Política Mundial

La brutal guerra de Rusia contra Ucrania repercute en todo el mundo


La invasión de Putin da a la OTAN el pretexto para seguir expandiéndose en Europa



Por Geoff Mirelowitz y Argiris Malapanis

3 de junio del 2022 — Cien días después de que Moscú invadió a su vecino sin provocación alguna, la guerra rusa contra Ucrania no da muestras de menguar. La dura resistencia en defensa de la soberanía de Ucrania ha hecho retroceder a las fuerzas rusas en partes del país, particularmente alrededor de la capital Kiyv y la mayor parte del norte de Ucrania.

En la región oriental, sin embargo, el ejército ruso continúa conquistando territorio. El Instituto para el Estudio de la Guerra, un grupo estadounidense de “expertos”, estima que el 95% de la región de Lugansk está actualmente bajo control ruso. Los informes noticiosos del 1º de junio afirman que Rusia está cerca de capturar la ciudad de Severodonetsk, en el este de Ucrania. Esto le daría a Putin control de la última ciudad importante en la provincia de Lugansk que sigue en manos ucranianas.

Mapa del este de Ucrania muestra los avances realizados por las fuerzas invasoras rusas. (Fuente: BBC)

El 28 de mayo, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, dijo que la situación en el este del país era “indescriptiblemente difícil”. En una entrevista ese día agregó que no es práctico tratar de retomar todo el territorio que Ucrania ha perdido a Rusia desde el 2014. “No creo que podamos recuperar todo nuestro territorio por medio de una acción militar”, dijo Zelensky a la televisión holandesa. “Si decidiéramos hacer eso, nos costaría cientos de miles de vidas. Queremos luchar hasta el último suspiro, pero no hasta el último hombre”.

Mientras tanto, las consecuencias de la guerra de Moscú continúan extendiéndose por todo el mundo. La agresión iniciada por Vladimir Putin le ha dado a Washington un pretexto para consolidar su hegemonía militar en Europa mediante la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). El asalto ruso, y las sanciones que Estados Unidos y Europa han impuesto como respuesta, plantean peligros cada vez más mortales para los trabajadores de todo el mundo.

Inminente escasez de alimentos

El principal de ellos es la inminente escasez de alimentos. Ucrania es el mayor exportador mundial de aceite de girasol, el cuarto mayor exportador de maíz y el quinto mayor exportador de trigo. El control ruso de la parte norte del Mar Negro impide en gran medida que estos productos puedan exportarse hoy en día. Según los informes, el resultado es que más de 20 millones de toneladas de grano se están pudriendo. Impulsado por su objetivo de subyugar a Ucrania, o al menos usurpar partes de su territorio, Putin ha mostrado un desprecio total por las necesidades de los trabajadores y agricultores en todas partes.

Las sanciones contra Rusia lideradas por Estados Unidos solo han aumentado el peligro de que aumente la escasez de alimentos, el hambre y la desnutrición para millones de personas. La verdad es que estas medidas, que supuestamente tienen como objetivo castigar a Putin y a los ricos empresarios rusos, han afectado más duramente a los trabajadores en Rusia y en otros lugares. Rusia también es uno de los mayores exportadores de granos del mundo. Millones de personas en otros países, como Egipto y el Líbano, dependen de esas exportaciones para satisfacer sus más básicas necesidades alimentarias. Por lo tanto, las sanciones imperialistas también ponen en peligro a los trabajadores y agricultores en todas partes.

La guerra y las sanciones también han acelerado la presión inflacionaria sobre los precios de los alimentos y la energía en todo el mundo. El alza de los precios se ha extendido a prácticamente todos los bienes y servicios, disminuyendo el poder adquisitivo de los salarios de los trabajadores.  

Moscú está aprovechando estas presiones inflacionarias para recaudar miles de millones, lo que le permite resistir las sanciones y continuar financiando su maquinaria de guerra.

“Incluso si algunos países detienen o eliminan gradualmente las compras de energía, los ingresos de Rusia por su petróleo y su gas serán de aproximadamente $285 mil millones este año, según los cálculos de Bloomberg Economics basadas en proyecciones del Ministerio de Economía”, informó Bloomberg News el 1 de junio. “Eso superaría la cifra del 2021 por más de una quinta parte. Agreguemos otros productos básicos y eso compensa con creces los $300 mil millones en reservas extranjeras congeladas como parte de las sanciones”.

