Desafiando todo pronóstico, las vacunas cubanas son una proeza de la revolución socialista
Esta es la segunda de dos partes. La primera parte se puede encontrar aquí.
Por Francisco Picado y Argiris Malapanis
Primero de julio del 2021—A pesar de los obstáculos agotadores derivados de la guerra económica de Washington, Cuba ha logrado un logro científico asombroso al desarrollar rápidamente cinco vacunas contra el virus SARS-COV2. Este es el resultado directo de una iniciativa que el líder central de la Revolución Cubana, Fidel Castro, promovió en la década de 1980 para priorizar la inversión del gobierno en el desarrollo de una industria biotecnológica nacional.
ANÁLISIS NOTICIOSO

El Washington Post, en un artículo del 29 de marzo titulado “Contra todo pronóstico, Cuba podría convertirse en una potencia de vacunación contra el coronavirus”, admitió que la nación isleña estaba a punto de lograr un “avance singular: convertirse en el país más pequeño del mundo que haya desarrollado no solo una, sino múltiples vacunas contra el coronavirus”. Si demuestran ser exitosas, estas vacunas representarían “una hazaña de destreza médica contra todo pronóstico”, dijo el Post.
El diario estadounidense parafraseó a Jarbas Barbosa, subdirector de la Organización Panamericana de la Salud, diciendo que para desarrollar tales vacunas, los investigadores cubanos tenían que superar “incluso más obstáculos que sus homólogos en los laboratorios occidentales” debido a la escasez de equipos, repuestos y otros suministros causada por las sanciones de Estados Unidos.
Asimismo, las vacunas cubanas se han distinguido rápidamente en el mundo de la medicina. De unas 200 vacunas contra el Covid que se están desarrollando en todo el mundo, 23 candidatos vacunales habían avanzado a ensayos clínicos de la fase tres en marzo de este año. Dos de los 23 son cubanos: Soberana 2 y Abdala (que conmemora un poema del héroe nacional de Cuba, José Martí). Ningún otro país de América Latina ha desarrollado sus propias vacunas hasta ahora.
Las otras tres vacunas cubanas se encuentran en etapas previas de ensayos clínicos. Estas son la Soberana 1, la Soberana Plus y una vacuna intranasal sin aguja llamada Mambisa (nombre de los combatientes del siglo XIX, en su mayoría de ellos esclavos y hombres y mujeres liberados de origen africano, chino y español, que formaron la columna vertebral del ejército de liberación que lideró la lucha por la independencia nacional contra España).
A fines de junio, Cuba anunció que su vacuna Abdala tiene una efectividad del 92% en un esquema de vacunación de tres dosis. Anteriormente, Cuba había anunciado que su vacuna Soberana 2 tenía una efectividad del 62% con solo dos de sus tres dosis. Estos resultados permiten que Cuba cumpla su objetivo de vacunar a toda su población para fines de este año.
Vacunas para los pobres
El gobierno cubano también ha anunciado que no hará valer sus derechos de “propiedad intelectual”, lo que significa que el mundo en desarrollo finalmente tendrá acceso a vacunas contra el Covid que son efectivas y asequibles. Para cumplir con sus compromisos internacionales, La Habana planea producir 100 millones de dosis de dichas vacunas, tres veces más que el suministro necesario para completar la inoculación nacional.
Además, a diferencia de la mayoría de las vacunas producidas en otros países, los inmunógenos cubanos no necesitan una costosa refrigeración especial, como lo requieren las vacunas Pfizer y Moderna fabricadas en Estados Unidos. En cambio, son sueros asequibles que pueden durar semanas a temperatura ambiente y más todavía si se mantienen a 7 grados Celsius o a temperaturas más bajas. Por eso las vacunas cubanas son ideales para los países en desarrollo, particularmente en África y América Latina.
Para miles de millones de personas en el mundo semicolonial que hasta ahora no han tenido expectativas de poder sortear el monopolio de las vacunas procedentes de naciones más ricas como Estados Unidos y los países de Europa occidental, estas vacunas ofrecen la mejor esperanza.
Bajo el capitalismo, la atención médica y las industrias farmacéuticas son enormes negocios que compiten ferozmente. Su principal objetivo es incrementar al máximo las ganancias para sus propietarios y sus inversionistas. El resultado es que la producción y la distribución de la vacuna Covid-19 está muy lejos de lo que se necesita hoy en todo el mundo para detener la pandemia y revertir su impacto devastador sobre la humanidad. La obsesión de aumentar las ganancias de los multimillonarios es, en el mejor de los casos, miope, pero acata la lógica inexorable de las leyes económicas ciegas del capitalismo.
Según datos de la Universidad Johns Hopkins, se necesitan 11 mil millones de dosis para alcanzar una tasa de vacunación del 70% en todo el mundo, pero hasta ahora sólo se han administrado poco más de 2 mil millones.
