional, tendremos chovinismo, racismo y, como culminación, el antisemitismo.
“Tal predicción puede parecer inverosímil e indebidamente alarmista”, agregó Novack, “para aquellos judíos angloamericanos privilegiados y miopes que han estado disfrutando de la prolongada prosperidad y la estabilidad social de las décadas de la posguerra. Pero esta predicción se basa en un agudo análisis de la trayectoria que tienen las principales fuerzas motrices del desarrollo capitalista en nuestros tiempos. Esta advertencia tiene una relevancia directa para los judíos estadounidenses, sean jóvenes o viejos, que consideren que el problema judío es algo muy alejado de ellos y confinado a las relaciones árabe-israelíes.
“Pero si, con Deutscher, miramos más allá de la coyuntura actual, hay un peligro para los judíos que acecha en el horizonte. Si se produjera una grave crisis social y un fortalecimiento de la ultra reacción, el antisemitismo podría experimentar aquí una agudización aterradora”.
Las crisis económicas, sociales y políticas que enfrentamos los trabajadores de todo el mundo como consecuencia del funcionamiento del capitalismo, dejan claro que el peligro del cual nos alertaron Deutscher y Novack no se avizora “en el horizonte”. Ya lo estamos enfrentando.

El peligro que representa la propagación del antisemitismo se ve exacerbado por la respuesta letal del régimen israelí en Gaza y por su falsa afirmación de que habla en nombre de todos los judíos, y que está actuando para mantener a los judíos a salvo. Como explicaron Deutscher y Novack, el sionismo agresivo que deshumaniza a los palestinos no protege al pueblo judío, sino que lo pone en peligro.
El ensayo de Novack nos ofrece hoy muchos elementos para la reflexión. Aunque la editorial Pathfinder Press dejó de vender el folleto (al igual que otros títulos que durante años documentaron y expresaron su apoyo a la lucha del pueblo palestino por la autodeterminación y liberación nacional), todavía pueden encontrarse ediciones usadas en línea.

Además, como señaló Panorama-Mundial en su reciente editorial, Alto a la guerra de Israel contra los palestinos: las atrocidades de Hamás perjudican la lucha de liberación nacional de Palestina, “Este folleto, ahora agotado, se publicó originalmente [en inglés] como un artículo en el periódico The Militant el 7 de febrero de 1969 bajo el titular ‘Isaac Deutscher sobre el judío laico’ (véase la página 8). Puede leerse en inglés en su totalidad por medio de este enlace.
— Los editores de Panorama-Mundial
NOTAS
[1] Versiones de este libro en español han sido titulados Los Judíos NO Judíos o El judío no sionista y otros ensayos por diferentes casas editoriales.
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Categories: Palestina/Israel
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