Máquina de dinero. Los ingresos de Rusia se benefician del aumento de los precios de las materias primas. (Fuente: Banco de Rusia)

Por sí solos, los ingresos de Rusia por la exportación de petróleo han aumentado en un 50% con respecto al año anterior, dijo Bloomberg News, en gran parte debido al aumento vertiginoso de los precios de la energía. La agencia de noticias continuó: “Estados Unidos ya ha proscrito el petróleo ruso, pero Europa solo se está destetando lentamente de esta dependencia. Eso le está dando a Moscú tiempo para encontrar otros mercados—como los gigantes India y China que consumen tantas materias primas—limitando así el daño a sus ingresos de exportación y a las arcas con que financia su guerra”.

A medida que todo esto se va desplegando, crece el peligro de una intervención militar más directa por Estados Unidos. El Washington Post informó el 26 de mayo que un comité del Senado de Estados Unidos escuchó el testimonio del general Christopher Cavoli, comandante del conjunto de las fuerzas del Ejército de Estados Unidos en Europa y África. Cavoli también está a punto de convertirse en el próximo comandante supremo de todas las fuerzas de la OTAN. Según el Post, Cavoli advirtió “que el bloqueo de Rusia a las exportaciones de granos de Ucrania podría activar redes terroristas en otras partes del mundo y eso pudiera requerir la intervención militar de Estados Unidos para garantizar que los mercados globales no se desestabilicen”. Cavoli también insinuó que en algún momento “el ejército estadounidense podría involucrarse en un esfuerzo por garantizar que las exportaciones de Ucrania puedan reanudarse”.

Finlandia y Suecia solicitan unirse a la OTAN

Esta amenaza surge cuando la OTAN se prepara para una expansión. Los gobiernos de Suecia y Finlandia han solicitado formalmente adherirse, una medida que todos los miembros imperialistas de la alianza han acogido con satisfacción. Las objeciones que ha hecho Turquía a estas solicitudes—probablemente con la intención de obtener concesiones de Washington—han moderado la esperanza de que ocurra una rápida admisión de los dos estados nórdicos. Ankara ha barnizado sus objeciones con su reaccionaria oposición a la lucha de los Kurdos por la autodeterminación, lo que en últimas cuentas tiene muy remotas probabilidades de impedir la expansión de la OTAN.

La OTAN siempre ha afirmado que es una alianza “defensiva”. Sin embargo, desde sus inicios siempre ha sido, y sigue siendo, el principal instrumento para garantizar la dominación militar de Europa por Estados Unidos.

La alianza militar liderada por Estados Unidos originalmente afirmó que su existencia estaba predicada por la Guerra Fría con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Pero la Guerra Fría terminó hace más de 30 años con la caída de la URSS y el posterior restablecimiento del capitalismo en la antigua Unión Soviética y los estados de Europa Oriental que conformaban el Pacto de Varsovia. La OTAN, sin embargo, no se disolvió tras el colapso del Pacto de Varsovia, sino que se expandió agresivamente, incorporando a antiguos miembros del Pacto de Varsovia como Polonia, Hungría y otros.

Países europeos listados por el año en que ingresaron a la OTAN. El Mapa no incluye a Estados Unidos y Canadá, los miembros de la OTAN en América del Norte. (Mapa por Statista)

La existencia misma de la OTAN, y cualquier expansión adicional, son una amenaza para la paz mundial.

Putin ha dicho que su agresión contra Ucrania es necesaria para evitar esa expansión. El resultado ha sido lo contrario. Él les ha dado a las potencias imperialistas, y sobre todo a Washington, una oportunidad dorada. Ahora pueden pavonearse falsamente como defensores de la paz, la democracia y la autodeterminación como respuesta a la guerra de Moscú mientras refuerzan a la OTAN.

En este sentido, las acciones de Putin no son muy diferentes a las de Saddam Hussein cuando éste ordenó a las fuerzas iraquíes invadir Kuwait en 1990. Al igual que la invasión de Ucrania por parte de Putin, esa acción militar fue una violación de la soberanía de otro país. Le dio a Washington la excusa que estaba buscando para enviar cientos de miles de sus tropas al Medio Oriente. Preparó la escena para una guerra más amplia cuando Estados Unidos invadió Irak en el 2003.

Washington no ve—todavía—cómo intervenir en Ucrania con sus propias tropas. Pero ha aprovechado la oportunidad para expandir la OTAN.