El presidente Biden anunció el 11 de junio que el llamado grupo G7 de los países más ricos del mundo donaría mil millones de dosis de las vacunas. “Necesitamos más”, respondió el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, quien advirtió que si no se vacunan rápidamente las personas en los países en desarrollo, el virus podría producir más mutaciones y volverse resistente a los nuevos medicamentos.
Biden presionó, inclusive, porque decenas de millones de dosis de la vacuna Johnson and Johnson (J&J), que requieren una sola inyección, fueran enviadas a los países de la Unión Europea (UE). Pero a principios de junio, la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA) le informó a la compañía que, debido a una posible contaminación, 60 millones de dosis de su vacuna, producida en una planta en Baltimore, deberían desecharse. Al mismo tiempo, la FDA autorizó para uso doméstico o de exportación 10 millones de dosis de la vacuna J&J elaboradas en la misma fábrica. Como la situación mermaría la confianza en esta vacuna, la FDA también hizo todo lo posible por ofrecer una mano amiga a la empresa infractora, extendiendo la vida útil de cientos de miles de dosis del suero J&J de tres meses a cuatro meses y medio.
¿Cuál fue la respuesta de la UE a la oferta de 100 millones de dosis de la vacuna J&J? “Gracias, pero no, gracias”.
‘Compartimos lo que tenemos, no lo que nos sobra’
Además de desarrollar vacunas efectivas y asequibles y renunciar a las patentes para ponerlas a disposición de los países semicoloniales, las metas y el internacionalismo de la clase trabajadora de Cuba socialista llegan más lejos todavía.

En las primeras etapas de la pandemia, y en respuesta a llamadas de ayuda de todo el mundo, Cuba envió 57 brigadas de especialistas médicos de su Contingente Internacional Henry Reeve para ayudar a 1.26 millones de pacientes con Covid-19 en 40 países, inclusive en naciones mucho más ricas, como Italia. Las brigadas se unieron a otros 28 mil profesionales cubanos de la salud que siguen prestando servicios en 66 países.
“Nuestra trayectoria en este frente no tiene equiparación en el mundo. Es un esfuerzo consustancial a los principios morales sobre los que se edifica la sociedad cubana”, dijo Raúl Castro a los delegados en el reciente congreso del Partido Comunista de Cuba. “Descansa en la noción de que compartimos lo que tenemos, no lo que nos sobra”, explicó Castro.
Su declaración ofrece un contraste radical a las actitudes de los políticos liberales y conservadores y a la de los otros portavoces del mundo imperialista.
Desde los primeros días de la Revolución Cubana, a partir de 1959, el gobierno obrero y campesino da respuesta a cada crisis con diligencia y calma, diciendo la verdad al pueblo cubano y movilizándolo para que actúe en sus propios intereses y en defensa de sus logros ante los muchos peligros que los amenazan. La respuesta de La Habana al reciente aumento de las infecciones y a la propagación más rápida del virus en la isla es otro ejemplo de este patrón.
Para combatir el Covid-19 las autoridades cubanas han organizado una campaña a nivel nacional, haciendo un llamado a la población, a las organizaciones de masas y a las entidades gubernamentales a todos los niveles, instándolos a promulgar protocolos temporales de saneamiento más estrictos para contener el último brote. Simultáneamente han lanzado una “intervención sanitaria”, intensificando la distribución de los inmunógenos Soberana 2 y Abdala, en lo que ha sido calificado por los profesionales médicos cubanos como una de las campañas de salud más complejas jamás organizadas por el Ministerio de Salud Pública (MINSAP).
La Habana, la ciudad más afectada por el brote a nivel nacional, implementó las nuevas medidas el 11 de junio. Las restricciones prohíben el tránsito de vehículos estatales pasadas las 9 p.m. Todos los viajes relacionados con el trabajo dentro y fuera de la capital de Cuba y los viajes fuera de la ciudad requieren permisos. El transporte público ha establecido límites estrictos. Se recomienda encarecidamente trabajar de forma remota cuando y donde sea posible. Todos los municipios se están organizando para mantener el distanciamiento social en las tiendas y restaurantes y para organizar la entrega de alimentos. Los bares, discotecas, playas, piscinas y otros centros recreativos están cerrados así como las instalaciones deportivas para espectadores.
Todas las medidas de salud y saneamiento se implementan diariamente con la ayuda de organizaciones de masas. Entre ellas se encuentran los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas, la Federación de Trabajadores de Cuba y la Asamblea Nacional del Poder Popular.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, dijo que era urgente controlar el brote rápidamente. “Necesitamos un movimiento de puerta a puerta”, afirmó.
Tal intervención de salud es popular, según informes noticiosos. “Por supuesto que me pondré la vacuna. Lo hago por mis hijos, por mi familia, por mi compañero y por mi país ”, dijo Ivón Riera Almenares durante una entrevista en el programa de televisión Mesa Redonda, mientras esperaba en la sala de observación del Policlínico Ramón López Peña.
“Nuestra provincia [de La Habana] es una de las más afectadas”, dijo Carmen Sánchez García durante la misma entrevista, y “todavía tenemos gente que no ha tomado en serio la importancia de esta campaña de vacunación”.
Las movilizaciones masivas comienzan a inclinar la balanza
Pero el peso de las movilizaciones masivas ya está inclinando la balanza en algunas áreas.
La Dra. Yanaika Moreira Marichal supervisa la Unidad de Trabajo Primario del Policlínico Educativo Lidia y Clodomira. Moreira dijo en Radio Rebelde el 12 de mayo que los centros de vacunación y observación necesarios para administrar la vacuna Abdala como parte de la intervención sanitaria debían permanecer abiertos de 8 a.m. a 6 p.m. diariamente. Los centros necesitan un despliegue a todos los niveles de “organizaciones de masas, empresas locales, instituciones municipales, el Partido [Comunista de Cuba] y el gobierno local. Nos proponemos vacunar a 100 personas al día ”en este centro, dijo.
Otro informe anunció que los trabajadores culturales también han atendido el llamado a movilizarse para la campaña. Están ofreciendo presentaciones en vivo y materiales de lectura en los centros de observación.

Moreira confesó que nunca antes había visto una movilización de recursos y personas a tal escala. En dos cortas semanas se contabilizó a toda la población que debía ser incluida en la campaña de intervención sanitaria en los municipios habaneros de Regla, Habana Este, Guanabacoa y San Miguel del Padrón, dijo. Toda la información individual fue digitalizada y coordinada con todas las escuelas de la zona.
“Esto permitió dividir a la población en grupos de edad: mayores de 60, de 40 a 59 años y de 19 a 39”, señaló. “Entonces los líderes de la comunidad, los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas, las delegadas del distrito electoral y las presidentas del Consejo Popular, nos ayudaron a crear un modelo de cita especificando la fecha y la hora para todos los que acudan al centro de vacunación, lo que permite evitar aglomeraciones y mantener el distanciamiento social”.
Esta clínica tenía como objetivo vacunar a 34 mil personas (las tres dosis) a finales de junio. Las autoridades sanitarias se han fijado el objetivo de vacunar a casi toda la población de la provincia de La Habana este verano. Este enfoque ha comenzado a dar sus frutos, ya que el número de casos de coronavirus ahora está disminuyendo. Entre el 14 de mayo y el 18 de junio, las nuevas infecciones en La Habana cayeron de un promedio diario de 780 a 362.
Pero en Santiago de Cuba, la segunda ciudad más grande de la isla, la tasa de casos activos siguió aumentando a mediados de junio. Para “sacudir” la discusión sobre la batalla contra el virus, el presidente del país, Días-Canel, visitó Santiago acompañado del primer ministro Manuel Marrero Cruz. Se reunieron con las autoridades locales después de realizar su propia investigación.
La investigación reveló una aplicación laxa de los protocolos establecidos. Señaló las violaciones del plan de salud en las instituciones médicas locales, el aeropuerto, en el transporte público y en entidades estatales y privadas como la razón principal del brote.
El ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda, reveló que en Santiago se han detectado las variantes de Covid más contagiosas. Informó de una tasa de contagio de 224 casos por cada 100 mil habitantes, con una tasa de mortalidad de poco más del 1%, que es más alta que el promedio del país. Portal Miranda dijo que la campaña de vacunación va bien en Santiago porque más de la mitad de la población recibió ya la primera inyección de la vacuna. Pero advirtió que la transmisión del virus persistirá si no se cumple estrictamente con los protocolos de saneamiento establecidos.
‘Lo primero que hay que tener es revolución’
El informe diario del 24 de junio del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) registró más de 5 millones de dosis de vacunas administradas hasta esa fecha. El informe enumeró 12 fallecidos ese día, en comparación con un total de 1,270 muertes relacionadas con Covid en todo el país a fines de junio. El año pasado Cuba tuvo la tasa más alta de recuperación en las Américas de pacientes con la Covid-19, alcanzando el 94,2%. A pesar del brote reciente, la tasa este año es del 93,1%.
El MINSAP planea administrar suficientes vacunas para inocular alrededor del 60% de la población de Cuba para fines de agosto y espera poder vacunar a toda la población del país antes del fin de año.
Los logros del sistema de salud en Cuba se describen a menudo como excepcionales. Pero estos resultados ininterrumpidos no son principalmente el resultado de contar con buenos científicos, una industria biotecnológica envidiable o un gran sistema de atención médica centrado en la medicina preventiva, aunque estos tres factores son una realidad.