Los trabajadores deben oponerse a la OTAN y a su expansión. Las sanciones que Washington, París, Londres y sus aliados han impuesto contra Rusia deben levantarse de inmediato. Moscú debe cesar las hostilidades, salir de Ucrania ya y poner fin al bloqueo de los puertos del país sin más demora.

Algunos de la izquierda en Estados Unidos y otros países afirman que los enfrentamientos en Ucrania no son más que una guerra entre Washington y Moscú donde Ucrania es el intermediario. Ese argumento le niega al pueblo ucraniano el derecho de luchar por su defensa propia y su autodeterminación. Es un punto de vista totalmente erróneo. Reduce al pueblo de Ucrania al papel de espectador indefenso en un conflicto entre “grandes potencias”. La resistencia popular en Ucrania, que se ha enfrentado a la muerte y la devastación a una escala terrible, es clara evidencia de lo falsa y peligrosa que es esa posición política.

Una lección muy útil de la Segunda Guerra Mundial

Todas las potencias imperialistas buscan sacar provecho del acontecer en la política mundial para promover sus propios intereses. Eso no es nada nuevo.

Un evento de la Segunda Guerra Mundial nos presenta una lección muy útil. La guerra en China durante esa conflagración mundial comenzó con la brutal invasión del país por el imperialismo japonés. El gobierno de Estados Unidos respaldó a China contra Japón, proporcionando ayuda militar y de otros tipos al régimen de Chiang Kai Shek. A pesar de la naturaleza dictatorial de ese gobierno—que había ahogado en sangre la revuelta china en los años de 1925 a 1927—los revolucionarios apoyaron el derecho de China a defenderse. A pesar de su de su retórica, Washington actuó en su interés propio, y no en la defensa genuina de la autodeterminación de China.

Esto quedó bien claro cuando la derrota de Japón marcó el fin de la Segunda Guerra Mundial. En el momento en que régimen de Chiang Kai Shek se vio amenazado por una revolución popular, Washington comenzó a hacer preparativos para una intervención militar más directa en China en contra de las masas insurgentes. En la región del Pacífico apareció entonces un movimiento basado en los soldados rasos y marineros estadounidenses ordinarios—quienes al exigir: “¡Es hora de llevarnos a casa!”—impidieron que el gobierno de Estados Unidos pudiera enviar a sus fuerzas militares para oponerse a esa lucha popular. La revolución china triunfó poco después.

Soldados de Estados Unidos se oponen a ser trasladados al teatro del Pacífico en octubre de 1945. Después de la Segunda Guerra Mundial, las tropas estadounidenses rechazaron los esfuerzos de Washington de mantenerlos en Asia y usarlos para aplastar las luchas anticoloniales en Filipinas, China y otros lugares. Las acciones organizadas por los comités de soldados y respaldadas por sectores del movimiento obrero forzaron la desmovilización militar de más de nueve millones de soldados a mediados de 1946.6.

La historia de ese suceso aparece en línea en el artículo “1945: Cuando las tropas norteamericanas dijeron ‘No’ ” (que aparece en español en la revista Nueva Internacional No. 1).

La situación actual en Ucrania no es directamente análoga. No se está desarrollando en ese país una revolución anticapitalista. La lucha del pueblo ucraniano se limita a defender su derecho a la autodeterminación nacional. El ejército ucraniano, las unidades de tropas territoriales voluntarias y millones de otros ciudadanos de ese país están luchando para evitar que Moscú los arrastre de nuevo bajo la bota del chovinismo Gran Ruso. Esa sigue siendo la principal dinámica política de la guerra hoy en día, a pesar de las intrigas del gobierno de Estados Unidos y sus aliados.

Las medidas antidemocráticas de Zelensky

El apoyo a la autodeterminación de ucraniana y el llamado por un fin inmediato a la invasión de Moscú no implica de manera alguna apoyo político al gobierno de Zelensky. En una entrevista que Panorama-Mundial reimprimió recientemente, la activista ucraniana Yuliya Yurchenko explicó:

“La elección de Zelenski fue un rechazo popular a las divisiones chovinistas y una expresión de la esperanza de paz. Es una figura interesante. Detrás de él hay un conjunto de fuerzas oligárquicas y campañas basada en una promesa de paz y contra la corrupción, aunque ingenuas.

“Al fin y al cabo ha gobernado como cualquier otro político neoliberal, no logró asegurar la paz y supervisa la corrupción y el saqueo oligárquico que continúan. Además de eso, fue expuesto como incompetente para gobernar. Su índice de aprobación ha bajado a medida que el nivel de vida se desploma.

“Es muy poco probable que hubiera sido reelegido antes de desatarse esta guerra. Pero ahora es un héroe de guerra y tiene la garantía de ganar un segundo término si Ucrania sigue existiendo como un estado-nación con un proceso electoral democrático al final de esta guerra”.

La entrevista completa está disponible aquí.

El 20 de marzo Zelensky utilizó los reglamentos de la ley marcial para suspender a 11 partidos políticos. El parlamento de Ucrania respaldó la medida, convirtiéndola en una prohibición total el 14 de mayo.

El gobierno de Zelensky ha tomado otras medidas para restringir los derechos democráticos. El New York Times informó el 25 de abril que Zelensky “combinó seis estaciones de televisión que anteriormente competían entre sí en un solo medio de noticias. La fusión, dijo, era necesaria para la seguridad nacional, pero eso frustró a sus opositores políticos y a los defensores de la libertad de expresión.

Estas medidas antidemocráticas han debilitado la lucha por defender la soberanía de Ucrania. Debemos oponernos a ellos sin vacilar.

Igual de peligroso es el mensaje político que Zelensky y su gobierno proyectan todos los días. Le dicen al pueblo ucraniano que el imperialismo estadounidense, y sus socios menores en Europa, no sólo son aliados confiables, sino un ejemplo a emular. Eso es totalmente falso. Esto hace, además, que sea más difícil para el pueblo ucraniano hacer un llamado a la solidaridad de los trabajadores de todo el mundo, especialmente en los países semicoloniales. Muchos de ellos saben muy bien que, cuando se trata de la autodeterminación, la hipocresía de Washington no puede enmascarar su largo historial de usar ese mismo poder militar brutal que Putin usa hoy para imponer su propia voluntad. Lo ha hecho muchas veces antes y lo volverá a hacer.

La naturaleza engañosa de la política de Estados Unidos

Es igualmente necesario que los trabajadores en Estados Unidos reconozcan la naturaleza tan engañosa y peligrosa de la política de Estados Unidos en esta guerra. Washington tiene como objetivo influenciar el resultado de la guerra para fortalecer su propia mano como la principal potencia militar en Europa. Eso puede incluir una fuerte oposición a Putin hoy y compromisos tácticos con él mañana. En cualquier escenario, el factor decisivo serán los intereses políticos y económicos de la clase capitalista estadounidense—y no el derecho de Ucrania a la autodeterminación.

El reciente Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, brindó una clara evidencia de esto. Allí, el ex secretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger—arquitecto de la política exterior de Estados Unidos durante décadas y responsable de la carnicería estadounidense en Vietnam, Chile y otros lugares—”instó a Estados Unidos y Occidente a no buscar una derrota vergonzosa para Rusia en Ucrania, advirtiendo que podría dañar la estabilidad de Europa a largo plazo”, informó el Washington Post en un artículo del 24 de mayo. “Después de decir que los países occidentales deberían recordar la importancia de Rusia para Europa y no dejarse llevar ‘por el estado de ánimo del momento’, Kissinger también presionó para que Occidente obligara a Ucrania a aceptar negociaciones con un ‘status quo ante’, lo que significa el estado de cosas anterior”.

El Post continuó observando: “Kissinger, un defensor desde hace mucho tiempo del enfoque de realpolitik, que predica que las naciones ponen sus objetivos prácticos por encima de la moral y los principios, instó a los líderes europeos a no perder de vista el lugar de Rusia en Europa y posiblemente arriesgarse a que el país forme una alianza permanente con China”.

Los “objetivos prácticos” del imperialismo estadounidense son mantener su dominio económico y político en Europa y el mundo. Para Kissinger y otros que implementan la política estadounidense, la “moral y los principios” no son más que retórica destinada a ocultar esos objetivos.

Todos estos factores conforman el contexto de la guerra actual.

Protesta de ciudadanos ucranianos el 5 de marzo del 2022 en Melitopol, una ciudad ucraniana bajo la ocupación de fuerzas rusas. ‘¡Váyanse a casa!’ coreaban en ruso frente a las tropas de ocupación.  (Foto: Tatiana Kumok / Storyful)

Los trabajadores en Ucrania se enfrentan a muchos desafíos políticos. Para abordar esos desafíos y encontrar la manera de salir adelante es necesario quitarse la bota de Moscú del cuello. Es por eso que la lucha contra la invasión de Putin y por la autodeterminación de Ucrania sigue exigiendo nuestro apoyo.


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