Cuba puede lograr hazañas tan admirables porque los trabajadores y agricultores les arrebataron el poder político a los industrialistas, los banqueros y los terratenientes y entregaron las riendas de la sociedad al pueblo trabajador. El Movimiento 26 de Julio bajo la dirección de Fidel Castro dirigió el derrocamiento de una dictadura brutal respaldada por Estados Unidos a fines de 1958. Enfrentando después una invasión mercenaria dirigida por Estados Unidos en Bahía de Cochinos y una creciente agresión militar por parte de Washington, el gobierno revolucionario movilizó al pueblo cubano para nacionalizar los medios de producción —fábricas, bancos, servicios, tierras— estableciendo la primera revolución socialista en las Américas en 1962.
Después del derrocamiento de la dictadura de Batista en 1959 hubo un éxodo masivo de profesionales de la salud. Aproximadamente la mitad de los 6 mil médicos en Cuba abandonaron el país. En gobierno revolucionario respondió construyendo nuevas escuelas de medicina y educó a decenas de miles de jóvenes para que se convirtieran en médicos. En el año 2019 trabajan en Cuba la asombrosa cantidad de 97 mil médicos, además de otros 50 mil que trabajan en el extranjero.
La revolución instituyó el acceso universal y gratuito a la atención médica para todos y cada uno de los cubanos, un sistema muy superior al “Medicare para todos” que muchos socialistas defienden hoy en Estados Unidos.
En 1959 solo había 94 hospitales en toda la isla. La revolución elevó ese número a 270 hospitales en el 2000. Hoy Cuba ha reducido ese número a 152 pero aumentó el número de policlínicos de 140 en 1958 a 498 en el 2019.
Estas son algunas de las medidas que mejoraron radicalmente la esperanza de vida del país de 55 años antes de la revolución a 78 años en la actualidad, a la par con Estados Unidos y otros países capitalistas ricos. La tasa de mortalidad infantil en Cuba se redujo drásticamente de 60 a menos de 5 muertes por cada 1,000 nacidos vivos, una tasa más baja que el promedio en Estados Unidos y drásticamente más baja que las altas tasas que siguen azotando a las comunidades afroamericanas, latinas y otras comunidades de la clase trabajadora en Estados Unidos.
Ernesto Che Guevara fue un médico y marxista de origen argentino que se unió al Movimiento 26 de Julio de Fidel Castro y se convirtió en un líder central de la Revolución Cubana. Guevara también ayudó a dirigir campañas guerrilleras en el Congo y en Bolivia, uniéndose a las fuerzas armadas locales que resistían a los regímenes dictatoriales.
El 19 de agosto de 1960 Guevara pronunció un discurso dirigido a la juventud cubana “Discurso en la inauguración del curso de adoctrinamiento del Ministerio de Salud Pública “. Esa charla nos revela la clave de por qué la Revolución Cubana tiene un historial de logros tan impresionante:
“Me di cuenta de una cosa fundamental: para ser médico revolucionario, lo primero que hay que tener es revolución. De nada sirve el esfuerzo aislado, el esfuerzo individual, la pureza de ideales, el afán de sacrificar toda una vida al más noble de los ideales, si ese esfuerzo se hace solo, solitario en algún rincón de América, luchando contra los gobiernos adversos y las condiciones sociales que no permiten avanzar. Para ser revolución se necesita esto que en Cuba: que todo un pueblo se movilice y que aprenda, con el uso de las armas y el ejercicio de la unidad combatiente, lo que vale un arma y lo que vale la unidad del pueblo”.

Aquellos de nosotros que vivimos hoy en Estados Unidos, en el vientre de la bestia, podemos multiplicar al máximo la posibilidad de que el pueblo cubano sea capaz de desafiar una vez más las probabilidades. Podemos unirnos a campañas en este país para exigir la normalización de las relaciones con Cuba y el levantamiento inmediato de las recientes sanciones de Estados Unidos, del embargo económico que lleva varias décadas y de todas las restricciones de viaje a nuestro país vecino. Nuestra participación en las caravanas mensuales de automóviles contra el bloqueo estadounidense y nuestra contribución a la campaña[1] Jeringas para Cuba contribuirán en gran medida a lograr este objetivo.
NOTAS DE REDACCIÓN
[1] ¡Participa en actividades nacionales en una ciudad cercana! Para participar, conéctese con la Red Nacional sobre Cuba (NNOC): http://nnoc.info/; o con el Comité de Normalización Cuba-Estados Unidos: http://www.us-cubanormalization.org/viva-cuba/ ¡CONTRIBUYE A LA CAMPAÑA DE JERINGAS PARA CUBA! Para donar a la campaña de jeringas, visite: http://www.ghpartners.org/syringes4cuba
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